jueves, 6 de diciembre de 2012


Experiencia Forrajera en Ameghino
La producción animal necesita alfalfa para poder competir
Frente al avance agrícola, la producción de carne y leche sólo pueden competir si se desarrollan en forma intensiva. Para esto necesitan forrajes de calidad. Ahí la alfalfa y las nuevas formas de manejo adquieren mayor relevancia. El tema fue puesto de relevancia en Experiencia Forrajera, la jornada de CLAAS y Forratec.

            La ganadería y el tambo podrán competir con la agricultura en tanto se logren forrajes de calidad. Este fue el concepto que atravesó la nueva edición de Experiencia Forrajera, la jornada realizada por CLAAS y Forratec el 28 de noviembre en Florentino Ameghino, provincia de Buenos Aires.
            El encuentro, orientado a desarrollar los últimos conocimientos en producción forrajera y nutrición animal mediante paradas a campo y demostraciones de maquinaria, contó con la presencia de productores, técnicos y estudiantes universitarios de agronomía interesados en conocer las tendencias en alimentación para un contexto como el actual.
            “La alfalfa es el alimento de más alto valor para el rumiante. Hay que promover el cultivo en aquellos lugares en los que está desapareciendo”, dijo Miriam Gallardo, nutricionista de INTA, una de las profesionales que formó parte de la jornada.
            Según los datos aportados por la técnica, en Argentina, como producto de la intensificación agrícola, la superficie destinada a alfalfa ha disminuido sensiblemente en los últimos años llegando a 2.6 millones de hectáreas, aproximadamente. Sin embargo, la productividad potencial de los alfalfares, principalmente a partir de variedades mejoradas y prácticas de agricultura de precisión, ha incrementado significativamente: de 8.000-10.000 kgde MS/ha/año a más de 15.000 kg de MS/ha/año.
            Con la misma intensidad se han desarrollado nuevas formas de manejo y de confección de las reservas que hacen posible maximizar el aporte de la reina de las forrajeras en las dietas. Herramientas como los aceleradores biológicos de secado, la confección de fardos prismáticos, la tecnología del heno previamente trozado para almacenar en bolsas plásticas, o incluso los cubos y pellets de alfalfa, que si bien son recursos que ya tienen varios años a nivel mundial, en Argentina están escasamente desarrollados, son insumos muy promisorios en los nuevos modelos de producción ganadera intensiva, porque permiten desarrollar dietas muy equilibradas, con un control más estricto de la cantidad de nutrientes.

            Un caso de calidad
            En Experiencia Forrajera, el ejemplo más contundente en lo que hace a confección de alimentos de calidad lo dio Gabriel Perrin, gerente de Alfalfa y Forrajes de la Patagonia S.A., una empresa perteneciente al grupo español Osés que produce en la Argentina alfalfa para exportar a todo el mundo.
            La compañía, con más de 70 años en el mercado, está desde 2007 en la Patagonia produciendo y exportando alfalfa en contraestación. La sede de la empresa está en Bahía Blanca y en Río Negro se producen 1200 hectáreas de alfalfa bajo riego por aspersión. También se procesa alfalfa proveniente de productores de Córdoba, San Luis, Santiago del Estero, Catamarca y Buenos Aires.
            La empresa exporta fardos comprimidos de 1000 kg de alfalfa, que viajan en contenedores a distintos lugares del mundo.
            Mientras el Grupo Osés maneja 300.000 toneladas por año, desde Argentina, en 2013, se exportarán 50.000 toneladas de alfalfa de calidad trazable para alimentación animal, especialmente a Europa y Medio Oriente. En tanto, “desde el país se intenta abrir el mercado Chino”, apuntó Perrin.
            En 2011 exportaron el equivalente a 5 millones de dólares. En 2013 la cifra ascenderá a 15 millones. La empresa acaba de adquirir un campo de 9000 hectáreas donde producirá alfalfa sistematizada por riego. Según lo anunciado por Perrin, contemplan invertir 25 millones de dólares en 3 años para producir 100.000 toneladas por año de alfalfa, el 30 % del volumen de la empresa global.
            A los altos estándares mantenidos durante todo el proceso de producción, manejo del cultivo, cosecha, procesado y almacenado, se suma una importante logística de traslado para mover las toneladas producidas. Para exportación, se producen alfalfas de primera calidad, con altos estándares: menos del 10 % de flor y de malezas y una humedad del 12 al 13%, con un color intenso. Las de segunda calidad son aquellas que cuentan con menos del 15% de flor, menos del 10 % de malezas, se admite una ligera humedad y color ligeramente moreno, con vetas verdes. “Hay mercado para varias calidades pero hay que mantenerlas en el tiempo”, insistió Perrin.

