domingo, 13 de agosto de 2017

Los estadounidenses han estado pagando hasta un 49%más por la papa













Resulta paradójico que EEUU, el país cuya industria del petróleo está acabando con el control de precios que ha ejercido la OPEP sobre el crudo durante décadas, haya albergado recientemente dentro de su territorio el cártel de la patata. Los estadounidenses han estado pagando unos precios un 49% superior al que hubieran pagado sin la existencia de esta colusión en los últimos años.
Esa es una de las conclusión que se extrae del trabajo ‘The OPEC of Potatoes: Should Collusive Agricultural Production Restrictions Be Inmmune from Antitrust Law Enforcement?’ realizado por Melanie Stalling Williams, de la Universidad Estatal de California, Michael Williams, director del instituto de investigación Competencia en la Economía y Wei Zhao, consultor del mismo instituto.
Los agricultores que formaban parte de estas cooperativas usaban drones con cámaras para controlar la producción y calcular cuál debería ser la cantidad exacta a producir por cada agricultor para elevar los precios. Este oligopolio intentaba maximizar su beneficio produciendo una cantidad inferior a la que se cultivaría en un mercado con competencia perfecta.
Controló el 60% de la producción
Esta cártel de la patata en EEUU llegó a controlar el 60% de la producción nacional en 2005. Durante ese año y ejercicios posteriores, las cooperativas de productores de patatas acordaron de forma secreta reducir la producción de ese tubérculo para obtener un precio superior por sus ventas.
Williams explica en la web de la Universidad Estatal de California que “toda persona que haya comprado una patata en la última década, ha pagado un precio mucho más alto debido a la colusión generalizada en esta industria… Cada vez que has ido al McDonald’s y pedías algo que tenía almidón has pagado más”.
Este trabajo es el resultado de una investigación abierta para analizar las prácticas de los productores de patatas estadounidenses, después de que un colectivo de consumidores presentase una demanda colectiva contra estos agricultores. Esta cooperativa, conocida como United Potato Growers of America, logró reducir sin motivo aparente en un 20% la producción en 2007.
Esta práctica ha resultado que “un incremento significativo del coste de las patatas para los consumidores. Este sobrecoste ha sido del 30% para las patatas frescas y del 48,7% para las papas rojas, lo que supone un coste sustancial para el bienestar social”, destaca la directora del trabajo, puesto que la patata es una alimento básico en la dieta de los estadounidenses.
“Las papas son la principal cosecha de hortalizas en EEUU, y son un alimento básico en cada hogar del país. Incluso aquellos que no comen papas de forma regular, tienden a comer alimentos que contienen almidón de papa. Esto quiere decir que todos nos hemos visto afectados por este cártel”, sentencia Williams.
No obstante, este caso de las papas se resolvió entre las partes en 2015 sin llegar a los tribunales. Aun así, las demandas colectivas contra la industria láctea, la de los huevos o las setas están proliferando, destaca Williams. Aún no se ha llegado a ningún veredicto, pero será interesante ver la conclusión de estas demandas, puesto que existen ciertas dudas sobre la legalidad de estas prácticas en EEUU.

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