viernes, 9 de junio de 2017

España: Los productores de melón y sandía siguen sin decantarse por el control biológico



El control biológico en la agricultura intensiva de Almería es una realidad desde hace varios años, aunque no en todos los cultivos. Los agricultores de melón y sandía, producciones típicas de la primavera, continúan sin decantarse de forma definitiva por el uso de fauna auxiliar para controlar las plagas. Y lo hacen, según afirman muchos de ellos, por la brevedad de su ciclo de cultivo. Tanto es así que, en esta campaña, la superficie de sandía con control biológico suma apenas 1.400 hectáreas, según los datos de la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, el 16,6% del total. En el caso del melón, las cifras son muy superiores, 1.800 hectáreas, el 77% del total. Sin embargo, siguen sin aproximarse a las cifras alcanzadas en cultivos como el pimiento o el tomate, ambos ya por encima del 90%.

En cualquier caso, y pese a las cifras oficiales, lo cierto es que la mentalidad en el sector y, sobre todo, entre los agricultores, va cambiando y todo hace presagiar que, ya en la próxima campaña, la 2017/2018, la situación podría dar un vuelco. En esto mucho tienen que ver los resultados obtenidos por el control biológico en ambas producciones, pero ya no solo, sino también su repercusión en el inicio del nuevo ejercicio agrícola.

En este sentido, Ana Belén Arévalo, técnico de desarrollo de Agrobío, empresa almeriense productora y comercializadora de soluciones de control biológico, afirma que la utilización de fauna auxiliar sigue siendo la “principal arma” con la que cuentan los agricultores para poder iniciar una nueva campaña sin problemas de plagas. “Si se rompe el ciclo de la plaga, podemos llegar a la siguiente campaña mucho mejor”, co­menta y añade que esto va a permitir, además, “una mejor instalación de los nuevos auxiliares desde el primer momento”.

El inicio de las dos últimas campañas en Almería no fue fácil debido, precisamente, a la presión de plagas. Ya en el mes de agosto pasado, por poner solo un ejemplo, las organizaciones agrarias lanzaron la voz de alarma sobre la alta incidencia de mosca blanca en muchos cultivos y que, a la larga, terminó originando problemas de virosis. Situaciones tan dramáticas como esta, según Arévalo, podrían evitarse con la apuesta firme y decidida por el control biológico en los cultivos de primavera, un método más que posible y que, de hecho, está dando buenos resultados.

Hasta ahora, el problema es­taba en que los agricultores “relajaban” las sueltas de enemigos naturales, de modo que las plagas “volvían a recuperar su libertad de movimiento”. Sin embargo, ya en esta campaña, se aprecia un “cambio de mentalidad” entre los productores, que, según Arévalo, “se están dando cuenta de que las herramientas de control biológico funcionan también en primavera”. Y es que, al igual que las plagas, con altas temperaturas, los auxiliares también se propagan con rapidez por los cultivos y, es más, su utilización permite mantener a raya las plagas, incluso, cuando las colmenas están en el invernadero. Con el control químico, una vez se introducen las colmenas, es imposible tratar la aparición de focos de pulgón o araña, pero el uso de fauna auxiliar hace que, incluso cuando los polinizadores están haciendo su trabajo, “hay auxiliares que están haciendo el control de plagas”.

Teniendo todo esto en cuenta, desde el sector insisten en la eficacia del control biológico de plagas en estos cultivos de ciclo más corto y abogan por su utilización, habida cuenta de su incidencia directa en el inicio del que será el siguiente año agrícola. “La primavera es el momento adecuado para realizar sueltas preventivas que ayudarán a iniciar la campaña con los cultivos lo más limpios posible”, concluye Arévalo.

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