lunes, 28 de mayo de 2018

Chile : Los puntos clave para el agro en el acuerdo con la UE


En la tercera ronda para modernizar el Acuerdo de Asociación vigente desde hace 15 años, que se inicia hoy en Bruselas, se espera avanzar en el análisis de los temas que podrían afectar al sector, como nuevos aspectos fitosanitarios y alcances para indicaciones geográficas.
Luego de 15 años de vigencia del Acuerdo de Asociación entre Chile y la Comunidad Europea, el año pasado se comenzó a negociar una actualización para modernizarlo y dar un nuevo impulso a la relación entre ambas partes, en un mercado que se ha convertido en el tercero más importante para las exportaciones silvoagropecuarias nacionales.
Entre hoy y el jueves se realizará, en Bruselas, la tercera ronda de negociaciones para avanzar en esa modernización -aunque es la segunda enfocada en temas económicos y comerciales, ya que la primera tuvo un carácter político-, donde representantes de la Direcon y de ministerios como Hacienda, Agricultura y Economía analizarán con más detalle las nuevas propuestas de los europeos y sus posibles impactos.
Si bien se sabe que de esta reunión no saldrá un acuerdo definitivo, son varios los gremios del agro que están pendientes de cuánto se puede avanzar, especialmente en el acceso al mercado, ya que -aun cuando alrededor del 90% de los productos que exporta Chile a la UE entran libres de aranceles y cuotas- todavía existen casi 900 partidas de productos nacionales con restricciones, frente a las cerca de 300 que tienen en total los europeos.
Y buena parte de los productos con restricciones, tanto de cuotas como de aranceles específicos y ad valorem, o períodos de ingreso sujetos a precios de entrada, corresponden al área silvoagropecuaria, como es el caso del aceite de oliva, distintos tipos de carnes, animales en pie y lácteos, entre otros.
Por eso, uno de los puntos clave para Chile en la modernización del acuerdo con la UE es actualizar esta área y apuntar, en lo posible, a una liberalización total del comercio entre ambas partes, una postura que el país ha mantenido en otras negociaciones de acuerdos bilaterales de comercio.
“Uno de los grandes objetivos, al margen de lo que es una modernización en sí misma y los elementos que conlleva, es mejorar las condiciones de acceso de un conjunto importante de productos, fundamentalmente agrícolas, que en el acuerdo quedaron con un tratamiento desmejorado. Para nosotros es uno de los elementos que pueden constituir una mejora o beneficio muy sustantivo como parte de esta negociación y estamos trabajando en esa dirección”, sostiene antes de partir a Bélgica el director de Asuntos económicos bilaterales de la Direcon, Felipe Lopeandía.
Pero mejorar el acceso al mercado europeo no es el único tema que toca al agro en esta negociación. El interés de la Comisión Europea por incluir un capítulo enfocado en el reconocimiento de sus indicaciones geográficas -que hasta ahora solo está abordado con Chile en un anexo para los vinos y bebidas espirituosas- también es un punto complejo, junto con la posibilidad de incluir nuevos tópicos en materia sanitaria y fitosanitaria.

Las expectativas de los gremios
En 2002, cuando Chile firmó el acuerdo con la UE, la superficie de olivos en el país apenas superaba las tres mil hectáreas y las exportaciones de aceite de oliva casi no existían. Fue con esa realidad que, al negociarse el acuerdo, el aceite de oliva chileno quedó con un arancel fijo de 1,245 euros por kilo, lo que dificulta que pueda ingresar y competir frente a la producción europea
Sin embargo, la realidad de la producción nacional cambió. Al cierre del año pasado había a casi 22 mil hectáreas y envíos por US$ 66,2 millones a distintos mercados de todo el mundo. Pero sigue pagando una alta tasa en Europa. Por eso, liberar su acceso se ha convertido en una de las puntas de lanza de la negociación por parte de Chile, ya que da cuenta de cómo ha cambiado la industria local y de las oportunidades que puede generar la renegociación. Y las expectativas de los exportadores locales son altas.
“Fuimos uno de los sectores más perjudicados cuando se firmó el acuerdo, porque éramos una industria nueva y con poco desarrollo. Hemos estado en constantes conversaciones con la Direcon y esperamos lograr eliminar este arancel o por lo menos conseguir cuotas”, comenta la gerenta de ChileOliva, Gabriela Moglia, y resalta que la UE es el principal consumidor de aceite de oliva del mundo.
En el caso de las carnes, si bien no quedaron con aranceles fijos, tienen establecidas cuotas máximas para los volúmenes que cada año pueden ingresar a la UE sin el pago de impuestos, que en el caso de la carne de ave partió en 7.250 toneladas, con un aumento anual de 725 toneladas, y en la de cerdo comenzó con 3.500 toneladas y un alza de 350 toneladas al año, mientras que las que se envían desde Europa a Chile están liberadas.
“Estas cuotas son insuficientes y han limitado el comercio desde Chile a la UE. En los últimos diez años, las aves la han superado constantemente y los cerdos la superaron entre 2006 y 2010 y, si bien no lo han hecho durante los últimos años, se ha debido a una oferta limitada, debido al ingreso de nuevos mercados de exportación, como China”, explica Juan Carlos Domínguez, presidente de la Asociación de Exportadores de Carnes, Expocarnes.
Frente a esa realidad, en el gremio consideran que es contraproducente para Chile estar limitado a cuotas, cuando las importaciones desde la UE no las tienen desde que se inició el acuerdo, llegando a enviar a Chile 500 toneladas de carne de ave y más de 7.500 toneladas de carne de cerdo.
“Nuestra posición respecto de la renegociación tiene que ver con igualar las condiciones de exportación para ambos mercados, lo que significa eliminar las cuotas para las carnes de cerdo y ave que se exportan desde Chile a la UE”, plantea Domínguez.
Para los exportadores de lácteos, la percepción sobre la negociación no es tan positiva, ya que se estima que existen más de 150 productos de la partida de leche, lácteos y productos de origen animal que tienen restricciones para ingresar a la UE.
“No tenemos grandes expectativas, pues se trata de un mercado que no solo ha sido históricamente superavitario en lácteos, sino que, además, bastante más experto que Chile en esta categoría”, asegura el presidente ejecutivo de Exporlac, Guillermo Iturrieta, y añade que la percepción que tienen es que más bien existiría el riesgo de “una avalancha” de lácteos europeos hacia Chile.
En casos puntuales, como el del manjar, sí consideran que podría haber oportunidades al liberar su acceso, porque es un producto que podría competir bien con la Nutella, que tiene un mercado grande en Europa.

