El Presidente Macri confirmó en La Rural que quiere que Argentina sea el supermercado del mundo. Todos queremos lo mismo, pero no todos hacemos lo que corresponde para lograrlo.
Somos buenos produciendo materias primas, pero una cosa es vender granos y otra cosa es el producto “deseado” por el consumidor final, puesto just-in-time en la góndola.
Ningún país regala las góndolas de sus supermercados y menos a países que, habiéndolas conquistado, las abandonaron. La Argentina, luego de exportar más de 750.000 toneladas de carne vacuna, en 2005, cayó a apenas 240.000 tns en 2016. Nos fuimos. Si queremos volver, hay que cumplir ciertas condiciones.
Las góndolas se negocian en acuerdos comerciales, para lo cual debemos decidir qué haremos con la negociación Unión Europea-MERCOSUR. Además, debemos ser respetuosos de la legislación local de patentes, marcas y propiedad intelectual, en reciprocidad con las exigencias de los futuros socios, cuyas empresas ya operan en Argentina.
También hace falta una justicia independiente y rápida. A las citadas reformas institucionales hay que sumarle la estabilidad y previsibilidad macroeconómica y una estrategia de desarrollo, que brinde certidumbre a nuestros productores. Finalmente, se requieren mejoras en la infraestructura y la logística y la eliminación de la burocracia innecesaria. No son pocos los requisitos para la invasión argentina a las góndolas del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.