lunes, 7 de agosto de 2017

Luz de alerta para la soja: otro año de caída en los niveles de proteína


El Inta Marcos Juárez elaboró un reporte sobre la calidad de la oleaginosa que arrojó buen aspecto general de los granos pero una nueva reducción en el porcentaje de proteína. El miércoles, Soja con Sustentabilidad: inscribite aquí.
Con la cosecha de soja ya finalizada tanto a nivel nacional como provincial, los productores ya comienzan a pensar en lo que será la próxima siembra de la oleaginosa, que se iniciará en dos meses.
Para conocer detalles y recomendaciones de las mejores estrategias, este miércoles se llevará a cabo en el salón de convenciones de Dinosaurio Mall la 14° Jornada Soja con Sustentabilidad, organizada por Agrovoz y Agroverdad.
Uno de los paneles se titula “Fertilizar la soja para que sea sustentable” y, en el reciente Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), técnicos de diferentes puntos del país coincidieron en que “hay que dejar de pensar que la soja no necesita ser nutrida”.
Un reciente informe sobre calidad de los granos cosechados este año, elaborado por el Inta Marcos Juárez, lo demuestra: es la cuarta campaña consecutiva de pérdida de proteínas.
Sin daños
Martha Cuniberti, responsable del laboratorio de Calidad Industrial y Valor Agregado de Cereales y Oleaginosas del Inta Marcos Juárez, señaló a Inta Informa cuáles son los aspectos que dejaron los estudios: buen aspecto, color y peso de los granos; alto contenido de aceite, pero bajos rindes y niveles de proteína.
Según Cuniberti, el panorama general de calidad fue mejor al del año pasado, cuando las lluvias llegaron justo en el momento de la cosecha y provocaron mucho daño, como granos y vainas brotados y podridos.
“Fue escasa la presencia de granos dañados y verdes y, en general, tuvieron buen aspecto, color, peso de mil granos y peso hectolítrico”, resumió.


Menos proteínas
Sin embargo, advirtió “el promedio más bajo de proteína en los últimos 20 años”. Concretamente, el porcentaje medio fue de 37,1 por ciento, cuando el promedio de las últimas dos décadas es de 38,4 por ciento.
“Ya van cuatro cosechas en baja y es importante porque Argentina es el primer exportador mundial de harinas proteicas”, puntualizó Cuniberti. Las harinas high pro requieren 46,5 por ciento de proteína y, para lograrlo, la industria necesita una proteína en grano de entre 37,5 y 38 por ciento.
“A nivel industrial, este bajo nivel de proteína es un inconveniente. Requiere un descascarado previo del grano para lograr una mayor concentración de proteína, porque la cáscara hace de material inerte que la diluye; se debe bajar la humedad en el proceso de elaboración de la harina: lo permitido está alrededor de 13 por ciento, hay que bajarlo a 11, perdiendo kilos en lo que se exporta”, enumeró los problemas.


Cómo solucionarlo
Para Cuniberti, “la pérdida de proteínas es preocupante para todos los que estamos trabajando en soja y no es fácil de resolver: sobre 50 mil muestras de los ensayos de la Recso, el resultado fue que el efecto genético sobre la expresión de la proteína, es sólo del tres por ciento; mientras que el ambiente influye de 56 a 60 por ciento, y el ambiente es lo que el productor no puede controlar”.
De todos modos, reconoció la importancia de pensar en fertilizar con fósforo y azufre, de manera de “estimular la asimilación biológica del nitrógeno del aire”.

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