            Estrategias de manejo
            El asesor privado Gustavo Clementepresentó una experiencia desarrollada en la Universidad de Villa María, Córdoba, sobre inoculación, a partir de la utilización de unacelerador biológico de secado para alfalfa, con una bacteria que produce deshidratación en las andanas. Sin perder de vista que el objetivo es lograr calidad, el técnico explicó el comportamiento del producto en la tasa de secado y la calidad final del heno confeccionado con tenores de humedad superiores a los sugeridos (entre 25 y 28% de humedad). Aplicándolo inmediatamente antes del corte del forraje, HenoSilo –como se denomina el producto- promueve un secado más rápido y a su vez inhibe la proliferación de hongos y otros microorganismos que generan aumento de temperatura, putrefacción y significativas pérdidas de nutrientes y calidad. El forraje tratado huele mejor, es más palatable y mejora su aspecto, además de resultar más fácil y seguro de manipular. Además, los ensayos desarrollados demuestran que el forraje tratado con el acelerador biológico permite ganar un día en el proceso de enrollado.
            Siguiendo con el objetivo de lograr calidad, esta vez, en lo que hace a la implantación del cultivo de alfalfa, Mauro Alfonso, de Forratec, insistió con lograr un óptimo stand de plantas. Mostró un ensayo con doble pasada de siembra y 500 plantas/m2 que rindió 1000 kg/ms más que el testigo en el primer corte. “Lo aconsejable son las 350 plantas por metro cuadrado”, dijo.
            Hay que tener en cuenta las malezas y que el momento de corte depende de lo que se esté buscando. “En botón floral perdemos volumen pero ganamos en calidad. En la cantidad de plantas es donde hay que trabajar más”, apuntó.
            La especialista del INTA Miriam Gallardotambién hizo su aporte. “En cualquier zona hay una competencia por el uso de la tierra”, dijo al argumentar el creciente uso de forrajes conservados. “El animal en pastoreo se alimenta a selección. El empaste es el desbalance más extremo en pastoreo”, ejemplificó, para destacar que la pérdida de eficiencia en pastoreo a voluntad conduce a eficiencias de conversión negativas.
            “Hoy estamos logrando silos de alfalfa de excelente calidad, con altos niveles de proteína. El heno de alfalfa es fundamental en las dietas porque modula el rumen, hace a la sanidad del animal. En las dietas debe haber un porcentaje de heno de calidad siempre, especialmente si queremos mantener rodeos de alta producción. En este marco llega el megafardo (de 500-600 kg). El rollo es ineficiente por la pérdida de hoja y la forma de suministro”, dijo Gallardo. Y apuntó: “El heno picado y hecho megafardo da una eficiencia de conversión mucho mayor. Cuando el heno está picado y procesado las pérdidas son mínimas. No va más el uso extensivo de la alfalfa”.
            Durante la jornada Experiencia Forrajera, los técnicos de Forratec también presentaron pasturas de Raigrás, de megatérmicas y de agropiro, todas herramientas útiles a la hora de diversificar la producción de forraje.
            También fue abordada la eficiencia en pulverización. Guillermo Gadea, de Metalfor, brindó detalles a tener en cuenta para disminuir los1000 millones de pesos anuales que se pierden por falta de eficiencia en pulverización, por el manejo de los productos químicos, de las dosis y la regulación de equipos.
            Los técnicos de INTA Manfredi, del proyecto Precop aportaron lo suyo en lo que hace a la evaluación del silaje de pasturas, en tanto que los técnicos Patricio Davies y Marianela Diez, de INTA La Velita, General Villegas, presentaron información sobre invernada en campos agrícolas.
