lunes, 29 de octubre de 2012


Cóctel con los Wallabies y cómo tacklear al propio equipo

Que para el partido con los Pumas en Rosario, los Wallabies vinieran acompañados por una gran comitiva de hinchas fanáticos no es ninguna novedad para un país que respira rugby. Lo que llamó la atención fue que muchos de los que hacían sonar los pitos y las matracas le hacían honor a la cerveza y [...]
Que para el partido con los Pumas en Rosario, los Wallabies vinieran acompañados por una gran comitiva de hinchas fanáticos no es ninguna novedad para un país que respira rugby. Lo que llamó la atención fue que muchos de los que hacían sonar los pitos y las matracas le hacían honor a la cerveza y lucieron la camiseta amarilla durante toda la estadía, eran empresarios e inversores de la agroindustria. Cuarenta de estos australianos, en una demostración que lo útil y lo placentero pueden ir de la mano, asistieron al cóctel y presentación de “Oportunidades de Negocios e Inversiones con Australia”, en la Bolsa de Comercio de Rosario. Lo organizó la intendenta socialista de Rosario, Mónica Fein, que demostró tener tanto los reflejos suficientes para aprovechar estas oportunidades como un buen feeling con la embajadora australiana, Patricia Holmes.
Los australianos no fueron la excepción al interés que despiertan las potencialidades que tiene Argentina para crecer significativamente en la producción de alimentos. Durante el encuentro sobrevoló ese lugar ya común de “hay muy pocos lugares en el mundo que puedan satisfacer el incremento de demanda futura de alimentos”.
Bernardo Piazzardi, profesor del centro de agronegocios de la Universidad Austral, suele justificar su optimismo a toda prueba y mal curado haciendo cuentas. Estima que en menos de ocho años China adicionará a su consumo de maíz 50 millones de toneladas. Es decir, dos cosechas argentinas. Su cálculo está basado en la estimación de un mayor consumo de carne porcina que tendrán los 1300 millones de chinos que pasarían de los 36 kilos a los 47 kilos en 2020. Cuesta poner en duda la aritmética de Piazzardi cuando la mejora continua de la dieta china se ha convertido en un hecho incontrastable. Hoy consumen el doble de la carne porcina que consumían en 1990. El fenómeno no es menor por la velocidad y las dimensiones: en una veintena de años se logró satisfacer las necesidades de cientos de millones de estómagos.
Sin embargo, el hechizo que provoca todo lo que en nuestro país está en potencia se desvanece cuando aparecen las limitaciones que imponen actualmente las marchas y contramarchas de la política y la economía.
Es lo que seguramente deben haber experimentado los empresarios e inversores australianos una vez terminado el cóctel en el recinto de la Bolsa. Hay una lente de aumento cuando se nos observa de afuera. Lo que nosotros vemos como un funcionamiento cotidiano causa alarma o como reflexionaba esta semana una importante funcionaria de una multinacional, “me llama la atención cómo ustedes pueden administrar las empresas y tomar decisiones de negocio en un contexto de gran incertidumbre y tan cambiante”.
Incertidumbres que se generan a partir de algunos gestos oficiales que llegan a extremos inimaginables. ¿Será conveniente discutir la propiedad privada si se quiere atraer inversiones, producir más y lograr un desarrollo sustentable? Un técnico asesor del Ministerio de Agricultura no daba crédito a lo que escuchaba en el entorno cercano al subsecretario de Agricultura Familiar, Emilio Pérsico, en el que abiertamente se discutía este concepto básico consagrado en la Constitución nacional. La decisión presidencial de tener a Pérsico como funcionario y de haberle dado la misión de reorganizar la Corriente Agraria Nacional y Popular (Canpo) para que funcione como una usina de proyectos en temas agropecuarios, se la observa en los pasillos del ministerio como “haber puesto a Drácula al cuidado del banco de sangre”.
El problema todavía irresuelto es cómo aprovechar la oportunidad que nos brinda el mundo o cómo dejar de autocastigarnos. Sobran los ejemplos. No cumplir con la última cuota Hilton significó una pérdida de 181 millones de dólares, según lo calculado por Néstor Roulet, ex vicepresidente de CRA. El maíz presenta el caso más actual. A pesar de los buenos precios y como un reflejo del cansancio de los chacareros con el sistema imperante de permisos de exportación, se sembrará menos maíz que la campaña pasada, 3,4 millones de hectáreas. “Este año hubiera sido ideal sembrar 6,5 millones de hectáreas de maíz, cosechar unas 50 millones de toneladas y capitalizar este mercado espectacularmente atractivo en materia de precios”, se lamentaba Enrique Erize, titular de Nóvitas en Agrotendencias, organizada esta semana por la Federación de Acopiadores.
A propósito, el seminario dejó en claro que uno de los efectos más perniciosos que tiene la inflación es la generación de un escenario excluyente: el cortoplacismo. Los que toman las decisiones productivas comienzan a bajar la vista y perder el contexto. El mismo fenómeno ocurre a nivel país. Para salir de la misma, Jorge Remes Lenicov, el ex ministro de Economía que efectuó la salida formal de la convertibilidad y diagnosticó que la economía se encuentra actualmente en estanflación, ofreció su receta. “El corto plazo se resuelve con los cuatro pilares con los que funcionó la economía argentina del 2002 al 2007, que son: equilibrio fiscal, el superávit en la cuenta corriente del balance de pagos, un tipo de cambio competitivo y baja inflación. Esto despeja el panorama para tener un desarrollo de mediano y largo plazo.”
A la inflación no hay que subestimarla porque un día nos puede hacer olvidar que el mundo nos brinda una oportunidad.

resumen

600
millones de dólares
Es el reclamo de la AFIP a los exportadores de granos por el que se paralizó el mercado.

la frase

Luis Etchevehere
Presidente de la SRA
“No entiendo por qué el Gobierno no participa en el evento de IDEA”.

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