jueves, 6 de diciembre de 2012


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Inesperada caída de los rindes y de la calidad de cebada
Sorpresa y decepción porque la cosecha resultará afectada por enfermedades, golpe de calor y excesos de humedad


La cebada es un cultivo que aumentó mucho su área sembrada y su producción en las últimas campañas. En el ciclo 2012/13 se sembraron 1,5 millones de hectáreas y se esperaba cosechar 5,6  millones de toneladas, de las cuales el 80% tiene destino forrajero, con los países del norte de África y Arabia Saudita como principales destinos de exportación. 

Sin embargo, un relevamiento realizado por la consultora Globaltecnos para CREA entre productores de distintas zonas mostró fuertes caídas en los rindes. Se encuestaron agricultores de Las Parejas, Saladillo, Las Flores, Pergamino, Salto, Gualeguay, Perez Millán, Marcos Juárez, Alberti y Dorrego.

Como se observa en el gráfico 1, en la mayoría de los casos los rindes esperados antes del ingreso de la máquina (verde oscuro), eran muy superiores a los efectivamente alcanzados (verde claro). En algunos casos, la merma representa más del 50% y en un solo caso el cultivo rindió más de lo esperado. En promedio, el rinde logrado fue 2,76 toneladas por hectárea contra 4,43 estimadas inicialmente, un 38% inferior al esperado.


Gráfico 1. Rendimientos esperados y logrados en cebada forrajera de la campaña 2012/13
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Además, la caída de rindes vino acompañada de problemas de calidad. En la cebada forrajera existen varios rubros en el estándar de comercialización, pero los más definitorios son tres: peso hectolitrico, materias extrañas y  granos pelados y/o rotos.

En el relevamiento se preguntó acerca del peso hectolítrico,  debido a que la mayor parte de la cebada se exporta como forrajera. En todos los casos analizados, se ubicó por debajo de 62 que establecen la mayoría de los contratos forward (venta a cosecha con precio fijo) para mercadería grado 1. En otros casos estuvo por debajo de 56, mínimo para el grado 3.
 
Las caídas de rinde y de calidad están asociadas a baja radiación (muchos días nublados determinaron que la planta no realizara la fotosíntesis de forma plena, generando granos livianos); golpe de calor a principios de noviembre, que provocó un “efecto soplete” que dio como resultado granos chicos. También influyeron el anegamiento durante octubre y ataques de Ramularia sp, una enfermedad fúngica que causa lesiones necróticas sobre las hojas, que terminan secándose en forma rápida. Como consecuencia, las plantas se entregan antes de tiempo y se producen importantes reducciones en el número y peso de los granos. 

Alternativas 
Los exportadores advirtieron el problema y algunos han empezado a tomar medidas, como disminuir las exigencias de peso hectolítrico de 62 a 55-58, con descuentos variables por punto de caída.  No obstante, si las condiciones de comercialización no sufrieran modificaciones porque algunos exportadores no estuvieran dispuestos a reducir las exigencias de calidad, el margen de maniobra de los agricultores se reduciría significativamente.

La primera acción que han puesto en marcha algunos productores para evitar mayores problemas es clasificar la cebada desde el lote, cosechando por ambientes, muestreando todas las tolvas y, en caso de ser posible, hacer una prelimpieza en el campo. Finalmente, si la cebada sigue teniendo bajo peso, se debería procesar directamente en el acopio.

Como es sabido, cuando el rinde es bajo y la calidad es mala, hay que trabajar desde la cosechadora para que los parámetros de calidad no desmejoren o incluso mejoren. Aumentando el viento se puede mejorar el calibre y disminuir la materia extraña, ya que los granos chuzos y la granza se van por la cola de la máquina. Por otra parte, tanto en la cosecha como en la prelimpieza en el campo, se debe tener extremo cuidado con los granos pelados, que es otro de los parámetros fundamentales dentro de las condiciones de recibo. 

En caso de no poder cumplir ni con la calidad ni con la cantidad habrá que evaluar la forma de cubrirse de una eventual suba en el precio de la forrajera que genere mayores pérdidas. 

Una instancia que exploran algunos productores para cubrirse ante una eventual suba de la cebada puede ser la compra a través del Matba, aunque como la entrega es en Quequén y la zona parece no estar mal, es difícil que suba esa posición. 

Escenarios posibles y conclusiones 
La producción argentina podría caer de 5,6 millones de toneladas a 5,1 o a 4,6 millones de toneladas si se produjeran caídas del 10 y del 20 % del rinde sobre lo proyectado. En el segundo escenario, no se podrían exportar 4 millones de toneladas debido a que los stocks resultarían negativos. Cabe destacar que el rinde promedio de las últimas cinco campañas fue de 3,34 t/ha, con un máximo de 3,97 t/ha en la campaña 2010/11 y un mínimo de 2,67 en la campaña 2009/10.

Las palabras que describen la situación del comienzo de la cosecha de cebada en la Argentina son “sorpresa” y “decepción”. La realidad golpea con dureza a la expectativa, ya que en la mayoría de los casos se esperaban rendimientos y calidades muy superiores a los obtenidos. Si bien las zonas que más aportan a la producción nacional aún no comenzaron a cosechar, la preocupación de los productores va en aumento debido a lo que marca el inicio de la campaña.

Por el lado comercial, la sorpresa no es menor y resulta difícil dimensionar el impacto económico del problema debido a que la cosecha comenzó recientemente. También habrá un impacto financiero importante, que sólo podrá ser neutralizado parcialmente con la venta del trigo, porque su calidad y rinde también muestran problemas en varias zonas productivas.  


Fuente: CREA

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