viernes, 11 de agosto de 2017

El campo habla . . . . . .


…que, en tanto la política impone la agenda la producción mantiene -obligada- su propio ritmo y el clima (no muy regular) y los mercados (más flojos de lo esperado) le ponen el condimento. Mientras aún no se puede terminar la cosecha anterior (16/17), es obvio que se sigue atrasando también la nueva y los productores […]
…que, en tanto la política impone la agenda la producción mantiene -obligada- su propio ritmo y el clima (no muy regular) y los mercados (más flojos de lo esperado) le ponen el condimento. Mientras aún no se puede terminar la cosecha anterior (16/17), es obvio que se sigue atrasando también la nueva y los productores continúan rehaciendo presupuestos ante la nueva realidad con rentas algo menos atractivas de las que se preveían. Tanto es así que hasta AACREA reconoció, en un comunicado, las “luces amarillas” de alerta ante inversiones millonarias que, además de los riesgos climáticos y de mercados, deben afrontar los riesgos políticos a los que siguen siendo sometidos. Es que una cuenta rápida indica que solo la campaña agrícola de los granos de cosecha implica que se “entierren” de arranque alrededor 18-20.000 millones de dólares, apostando a lo que se va a recolectar recién en 5-8 meses, con lo que eso conlleva. Por supuesto que aunque haya elecciones las actividades y encuentros no se pueden detener y es lo que pasó días atrás con la conmemoración del Día de Ingenieros Agrónomos y Veterinarios y hasta el lanzamiento (¿tardío?) de libro “¡Sí a la leche!” de la Fepale (Federación Panamericana de Lechería), sobre el jaqueado producto.
…que en todos lados fue comentario obligado la lamentable y temprana pérdida de quien fuera titular de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ricardo Valderrama, quien había logrado acercar posiciones que parecían irreductibles entre distintos eslabones de la cadena comercial e impulsar nuevas alternativas en la tradicional entidad. Tampoco pasaron desapercibidas algunas protestas, aunque trataron de minimizarse, como la de empleados del frigorífico Yaguané, que cortaron la avenida Paseo Colón, justo frente a la cartera de Agroindustria o, en otra medida, el malestar que generó en Tucumán la actitud de la Sociedad Rural de esa provincia que “cedió” el predio de la entidad, para que el gobernador Juan Luis Manzur (opositor aleatorio al Ejecutivo nacional) haga el cierre de la campaña política. Las protestas no se hicieron esperar. Pero no fue lo único que ocurrió en el norte ya que, mientras por un lado se sigue avanzando en el control de la langosta, otras localidades desde Santa Fe, a Córdoba y también en Catamarca y Salta, registraron daños por mangas de piedras que volvieron a afectar a los cultivos. En el extremo opuesto se ubico la asignación del primer fondeo del Fontagro (en base al BID-Banco Interamericano de Desarrollo) destinado a mejorar competitividad, que se maneja desde Agroindustria, y que se asignó a la impactante cooperativa La Riojana que, además de producir vinos, aceite de oliva y nogales, exporta a varios países europeos y participa del programa “Comercio Justo”.
…que en los distintos encuentros los temas derivaron en forma variada. Por caso, sigue la discusión sobre la eventual rebaja del IVA del 21% a los alimentos como forma de abaratamiento a los consumidores, lo que para muchos (lo que incluiría al titular de la AFIP, Alberto Abad) es inviable dada la complejidad de hacer cobros diferenciados. Otros, mientras tanto, alertaron sobre IVA muy superiores, como el que debe tributar, nada menos que el aceite de oliva, que llega al 27%, lo que no muchos parecen saber. Pero a su vez, los productores agropecuarios llegan a tener IVA estructurales, lo que derivó en que algunos comenzaron a comprar maquinaria agrícola como forma de aprovecharlos. Esta sería una de las causas de relativa firmeza que está registrando este mercado. También, en la búsqueda constante de eficiencia y achicamiento de costos, la mano de obra no la lleva muy bien debido a las altas cargas que registran los salarios. De hecho, algunas empresas no solo no toman más gente, sino que hacen el cálculo que la amortización de despidos es mucho más rápida de lo que indica el cálculo inicial (de un sueldo por año de antigüedad) pues no sólo se deja de pagar el sueldo sino que también, calculan varias empresas, se dejan de afrontar las altas cargas implícitas en las nóminas.

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