lunes, 17 de diciembre de 2012


El agro estornudó, pero el resfrío ya no se cura solo

A modo de balance, los productores y cadenas afines acusan problemas de competitividad y piden mejores reglas en lo económico e institucional.
El agro y Brasil estornudaron y la economía doméstica se resfrió, con el riesgo de caer en una pulmonía. Se desaceleró la producción de granos (unos 10 mil millones de dólares menos) y se resintieron las exportaciones industriales.
Si a estos ingredientes se los mira en un todo con los desajustes en el “modelo” y la pérdida de competitividad de las diferentes plataformas productivas, se tiene una versión gruesa del balance de este 2012 que se va.
Para el nuevo calendario, los referentes del agro –en las respuestas que dieron para esta edición de La Voz del Campo – mantienen un semáforo con luz amarilla: la recuperación de la producción agrícola y de soja en particular, de la mano del clima, no deberá ser anotada como condición suficiente para una reacción más segura y contundente del aparato productivo.
El mundo no se cayó. Entre los empresarios y en las cadenas agropecuarias se advierte que los problemas emergentes, con diferentes actividades caminando a media máquina o retrocediendo, no obedecen a que el mundo se le cayó encima a la Argentina, como insiste cierto relato, sino que hay que buscarlos puertas adentro de la gestión oficial.
Esto por cuanto si algo corrobora que “el mundo” jugó a favor de la Argentina son los precios récord que alcanzaron los granos, y que siguen alimentando las chances de oxigenación interna para los próximos meses.
¿Y las reglas? Las demandas de reglas apropiadas no sólo transitan el carril económico; también alcanzan al delicado plano institucional.
Lo subraya, por ejemplo, Rubén Ferrero, titular de CRA: “Estamos viviendo un momento complicado no sólo como productores, sino como ciudadanos. El debate no existe y el pensamiento único pretende desplazar al pensamiento crítico y anularlo. Hay un gran deterioro de la calidad institucional” (ver cuestionario en página 4).
Desde una vereda no estrictamente gremial, las cuatro cadenas por cultivo identificadas como Acsoja, Asagir, Maizar y Argentrigo plantearon que la Argentina cuenta con un escenario internacional y con condiciones de competitividad para alcanzar las metas nominadas en el Plan Estratégico Agroalimentario.
Del mensaje conjunto de estas cadenas cabe extraer un par de anotaciones: la idea de avanzar en esquemas de articulación entre el sector público y los privados detrás de objetivos como política de estado. Por caso, el que figura en el enunciado de “industrializar la ruralidad” para agregar más eslabones y productos (lectura: articulación amplia, sin clientelismos o exclusión de los que no son “del palo”).
El otro apunte es que se necesitarán reglas más claras en materia impositiva, dado que hoy este factor restringe la competitividad y retrasa muchas inversiones.

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