lunes, 12 de junio de 2017

El Colegio de Ingenieros Agrónomos bonaerense, una asignatura pendiente


En territorio bonaerense, los profesionales agrónomos que buscan formar parte de un colegio profesional tienen como única opción dirigirse al Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos (CIPBA). Con un universo estimado de 15 mil profesionales agronómicos, esta entidad nuclea a cerca de 1500, que no forman parte del Consejo Superior y no tienen […]
En territorio bonaerense, los profesionales agrónomos que buscan formar parte de un colegio profesional tienen como única opción dirigirse al Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos (CIPBA). Con un universo estimado de 15 mil profesionales agronómicos, esta entidad nuclea a cerca de 1500, que no forman parte del Consejo Superior y no tienen un peso específico en su vida institucional. A nivel provincial, existen asociaciones, consejos y círculos que nuclean a estos profesionales, pero es una representatividad dispersa, al no contar con un órgano que los centralice y permita unificar criterios.
En este escenario, un proyecto presentado por el diputado Ricardo Lassalde, del Frente Renovador, busca revertir esta situación, mediante la creación de un Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la provincia de Buenos Aires (CIAFBA). La iniciativa cuenta con media sanción de la cámara baja y busca su aprobación en el senado bonaerense. En paralelo a este proyecto legislativo, estos profesionales se han agrupado bajo la sigla RAIABA (Red de Asociaciones de Ingenieros Agrónomos de la Provincia de Buenos Aires), en donde buscan afirmar este espacio.
La creación de este colegio permitiría ganar entidad y visibilidad a esta profesión. Entre otras ventajas, sería un destacado órgano de consulta de leyes y contaría con la fuerza necesaria para respaldar la tarea legislativa vinculada al sector agropecuario. Como ejemplo, este año se está debatiendo un proyecto de ley para la aplicación de agroquímicos en la provincia de Buenos Aires, presentado por el senador Alfonso Coll Areco. Y en esta discusión, el rol de los ingenieros agrónomos es de vital importancia.
Para los agrónomos de Buenos Aires, contar con este lugar generaría un espacio de pertenencia, en donde se representen sus intereses y puedan trabajar para valorizar su profesión. Como se mencionó con anterioridad, estos profesionales no tienen espacio en el Consejo Superior del CIPBA, que si bien cuenta con un departamento de Ingeniería Agronómica, en la práctica no tiene relevancia.
Por su naturaleza intrínseca, el universo laboral del ingeniero agrónomo es sensiblemente distinto a sus colegas de otros ámbitos. En el seno del CIPBA, conviven ingenieros mecánicos, civiles y electrónicos por mencionar algunos, que más allá de sus diferencias a la hora del trabajo, se encuentran unidos por una multiplicidad de factores en común. En esta instancia, el día a día de un ingeniero agrónomo es diferente, por eso la necesidad de contar con un espacio propio. Recordemos que Buenos Aires es la única provincia de la región pampeana que no cuenta con un colegio de estas características, y en este punto los agrónomos corren con desventaja frente a profesionales del resto de la geografía argentina.
Mientras los integrantes de esta red bonaerense trabajan para ultimar los detalles que le permitirán contar con su espacio, el CIPBA busca frenar esta iniciativa, mediante la publicación de solicitadas en el ámbito de las redes sociales. En concreto, buscan deslegitimar esta iniciativa, y con ese fin no ahorran munición: los acusan de promover el uso de agroquímicos en perjuicio de la población, y de vínculos íntimos con multinacionales del agronegocio.
Si bien la intención visible de estas acusaciones es minar la credibilidad de este colectivo, en el fondo son completamente inconsistentes, porque vinculan a la profesión de ingeniero agrónomo solo con la agricultura extensiva y el agronegocio.
En el interior de esta red de profesionales que buscan su lugar, conviven quienes trabajan en cultivos como soja, maíz y trigo, pero también están aquellos que se desempeñan en agricultura a una escala más pequeña, como el caso del cordón hortícola platense, por mencionar una. Otro detalle no menor es que son los únicos profesionales con el conocimiento necesario para trabajar en el ámbito de la aplicación de agroquímicos. Un “detalle” que el CIPBA pasa por alto, en su intención de detener -por cualquier vía- a los agrónomos de Buenos Aires.

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