lunes, 28 de mayo de 2018

Mercados y negocios: por qué el país está haciendo un buen trabajo en carne bovina


El país tiene que tener una estrategia para los diferentes mercados
El 15 de este mes nos sorprendimos ante una noticia que en nuestro equipo de trabajo veníamos esperando. Japón decidió abrir la importación de carne vacuna argentina desde la Patagonia. Y, complementariamente a esto, el 16 de mayo nos enteramos que China aprobó el protocolo para ampliar las exportaciones de carne bovina, lo cual confirma que seguiremos siendo uno de sus principales proveedores. Algo estamos haciendo bien en materia de ganados y carne bovina.
Los consumidores chinos suelen comprar carne de bajo valor (cortes que van a olla, sopas, guisados), pero cada vez más se observan nichos de mercados que exigen cortes de alto valor y mayor calidad (origen, inocuidad, razas, etcétera). En supermercados la carne vacuna va de A$150 para los cortes de menor valor, a A$634 para cortes. como bifes australianos.
China produce aproximadamente 7 millones de toneladas de carne bovina y la demanda de esta carne está en aumento: el consumo por habitante por año es de 6,5 kg, pero en 2005 consumían 4 kg/hab/año (tasa de 4% anual, aproximadamente).
Por lo tanto, estos 2,5 kg más por habitante representaron un aumento total de 3 millones de toneladas, y parte de las mismas fueron provistas por la producción local.
Mientras tanto, en Japón el consumidor valora atributos en carne vacuna ligados a la alimentación, razas y bienestar animal. La carne vacuna preferentemente es consumida en bares y restaurantes (70% del total del consumo de esta carne), debido a que proliferaron los restaurantes llamados yakinuki (parrilla).
En 2011, el consumo per cápita en Japón era de 7 kg, mientras que, según datos de statista.com, en 2018 será de 10 kg/hab/año., que multiplicado por 127 millones de habitantes el consumo total de carne en Japón es de 1,27 millones de toneladas. Vale la pena destacar que la importación de carne bovina de dicho país asciende a 700 mil toneladas por año.
Por lo tanto, a nivel internacional -y en los países analizados también- existen dos demandas: una que continúa incrementando el volumen consumido (y por lo tanto, las importaciones, dado que la capacidad de aumentar la producción en esos países es limitada) y otra que tiene una tendencia de consumo hacia productos con distintos tipos de atributos diferenciales (mayor valor por kilo). Pero ambas demandas son atendidas por proveedores internacionales de distinta índole y la competencia es feroz.
India y Brasil se muestran como países proveedores de carne vacuna de bajo valor agregado, atendiendo principalmente países en vías de desarrollo o consumidores que preparan la carne bajo la forma de guisados, sopas, olla, etcétera.
Australia y EE.UU., mayoritariamente, abastecen mercados de mayor valor, como Europa y Japón. Todos le venden a China. Y ese es la gran oportunidad para la Argentina. Proporcionar al mercado la calidad que cada consumidor está dispuesta a pagar. El eje comercial pasa por contar con un sistema de abastecimiento confiable, tanto en cuestiones de inocuidad como de volumen. De ahí la importancia que tienen sendos protocolos mencionados al principio.
Para el caso de China, el nuevo protocolo aprobado permitirá el ingreso de carne argentina enfriada y sin hueso, además de la congelada con hueso. El protocolo se aprueba luego de más de 15 años de negociaciones con el gobierno chino y que se aceleraron a partir de la visita del presidente Mauricio Macri a Beijing y Shanghai en mayo de 2017.
En el caso de Japón, a partir de investigaciones realizadas por el equipo de Agronegocios de la Fauba, se observa que existen hoy dos frigoríficos potenciales para la exportación de carne bovina a dicho país. Se requiere de inversiones en todos los niveles del sistema de forma tal de aumentar el volumen de faena.
Estos esfuerzos a nivel de Agroindustria y Cancillería no son aislados. Van acompañados de mejoras sustanciales en los niveles de institucionalidad en el sistema de ganados y carnes: a) eliminación de los derechos de exportación y la vuelta al sistema de reintegros a la exportación de carne, b) formalización fiscal del sistema, c) instalación de “cajas negras” (denominadas oficialmente como CEF, Controladores Electrónicos de Faena) en los frigoríficos, d) simplificación de trámites vinculados al predespacho, la trazabilidad, operaciones comerciales a través del RUCA.
A nivel organizacional, los frigoríficos exportadores han desarrollado acuerdos o contratos con productores a fin de garantizar abastecimiento en cuanto a volumen y calidad. Se formalizó y se puso en funcionamiento la Mesa de Carnes y se creó la Mesa Argentina de Carne Sustentable, que funciona en el marco de la Mesa Redonda Global para la Ganadería Sostenible (GRSB, por sus siglas en inglés) y participan empresas privadas, organismos de investigación, la Fundación Vida Silvestre, asociaciones de productores y universidades, como la Facultad de Agronomía de la UBA.
La apertura de estos dos mercados implica que estamos haciendo las cosas bien. Que vamos por un buen camino. Detrás de estos vendrán nuevos mercados, algunos más exigentes y, por tanto, con mayores precios y otros donde tendremos que competir con la India y Brasil. Todos los actores del sistema tienen señales claras para invertir en tecnología, infraestructura, capacitaciones y promoción de forma tal de mejorar la eficacia y la eficiencia productiva y comercial.

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