El año pasado, a esta altura, la temporada de caballa llevaba casi un mes de pleno desarrollo y en agosto de 2016 la flota declaró desembarques por 2452 toneladas, que mantenían ocupados a los obreros efectivos y temporales de las seis conserveras que todavía se mantienen en pie en la industria marplatense.
Este año la estadística marca que se llevan desembarcadas 138 toneladas. El primer viaje al sur del 39º S con objetivo al magrú lo completó a principios de semana el Gustavo R, uno de los fresqueros de José Ramaci.
“No hubo quejas”, dijo el armador ante la consulta de REVISTA PUERTO por el tamaño del pescado que compró la conservera Marbella. Del precio prefirió no dar muchas precisiones. “No mucho mejor que el año pasado”, dijo Pipo.
Otras fuentes consultadas revelaron que rondó los $ 12 por kilo, número que representa más de un 30% por sobre los valores que se pagaron en la zafra pasada, aunque reconocen en el muelle que costará mantenerlo una vez que se incremente la oferta.
Eso sucederá en los próximos días, según contó Antonio Di Leva de El Marisco. La conservera del grupo “Supremacía Marina”, todavía no comenzó a procesar caballa. “La semana próxima saldrá un grupo de barcos y veremos precio y calidad”, dijo el empresario. “La situación de la industria conservera está muy delicada por la ola de importaciones de países con costos mucho más bajos que los nuestros”, resumió.
Entre los barcos que buscarán caballa estarán el “Rocío del Mar” y el “Júpiter”, que son protagonistas activos de la temporada. “Tampoco arrancamos”, dijo Alejandro Pennisi, de Natusur e Indupesa, y presidente de la Cámara que acordó con el SOIP un incremento salarial del 27% en dos tramos.
La flota contabilizó descargas totales por casi 12 mil toneladas, un 33% menos que las registradas en 2015.
En la evaluación del stock de caballa al sur del 39º S y recomendaciones para 2016, investigadores del INIDEP aseguraron que “los rendimientos pronosticados variaron entre 24.600 y 52.000 toneladas, de acuerdo con la tasa de explotación investigada”.
El año pasado comenzó a notarse el aluvión de latas importadas, una fuerte reducción del mercado interno a partir de la caída del consumo y el encarecimiento de la financiación para hacerse de stock. Las dos primeras variables no hicieron más que recrudecer y han paralizado cualquier opción de incrementar la producción en este contexto adverso.
Con la aparición de merluza al norte y muchos fresqueros de altura operando sobre el langostino en aguas patagónicas, en la industria conservera creen que no serán muchos los barcos que este año operaran sobre el magrú, con lo cual imaginan una temporada regular.
“Como mínimo vamos a producir un 30% menos que el año pasado; costos muy justos y la incertidumbre de no saber a quién venderle porque sigue llegando todo importado”, remarcó Pennisi.
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