La empresa alemana proveedora de tecnología para Bioeléctrica postuló a la planta de Río Cuarto por su integración de bioetanol, biogás, burlanda y biofertilizantes
Todos los años se realiza un Congreso Mundial de Biogás en el que se entregan premios a desarrollos vinculados a esta energía alternativa en diferentes rubros: salud y seguridad, investigación y desarrollo, y economía circular, entre otros.
En 2020, estos galardones tuvieron un actor protagónico cordobés: la planta de generación de energía de Bioeléctrica, en Río Cuarto, fue elegida como un modelo a nivel global de economía circular.
Según explicó Germán Di Bella, director de Bioeléctrica y de Bio 4, la empresa Krieg & Fischer (K&F) Ingenieure de Alemania es una de las proveedoras de la tecnología que se utiliza para transformar silaje de maíz, vinaza y aceite usado, entre otros insumos, para alimentar el biodigestor que produce el biogás que moviliza una turbina que genera energía eléctrica que se sube al Sistema Argentino de Interconexión (Sadi).
En esta oportunidad, K&F decidió postular a la planta riocuartense por su integración entre bioetanol y biogás que es casi única a nivel mundial.
“Es algo muy revolucionario lo que logramos, porque prácticamente no hay otro lugar del mundo en que utilicen vinaza liviana, que es un residuo de la producción de etanol a base de maíz, para fermentar en un biodigestor. En Europa no hay; solo conocemos un caso, en Estados Unidos, pero que no sabemos por ejemplo qué hace con los otros desechos que quedan de la producción”, explicó Di Bella.
Y amplió: “K&F provee la tecnología para un 30 por ciento de las plantas de biogás de Alemania y cuando les planteamos de utilizar la vinaza, nunca lo habían hecho”.
En este marco, uno de los aspectos que distingue a Bio 4 y Bioeléctrica es que además de utilizar la vinaza liviana para alimentar la planta de bioenergía, utiliza la burlanda que queda de la descomposición del maíz para nutrir a los novillos que tiene en el feedlot denominado Bio 5.
Asimismo, esta apuesta por la economía circular se completa con la utilización del biofertilizante que queda como saldo final: la parte líquida se arroja en los campos del maíz que se usa para producir bioetanol, y la parte sólida en una huerta hidropónica.
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