Germán Di Bella es ingeniero agrónomo, pero antes que nada es un emprendedor del agro, que junto a su socio tuvieron la idea de producir etanol hace 5 años atrás, cuando comenzaron a importar la tecnología para la construcción de una planta de biogás a base de maíz. Además tienen otra planta de bioenergía que iniciaron hace 4 años tomando como premisa a la sustentabilidad.

“Estas plantas son la excusa del desarrollo pero es solo el comienzo de lo que se puede hacer. Para todo este desarrollo que podría ser extraordinario, que los productores agropecuarios podrían volcarse masivamente, hay una sola llave que hay que mover: que es la de la tarifa”, cuenta Di Bella.

En la adjudicación del proyecto, el Ministerio que conduce Juan José Aranguren garantizó un precio de 160 dólares por megavatio. Actualmente la capacidad de generación de la planta es de 1 megavatio por hora y es lo que inyecta al Sistema Argentino de Interconexión (SADI). Además, sumará otros dos megavatios más en los próximos doce meses, al término de la construcción de otra planta.

El titular de Bioeléctrica aclara: “En un momento en el que se está hablando de que el valor de la energía se quiere bajar, precisamente esto no es bajar el valor de la energía sino provocar este desarrollo en pueblos del interior; algunos no necesitan traslado, lo hacen los lugares donde se consume la energía y con operarios e inversores locales”.

“Cuando hablás de una matriz de 30 mil megas en la Argentina, y queres hacer 200 o 300 megas de esto, el valor no influye en el costo final de esta inversión. El valor de lo que cada ciudadano paga solo cubre el 43 por ciento del costo de la generación entonces qué tan barata es la tarifa; también seguimos subsidiados en lo que pagamos”, expresa Di Bella.

En cuanto a inversiones, la planta cordobesa adoptó el modelo alemán que destina casi la mitad de las hectáreas de maíz para la producción de energía y produce el 61 por ciento del biogás en Europa.

El titular relata “para alcanzar industrias paralelas y un financiamiento acorde a esto, en Alemania se comenzó pagando 280 euros y en 10 años lograron 7 mil plantas”. En comparación, “Argentina tiene un potencial enorme para hacer algo así, que como todo deberá tener una curva de aprendizaje, pagarás caro al principio pero a medida que haya más proveedores, que haya industria nacional, y se haya desarrollado el mercado obviamente que vas a pagar menos pero vas a hacer más eficiente utilizando otros imputs.”

Bioeléctrica tiene previsto presentarse en la segunda ronda del Plan Renovar con un proyecto de 20 megavatios distribuidos en 12 plantas, que podría abastecer a más de 45 mil hogares y para ser posible debería valer más de 200 dólares por megavatio por hora que es el precio ofrecido por CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico).

Según Bella la situación argentina todavía no alcanza para desarrollar el negocio: “Hay mucho para importar, poco desarrollo en la Argentina, un financiamiento no acorde, porque esto es como si uno toma un negocio absolutamente maduro como es el de Alemania pero tiene financiamiento a 15 años al 3 por ciento en dólares, tiene industria nacional, tiene menor costo argentino de lo que se habla en cualquier industria. Volcar esta discusión sólo al valor de la tarifa es demasiado mezquino, no tiene incidencia”.

Apasionado por el crecimiento de las bioenergías, el emprendedor agropecuario argentino destaca: “Es un desarrollo federal a futuro, pensar que Córdoba o provincia Buenos Aires pueden hacer una enorme producción de biomasa es posible, entonces más productivos los campos, se intensifican las rotaciones, más consumo de agua, menores inundaciones, y todos los pasivos ambientales que podés absorber, las posibilidades son infinitas.”

Más trabajo, menos costos de traslado

El proyecto tiene impacto en la generación de empleo capacitado. La planta de Río Cuarto emplea a 25 personas, entre técnicos e ingenieros químicos, mayormente menores a 30 años y en un segundo emprendimiento emplea a 30 personas.

Aunque nota una mejor apertura de parte de la dirigencia política, “hemos podido sentarnos a discutir los costos y tener una interacción que nunca hemos tenido”, como productor agropecuario Bella ratifica que “la mirada política es muy sesgada para lo que la Argentina necesita que son puestos de trabajo”.

Entre los eslabones de la cadena productiva a los que se les genera trabajo, también se ven beneficiados el productor al poder diversificar su producción agregando valor al grano de maíz al tiempo que mitiga el costo del flete al puerto.

Germán Bella aclara “se alivia logísticamente el país ya que trasladás menos por los caminos, por ejemplo, un camión de cerdos traslada seis veces más la cantidad de maíz que ibas a trasladar”; además los inversores ven la oportunidad de diversificar su cartera, las empresas de insumos, mantenimiento, transporte, comercialización y otros servicios anexos se suman para el óptimo funcionamiento del negocio.

