domingo, 30 de diciembre de 2012


La retención de animales comienza a aflojar

En octubre, un número cada vez mayor de vaquillonas se destina a faena y, en consecuencia, una cantidad cada vez menor va a engrosar el rodeo de cría.
Los datos de faena de octubre último confirmarían que la fase de retención iniciada hace tres años tiende mes a mes a enfriarse.
Con respecto al mismo mes del año pasado, en octubre la oferta de novillos cayó un nueve por ciento, mientras que la de novillitos creció un 13 por ciento. La matanza de terneros machos se incrementó 13 por ciento y la de terneras hembras 16 por ciento.
Pero lo que más llama la atención es la suba en la faena de vacas (33 por ciento) y sobre todo de vaquillonas, que subió 47 por ciento. Lo que revela este último registro es que un número cada vez mayor de vaquillonas se destina a faena y un número en consecuencia menor va a engrosar el rodeo de cría.
 
El porcentaje de hembras en la faena, que en octubre del año pasado era del 37 por ciento, ahora roza el 42 por ciento, acercándose cada vez más a los niveles considerados de indiferencia (44-45 por ciento).
En la medida en que se acelera la faena, y los nacimientos crecen, pero a un menor ritmo que la faena, el balance anual positivo del stock tiende a reducirse, y el stock crece, pero cada vez menos.
De todos modos, hoy la ganadería argentina sigue atravesando una fase de retención, que aunque es de menor intensidad que en el período 2010-2011 (de altos precios reales e intensa retención de hembras), alcanza para incrementar el stock no menos de un millón de cabezas anuales. La foto es positiva, pero la película revela que la acumulación de vientres se está ralentizando.
Producción. En 1924 Argentina produjo 1,9 millones de toneladas de carne vacuna, de las cuales 941 mil se destinaron al consumo interno (94 kilos per cápita) y 981 mil toneladas se exportaron. Con una población de 10 millones de habitantes, la producción de carne vacuna por habitante era de 194 kilos.
En la década de 1930, la producción había bajado a unos 120 kilos por habitante, deterioro que continuó en los años sucesivos, hasta llegar a los 100 kilos en los años 1970.
En la década del 1980, bajó a 90 kilos por habitante y en la primera década de este siglo (en promedio) ya había bajado a los 75 kilos.
Hoy, con una producción de 2,6 millones de toneladas y una población de 40,9 millones de habitantes, la producción por habitante ha bajado a los 64 kilos, de los cuales 59,4 kilos se destinan al consumo y 4,5 kilos (un mínimo histórico) a la exportación.
Si se toma como punto de referencia la producción de carne en relación a la población, Argentina tiene cada vez menos riqueza pecuaria.
En el último informe de la Cámara Argentina de Feedlot se destaca que el índice de reposición, que había bajado en los meses anteriores, en noviembre fue del 0,91, más alto que en igual mes del 2011.
También se observa que al 1º de diciembre el índice de ocupación de los corrales era del 56 por ciento, sólo un punto menos que un año atrás.
En el mismo informe se afirma que para las operaciones de engorde iniciadas en el otoño y terminadas durante la primavera las pérdidas se ubicaron entre los 250 y los 360 pesos por cabeza. La cámara denuncia también el alto grado de incumplimiento del peso mínimo de faena, que lleva a que los empresarios que cumplen la norma y llevan los animales a pesos de faena por encima de los 300 kilos sufren quitas importantes en los precios por kilo vivo.

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