Generalmente, el invierno es una época bienvenida por los productores porque trae más agua y pastos para los animales, pero cuando se torna intenso, se vuelve un dolor de cabeza por el encharcamiento de los potreros.
Cuando los bovinos empiezan a caminar sobre estos terrenos inestables, las pisadas remueven la tierra húmeda y se pegan a las pezuñas, por lo que arrastran todo el material que puede contener infecciones y provocar problemas como cojeras.
César Jiménez, representante técnico y comercial de Vecol S.A., señaló que las instalaciones del predio son uno de los factores de riesgo más comunes para la aparición de cojeras. Por esta razón, recomendó prestar atención a los caminos y puntos de acceso de salas de ordeño.
“Como las vacas lecheras tienen mayor movilización, están más predispuestas a sufrir de cojera. (…) En las lecherías es importante que las vacas se tengan muy bien sobre sus patas, para que puedan desplazarse al pasto y tener comida”, agregó.
Por eso, es necesario identificar estos factores de riesgo, que pueden ser los caminos cubiertos de barro, para hacer una evaluación periódica y encontrar la relación entre el paso de los animales por estos senderos y la ocurrencia de enfermedades.
Una vez se conocen los puntos más susceptibles a tonarse en barrizales, la acción más prudente es colocar un material duro, como piedra o cemento, teniendo en cuenta que este último es más costoso.
Algunos ganaderos son más recursivos, como el veterinario William González y su hijo, propietarios de la finca La Gonga en Zipaquirá, Cundinamarca, decidieron usar llantas usadas rellenas de tierra o arena, en sitios donde el recebo se hundía en la época de lluvias.
Ambos diseñaron el camino y la forma de rellenar las llantas, y lo cercaron con alambrado eléctrico. Aunque las vacas se rehusaron a utilizar el camino al principio, con el tiempo se acostumbraron a pisar sobre las llantas.
Las cercas eléctricas son una alternativa económica para rodear los potreros, con lo cual se logra que las vacas entre únicamente a los sitios destinados para comer y evitar que pisoteen todo el suelo.
Para evitar el barro en el establo, usted puede aplicar concreto con una pendiente de 6%, para que el estiércol y el lodo que traen los animales sean arrastrados por la gravedad. También puede dejar una capa de aserrín, que se revuelve con los desechos orgánicos y los seca.
Si bien esta alternativa tiene inconvenientes porque el suelo es frío y puede causar problemas respiratorios o podales, usted debe prestar atención a la dieta de las vacas con el fin de proporcionar los nutrientes adecuados y prevenir este tipo de afecciones.
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