Por qué Maíz

Para este proyecto, la generación de energías a base de maíz conlleva una inversión de 25 millones de dólares.El emprendedor cuenta “cuando uno piensa en lo industrial, dice: me sobre energía, me sobra vapor, siempre me sobra algo, entonces empezás a ingeniar cosas para aprovechamiento, y esa es la famosa Bioeconomía. Estas plantas por el calor que producen permiten hacer vernáculos calefaccionados, inversión térmica y refrigeración”.

Al maíz se lo combina con biodigestores como el estiércol para producir la dieta original. “Las plantas consumen energía pero además hay un exceso de algo que se puede fermentar. En nuestro caso es el maíz, pero se puede fermentar trigo, cebada, sorgo, toda biomasa que esté excedente en el lugar donde estás, y no necesita que estés trasladando biomasa a esos lugares”.

En cuanto al cultivo que más abunda en la Argentina el productor opina:“Es posible realizar energías con la soja pero a mi me gusta que más que ser un país sojero seamos un país diversificado. No cómo sigo utilizando la soja sino cómo hago más sustentable su producción con una excelente solución, una cadena de maíz genera ocho puestos de trabajo contra tres que genera la soja”. Frente al petróleo que es un recurso agotable, el maíz se produce todos los años, con la fotosíntesis de las plantas, es renovable y genera una energía más amigable con el medioambiente.

Si bien tiene alto impacto ambiental, la producción de bioenergía en este caso está destinada a las industrias, no a los hogares. “Lo que si se plantea es la separación en origen para poder utilizar todos los residuos orgánicos, estas plantas podrían absorber lo que se tira en los mercados de abasto de grandes localidades del país”, afirma el ingeniero y brinda como ejemplo que tienen previsto proyectar para el mercado de abasto de Córdoba que tira frutas y verduras en mal estado que no pueden ser consumidas que servirían, una vez tratadas, a estas plantas. Así se obtiene un biofertilizante que se podría utilizar para hidroponia y tener más verduras para ese mercado de abasto.

Avances argentinos en materia de energías renovables

Germán Bella es también presidente de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), y en una oportunidad señaló los problemas de logística y la falta de inserción internacional de Argentina. Sin embargo, remarca que se lograron excelentes avances “como sacar dos Renovar que nos ponen a una altura de las grandes licitaciones internacionales por su transparencia, sus formas, pero falta la visión de decir todo lo que ha entrado como fotovoltaico ha usado el know how de la Argentina, que va a tener una curva que va a ir decreciendo porque necesitamos invertir en infraestructura eléctrica para su traslado.”

Según el presidente de FADA “hace falta tener una mirada más política, interdisciplinaria e interministerial. Que una planta absorba pasivos ambientales, genera puestos de trabajo, energía eléctrica, y utiliza un producto que es el maíz hoy con la peor rotación en la historia de la Argentina que necesitamos para la sustentabilidad, entonces interviene el Ministerio de Producción, de Ambiente, de Energía y de Industria”.

En defensa del asociativismo se explaya “el productor tiene que entender que asociarse es muy bueno y ser inversor, donde se delega el mando en quien está más capacitado pero no dejas de estar”. Por otro lado, resalta que “como ciudadanos nos encanta hablar de sustentabilidad pero esa conciencia termina en el bolsillo, falta una decisión real de que queremos ir en este camino. En Alemania cuando llega la tarifa de luz tiene una parte en energía renovable que es más cara, si queres alentar las energías renovables pagas la tarifa más cara y después cuando las energías renovables están en su apogeo te gratifican por haber hecho el apoyo desde el punto de vista económico”.

Bella es socio activo de AAPRESID, donde formó parte de Comisión Directiva durante ocho años, y participó en el último congreso 2017 titulado Kairós, del cual extrajo que “los exponentes internacionales expresaron que la potencialidad que tiene Argentina en materias de energías renovables es ilimitada. Si bien se discutió si somos productores primarios que para mí no lo somos.”

Actualmente, todas las naftas en Argentina se cortan con bioetanol. Desde abril de 2016, el contenido obligatorio de bioetanol anhidro en las naftas es del 12 por ciento, de los cuales un 6 por ciento lo aporta la caña de azúcar y un 6 por ciento el maíz. Con Bio4 que pertenece a Bioeléctrica, suman cinco plantas en el país que producen bioetanol a partir del maíz ACA Bio (Villa María), Pro-Maíz (Alejandro Roca), Vicentín (Reconquista) y Diaser (Villa Mercedes).