sábado, 8 de diciembre de 2012

Argentina: Avanzan sobre nuevas variedades de durazno


El sector quiere incorporar variedades de maduración extratemprana y extratardía.
Con la incorporación de variedades que maduran mucho antes y mucho después que las existentes en la zona, el sector del durazno de industria se prepara para sortear uno de los mayores problemas operativos que debe afrontar la actividad, que es la concentración de la cosecha de ingreso de la fruta a los establecimientos industriales.
El proyecto “Ampliación del espectro de cosecha, mediante la incorporación de variedades de maduración extratemprana y extratardía”, se enmarca en el contexto de las líneas de Proyectos Federales de Innovación Productiva-Eslabonamientos Productivos del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la República Argentina.
La iniciativa surgió ante la necesidad de ampliar el panorama varietal de duraznos para industria (duraznos en conserva de los cuales Argentina es el 5°productor y exportador mundial), a los efectos de evitar cuellos de botella durante la cosecha y posterior procesamiento en fábrica.
La innovación genética en este sentido, es de carácter estratégico en todos los países productores (EEUU, Unión Europea, Chile, Sudáfrica, Australia), y todos ellos cuentan desde hace décadas, con líneas de investigación propias para la generación de nuevas variedades y para la prueba de adaptación de variedades generadas en otros lugares del mundo a sus condiciones locales.
El proyecto argentino
Argentina encaró a partir del año 2008 un proyecto específico para ampliar su panorama varietal con dos componentes principales: por un lado generando cruzamientos interespecíficos que dieran lugar a nuevas líneas genéticas propias para evaluar, y al mismo tiempo importando nuevas variedades desarrolladas en algún otro centro especializado del mundo a nivel de ensayo científico para evaluar su comportamiento en las condiciones locales.
Para ello, la Federación Plan Estratégico de Durazno para Industria (FePEDI) presentó un proyecto al Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, en el marco de la convocatoria PFIP-ESPRO 2009. La iniciativa fue aprobada, y es financiada -por partes iguales- por el sector privado a través de esa entidad y por el MinCyT.
Este proyecto cuenta con el aval y la participación, a través de los recursos humanos y físicos (laboratorios, parcelas experimentales, instrumental, etc.) de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Junín; mientras que la coordinación es responsabilidad de la Fundación Instituto de Desarrollo Rural (IDR).
Las líneas de trabajo
El Ing. Agr. Alfredo Baroni, coordinador técnico del IDR, explica que este proyecto contempla tres herramientas centrales. “Una, la evaluación del material actualmente existente en la Argentina que no esté suficientemente difundido. Para avanzar en esta línea se implantaron 7 parcelas de ensayo en los tres oasis, en las cuales se están evaluando 4 variedades”.
Explica que “en todas ellas se evalúan variables tales como rendimientos, tamaño de fruto y características fenológicas, características industriales y conservación frigorífica”. Y agrega que “además se han evaluado otras variedades como para poder comparar los resultados obtenidos y se han realizado evaluaciones organolépticas sobre los duraznos elaborados”.
Por otra parte, se realizan cruzamientos interespecíficos de diferentes variedades de durazneros en condiciones controladas, a los efectos de obtener nuevas variedades locales, su posterior evaluación, el patentamiento de aquellas que resulten adecuadas y su difusión”.
Aclara que “si bien es la línea que requiere mayores tiempos para lograr resultados y de mayores costos económicos (son necesarios 6 años mínimos para comenzar a contar con material evaluado), es también la que mayores beneficios generará en el largo plazo”.
En la actualidad, se cuenta con tres generaciones de cruzamientos que han dado lugar a 72 nuevas líneas que están siendo evaluadas, de más de 800 cruzamientos realizados.
Importación de material vegetal
Esta es la tercera herramienta de trabajo que contempla el proyecto. En el INTA Junín, se ha levantado un invernadero de grandes dimensiones con tela antiáfidos, para que sirva a los efectos de predio cuarentenario, aislado de su entorno, de manera de ubicar en su interior material genético traído del exterior hasta su liberación. Ese invernadero alberga a 50 portainjertos en macetas de 40 litros. Están preparados para injertarles material de otras variedades.

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