Indicaciones geográficas
Hasta ahora, las autoridades chilenas que negociarán con los europeos dicen no tener claro el detalle del alcance que podría tener el capítulo que buscan incorporar sobre el reconocimiento de indicaciones geográficas, aunque es percibido como uno de los temas más complejos de los relacionados con el sector agropecuario.
“Para ellos, claramente es uno de los temas más importantes que nos están planteando. Es complejo y sabemos que va a salir en la negociación, pero no sabemos con qué profundidad lo quieren abordar y eso es algo que queremos analizar en esta ronda”, comenta el jefe de la Oficina de Asuntos Internacionales del Ministerio de Agricultura, José Miguel Rodríguez.
Según su visión, considera que más que el reconocimiento puntual de indicaciones geográficas, el interés de la UE iría por el lado de la estructura sobre cómo se manejarán los temas relacionados con las indicaciones a través del tiempo, a mediano y largo plazo.
Desde la Direcon, Felipe Lopeandía resalta que es un área que todavía se está evaluando internamente con distintos ministerios y agencias, como el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi), del Ministerio de Economía, y Odepa.
“Es un área que tiene un grado de sensibilidad para nosotros y que tiene que ser muy bien analizada para saber cuáles pueden ser sus implicancias y consecuencias. Lo estamos analizando para ir construyendo una posición sólida como país frente a este tema”, advierte.

¿Habrá cambios en el área fitosanitaria?
En los últimos años y meses, la Unión Europea ha realizado cambios relevantes en sus regulaciones asociadas al aspecto sanitario y fitosanitario, como la eliminación del uso de ciertos agroquímicos y nuevas reglas para los residuos de algunos plaguicidas, por lo que se percibe como uno de los temas que podría impactar al sector agrícola en la renegociación del acuerdo con Chile.
Sin embargo, Felipe Lopeandía afirma que hasta ahora es un área que solo se ha abordado en términos generales, sin un texto de trabajo, por lo que no tienen claridad sobre cómo se abordará en la negociación, y es algo que también esperan despejar durante estos días.
“Yo diría que no estamos para nada en un proceso de negociación respecto de este tema. Queremos tener este diálogo con ellos y sobre esa base poder tomar una decisión sobre de qué manera se incluiría o no en una modernización del acuerdo”, sostiene.
Desde el Minagri, José Miguel Rodríguez comparte que es un tema que está en pañales, aunque es más tajante sobre la opción de abrirse a incluirlo en la negociación.
“Nuestra postura es impedir que se generen más trabas al comercio. Vamos con esa dinámica; por lo tanto, desarrollar esos temas o dejarlos establecidos desde un punto de vista que nos pueda limitar el comercio, nosotros no lo queremos considerar”, asegura, y reitera que es necesario conocer el detalle del planteamiento de la UE durante esta semana.

875
partidas chilenas tienen algún tipo de restricción para ingresar a la UE, frente a 298 que tienen ellos.

13%
de las exportaciones chilenas fueron a Europa en 2017, el tercer mercado más importante.

90%
de los envíos chilenos a la UE tienen arancel cero, que corresponde a más de nueve mil productos

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