            El eje estuvo en las ventajas del corral de recría. “Los kilos logrados en el corral de recría permiten eliminar o redefinir los encierres para terminación. El animal crece dentro del corral sin acumular mucha grasa y sale al campo con una estructura ósea y muscular que le permite seguir creciendo en forma eficiente a pasto.
            La estrategia es ingresar al corral de recría los terneros de 160/170 kilos en otoño-invierno, cuando hay ausencia de pasto. Durante el encierre se les restringe la alimentación al 85%, ganan un kilo de peso por día, con una eficiencia de conversión de 5 a 1 hasta llegar a un peso final de 268 kg, que luego podrán llegar, a campo o con suplementación, a un peso final de 320 kilos.
            También en la recría puso el eje el nutricionista Darío Colombatto, quien se refirió a las estrategias ante la escasez de forraje. “Hay que intensificar con inteligencia, priorizar categorías y aumentar la oferta forrajera”, dijo en Experiencia Forrajera.
            El especialista insistió en la necesidad de definir el encaje forrajero para situaciones como estas, donde por ejemplo, haya que re presupuestar ante las pérdidas de oportunidades en maíz, y planificar la doble estación de silaje para 2013. “Podemos pensar en moha para rollo, mejorar la eficiencia de utilización y aumentar la suplementación en lactancia, aumentar el uso de fibras digestibles. Usar silaje o heno más concentración proteica”, enumeró.
            “En este momento es importante no dejar caer a la vaca, poner el foco en la nutrición fetal. La nutrición empieza en el feto, de lo contrario se reduce el tamaño del animal y el marmoreo en la progenie, además de la masa muscular. La clave está en el destete precoz y las pasturas con suplementacion en la recría”, dijo.
            A su turno, Dardo Chiesa, en representación del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), se refirió a las perspectivas de los mercados de carne.
            “Crece la demanda de carne, especialmente en el sudeste asiático y aumenta el consumo. 3000 millones de nuevos consumidores entran a la clase media y quieren consumir más carne. La Argentina es un lugar estratégico para la producción de carne. La ganadería sólo puede crecer en nuestro país y en Brasil. Hay un estancamiento de la producción mundial y un aumento de la demanda. Los precios se van para arriba”, puntualizó Chiesa.
            Hoy, el consumidor argentino paga 5000 dólares la tonelada de carne y compite con el mercado internacional. “Es un precio que no pagan muchos lugares del mundo”, dijo. “Para los frigoríficos, exportar hoy es tan complejo que les resulta más conveniente vender a 5000 en el mercado interno antes que lidiar para obtener 7000 en el exterior”, agregó.
            Según Chiesa, “la reposición del rodeo va a llevar 10 años, siempre y cuando se sumen 1,2 millones de cabezas por año. Ya no vamos a crecer a 400 mil toneladas”, expresó Chiesa. Sobre los feedlots, claves en la formación de los precios internos, recordó que crecieron a la luz de los subsidios, así pasaron de 700 a 3000. “Hoy quedan 2700 en la Argentina, de los cuales 700 son estables, el resto trabaja al 30%”, detalló Chiesa para culminar diciendo: “Existen oportunidades pero hoy las señales no son claras”.
            En las demostraciones a campo, los productores pudieron ver la rotoenfardadora 5885 de Mainero, la hileradora de la marca, el Liner 3100 de CLAAS y la picadora Jaguar 960. Pero el plato novedoso fue el Quadrant 3200, una empacadora de fardos prismáticos de uso variable, que forma pacas perfectamente compactadas en todos los materiales de cosecha, permitiendo con ello grandes rendimientos anuales. Ofrece la posibilidad de procesar un gran caudal de forma óptima, lo que ayuda en campañas de cosecha cada vez más cortas, recogiendo más rápido la superficie forrajera.

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