sábado, 28 de julio de 2018

Ricardo Garro: “Tuve que aprender un lenguaje común con agrónomos y veterinarios


En el marco de la Exposición Rural de Palermo, el INTA, con un desarrollo de la estación experimental Anguil, ganó el premio de Oro del Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria (CiTA). La distinción fue por los comederos inteligentes que permiten medir el consumo individual de alimento de los animales, algo que a su […]
En el marco de la Exposición Rural de Palermo, el INTA, con un desarrollo de la estación experimental Anguil, ganó el premio de Oro del Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria (CiTA). La distinción fue por los comederos inteligentes que permiten medir el consumo individual de alimento de los animales, algo que a su vez ayuda a precisar los que son más eficientes en la conversión en kilos de carne. Pese a que es una tecnología que existe en otros países, en el INTA Anguil le dieron características propias para su aplicación para la automatización y optimización de los mismos.
Y Ricardo Garro, investigador y coordinador del laboratorio de robótica del INTA Anguil, estuvo detrás del avance. Aunque no viene del “palo” de la agronomía ni de la veterinaria, entró en el INTA como programador (es ingeniero en sistemas) y fue adquiriendo conocimientos, en un vínculo con colegas de otras disciplinas, que le sirvió para apuntar a este desarrollo. “No vengo de una familia de campo y no tenía conocimiento del sector. Tuve que aprender un lenguaje común con los agrónomos y veterinarios. Y esto (por los comederos inteligentes) la única manera de lograrlo fue a través de un lenguaje interdisciplinario”, dijo el programador, que en la entrega del premio estuvo junto al especialista Aníbal Pordomingo.
El comedero, que llevó más de dos años de desarrollo y ya está listo para su transferencia a alguna empresa que lo quiera comercializar, apunta precisamente a medir el consumo individual. De hecho, en la experimental están evaluando 43 toros con ocho comederos.
¿Cómo funciona la tecnología? “Cada animal tiene una caravana electrónica en la oreja con un chip. Cuando mete la cabeza en el comedero, lo identifica (hay sensores), y ese comedero, a su vez, tiene como una especie de batea con balanzas. Así podemos saber cuánto alimento dio cuando entró y cuánto al salir”, dijo Garro.
En los comederos hay una reja con barrotes que se pueden ajustar por la categoría de animal. Los animales tienen todo el tiempo alimento disponible y comen de a uno.
Si bien ahora el desarrollo está pensado para bovinos, si se adapta se puede hacer también para las ovejas “pampita” para el mismo INTA Anguil.
“Hoy tenemos 43 toros en evaluación con ocho comederos, y con esa cantidad (de comederos) es suficiente”, dijo este programador en sistemas.
“El desarrollo ya está maduro como para poder comenzar la etapa de transferencia de la tecnología a una empresa privada. Estamos hablando con algunas para hacer la transferencia. Lo que estamos buscando es a quien lo venda y haga la posventa”, explicó.
La tecnología se complementa con balanzas, antenas y un dispositivo electrónico que junta los datos de la balanza. Esas antenas mandan la información a una computadora central que almacena los datos de lo que está pasando en los comederos
Además, manda la información a internet para poner la información a disposición del productor para cuando la quiera ver. En el INTA también tienen dos cámaras para monitorear de manera directa el lugar.

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