viernes, 30 de julio de 2010

Reflexiones de CRA sobre la reciente visita a China y el llamado a “desojizar"












Hace algún tiempo atrás se incorporó al lenguaje político nacional el término “sojización”, por aquellos días en que la Sra. Presidente de los Argentinos nos informó, primero su calidad de experta en temas agropecuarios (aprendido en los primeros 15 días del conflicto), y, luego, su caracterización de “yuyo” para denominar a la mayor y más competitiva producción oleaginosa del país.

Por estos días, nuevamente la Sra. Presidente ha recuperado la utilización del término “desojizar”. Esta vez en su visita a China -país que concentra la demanda más importante de nuestra producción sojera - su mención, nuevamente, ha sido cuanto menos desafortunada.

En efecto el aceite de soja es el principal producto que Argentina exporta a China y detrás de cada tonelada exportada existe una impresionante cadena de trabajo, actividad económica, tecnología, inversión e ingresos de divisas cuyos efectos alcanzan no solo a los productores agropecuarios, que no debiera ser castigada ni desde los hechos ni tampoco desde la utilización maliciosa del idioma.

Los hombres y mujeres que trabajan todos los días en los distintos eslabones de la cadena que hacen una tonelada de soja que se exporta - ya sean investigadores, científicos, industriales, transportistas, trabajadores, comerciantes, empresarios de distintos rubros y por supuesto contratistas y productores agropecuarios entre muchos otros - han optado por una vida de trabajo cierto, digno y con esperanzas, invirtiendo sus ahorros en el país sin especular con el asistencialismo o el favor del puntero de turno.

Recorrer el interior productivo permite asumir con conciencia plena que la soja, hoy dinamiza la vida económica y constituye un motor de la expansión real del interior del país. Y este efecto tan claro en los pequeños pueblos, también hoy se nota y se siente en las grandes ciudades.

Llamar a desojizar, es no entender lo que pasa o aún peor, pretender desarmar un esquema virtuoso de trabajo y producción, No nos extraña. Gran parte del crecimiento de la soja es consecuencia de las deliberadas intervenciones de este gobierno con otras producciones a las que se les ha condicionado su futuro y no sería novedoso que desojizen al país primero con las palabras y finalmente con las políticas.

En la Argentina que vivimos, antes que “desojizar”, habría que desarraigar la corrupción, terminar con los negocios de amigos, volver a darle a las instituciones su sentido ético, respetar la Constitución y las leyes, para así generar la confianza que permita un país con mayor inversión, con más fuentes de trabajo, con mayor desarrollo cultural, económico y social.
Pero claro pareciera una vez más que para este gobierno siempre es más fácil deshacer que construir.

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