viernes, 11 de agosto de 2017

BELGICA: La subastas mejoraron sus ventas pese a las dificultades de 2016



Las condiciones meteorológicas extremas y la situación difícil en los mercados internacionales han propiciado unas circunstancias de producción en Bélgica "extremadamente complicadas". La VBT (Asociación Belga de Cooperativas Hortícolas) utiliza esas dos palabras para resumir el año pasado en su informe anual. Pese a ello, las subastas belgas han visto crecer sus ventas una vez más en el último año.

El total de ventas de las subastas afiliadas ascendió a 926,4 millones de euros el año pasado, medio punto porcentual más que en el año anterior. A pesar de que es un crecimiento escaso, es evidente que, a nivel de subasta, se produjeron importantes caídas en ventas. La subasta Haspengauw experimentó un descenso de las ventas próximo al 43%. Para la subasta de fresas valona Criée de Wépion, el descenso fue de casi un 40%. Esta caída considerable de las ventas fue consecuencia del mal tiempo, por lo que la subasta tan solo llevó a término un 60% de sus ventas en 2015 y 2014.

El tiempo atmosférico, factor decisivo
Al resto de subastas se le atribuye la compensación de estas reducciones y el ligero crecimiento. Por ejemplo, REO Veiling vio aumentar sus ventas un 7,3% y LTV, un 5,5%. BelOrta y Veiling Hoogstraten también constataron un crecimiento de entre el 2,1% y el 2,2%.

Los resultados estuvieron fuertemente influenciados por las condiciones meteorológicas. En pocas palabras, la primavera se retrasó en 2016. En especial abril, fue un mes frío, lluvioso y crudo. A ello le siguieron unas condiciones meteorológicas negativas en junio y unos meses de verano muy secos. El tiempo fue menos extremo en la segunda mitad del año, pero ya se habían producido daños que afectaron a las ventas de muchos productos.

Los productores belgas de invernadero están invirtiendo en el adelanto de las temporadas, pero las inversiones que en el sur de Europa se han hecho en ampliación de las campañas han llegado en un mal momento desde ese punto de vista. El pasado año también estuvo caracterizado por un solapamiento de las temporadas en los primeros meses del año, lo cual ejerció presión sobre los precios. Combinado lo anterior con el persistente veto ruso, los precios de los tomates, por ejemplo, tendieron a la baja ya a comienzos de año. La situación fue algo más positiva para la lechuga de invernadero, pues a pesar de que los meses de invierno fueron difíciles, la demanda de este producto fue muy abundante en los mercados de exportación a finales de abril.


Retraso de la oferta
No obstante, abril no fue un buen mes para las hortalizas de campo abierto. El tiempo variable con lluvias, vientos fríos y pedriscos retrasó el inicio de la temporada, y la situación no resultó mucho mejor dos meses más tarde. El mal tiempo coincidió con la ola de calor del sur de Europa, lo cual tuvo un efecto negativo sobre la cosecha en los países de esa región. En Bélgica se continuó con un periodo de sequía que desembocó en escasez, según la VBT. Las cálidas temperaturas de septiembre resultaron beneficiosas para las lechugas y los tomates, ya que los precios se recuperaron por el aumento del consumo. Ese efecto compensó en parte las consecuencias de los bajos precios de los tomates en la primera mitad del año. Para otros productos, como la endibia, el año finalizó con buenos precios. Por otro lado, el mercado de los pimientos se vio fuertemente alterado por el adelanto del suministro español.

En el sector de la fruta también decidieron los resultados la influencia de las condiciones meteorológicas y la situación de mercado. En el caso de las fresas, se tradujo en una merma del volumen del 10%. La cosecha fue menor sobre todo en la campaña de primavera. El aumento de la oferta en los meses de verano solo pudo contrarrestar parcialmente estas pérdidas y las altas temperaturas de finales del verano incluso derivaron en un pico de oferta. Hubo que esperar hasta octubre para que los precios se normalizaran.

Año difícil para la fruta de pepita
En cuanto a la fruta de pepita, 2016 no fue menos problemático. El cierre de las fronteras rusas siguió frustrando a los productores, en especial a los de peras, en el primer semestre del año. A pesar de que la temporada comenzó con buen pie y la demanda de la industria fue positiva, los precios se calificaron de "mediocres". Los precios cayeron todavía más hacia el verano por la competencia de la fruta de verano. La nueva temporada comenzó sin solapamientos, aunque se dejaron notar las consecuencias del granizo de primavera: los precios tendieron a la baja por la oferta de fruta que resultó dañada. Sin embargo, el mercado no tuvo complicaciones y se vendieron grandes volúmenes, por lo que el año se cerró con menos stocks.

En el caso de las manzanas, la situación fue similar en la primera mitad de 2016. El veto ruso y la pérdida de calidad de la fruta desembocaron en un mercado complicado. Fue especialmente difícil para la exportación, en parte por la competencia de Polonia y Alemania. Los precios estuvieron sometidos a una presión considerable. Lo mismo ocurrió con las peras, cuya nueva cosecha estuvo muy influida por el granizo de junio. La no cosecha no fue autorizada, así que el producto dañado tuvo que venderse a la industria. El mercado resultó ser complicado por la enorme cosecha europea de manzanas y una industria que miraba principalmente a la oferta de Europa del Este. Por el lado bueno, la cosecha se encontró con un mercado vacío.

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