lunes, 12 de junio de 2017

Israel, la nación que desarrolló una próspera agricultura en medio del desierto

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El desarrollo de una cultura del agua y la aplicación de tecnología especializada en el reciclaje del líquido elemento han obrado un milagro productivo. Un ejemplo que vale repasar.

En muchos sentidos, Israel es un país que ha sido ejemplar, especialmente si nos referimos al desarrollo tecnológico aplicado a desarrollar medios de producción. Es el caso de la agricultura, una industria próspera en una nación que está en medio del desierto. ¿Cómo se logró este milagro? Con un elemento clave: gestión inteligente del agua.

Raphael Singer, embajador de Israel en Perú, explica que la historia de su país con el agua es muy particular pues su territorio está constituido en un 70% por desierto. Y los afluentes que lo rodean no son de mucha ayuda: “Tenemos el mar de Galilea que no es mar; el Mar Muerto que es más bien un lago en el punto más bajo del mundo”, señala. 

La revolución con respecto al uso del agua, apunta, viene desde antes de la independencia de Israel, pues ya en los años 30 sus dirigentes comenzaron a desarrollar programas de manejo y cultura del agua. 

“En los años 50 comenzamos a construir túneles desde el norte de Israel para aprovechar el agua para nuestra población así como irrigar el desierto que hoy es una zona de producción”, sostiene. 

Luego, el avance tecnológico hizo su parte: hoy, Israel recicla el 85% de sus aguas residuales a través de plantas especiales para este fin que le permiten desarrollar la agricultura, especialmente en la zona sur del país. Es el índice más elevado que se puede encontrar en el mundo de reciclaje de agua. 

La embajada explica que las aguas residuales se recogen a través de grandes tubos, tras lo cual se retiran los sólidos y se le insertan microorganismos que consumen material orgánico y purifican el agua.

“Recogemos los efluentes y los recargamos en el suelo. Esta tecnología es muy especial y fue desarrollada en Israel. A fin de año recargamos esta agua para usarla en todo tipo de cultivos”, señalan. 

Desde luego, nada de esto hubiera sido posible sin inversión en investigación y desarrollo, rubro en que Israel invierte cada año el 8% de su PBI. Así, no solo satisface sus necesidades internas sino que exporta al año más de 2 millones de dólares en tecnología para el agua. 

“La experiencia de Israel ahorrando y produciendo agua puede ser compartida en muchas regiones del mundo”, dice Singer, pensando sin duda en Perú y sus grandes recursos hídricos que requieren gestión inteligente. 

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