Desde el punto de vista agroecológico, sabemos que el impacto de la agricultura sobre las especies nativas es real e inevitable. Se sabe que las comunidades de plantas nativas se ven modificadas cuando se introducen cultivos en nuevas áreas.
Una vez que los sistemas de cultivo se introducen, las comunidades de malezas tienden a cambiar en respuesta a los factores inherentes a las perturbaciones de los sistemas de cultivo, por lo general obligan a las poblaciones de malezas a cambiar y adaptarse a las tecnologías introducidas. Por lo tanto, la composición florística de las comunidades de malezas puede resultar no sólo de variaciones estacionales, ciclos agrícolas, o la degradación del suelo en la agricultura, sino también de algún factor agronómico asociado con la producción de cultivos.
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