Cosecha de trigo finaliza con números negativos
URUGUAY : La cosecha de trigo está prácticamente finalizando en
todo el país, con números negativos que la enmarcan como la peor de los
últimos cinco años, pero aun así, una zafra incomparable con la
historia previa a 2008. El ascenso de la soja a partir de 2002 terminó
por consolidar su cultivo complementario como producto de exportación.
Más allá de las dificultades vinculadas a un invierno y primavera
lluviosa, que en nuestro departamento generó precipitaciones que
superaron los 630 mililitros entre agosto y octubre, el cereal será de
todos modos un rubro importante de exportación.
En el caso de algunos productores, será una pieza importante en la tarea de pagar los altos alquileres de la tierra y conseguir un margen. Para otros productores será un dolor de cabeza no solo porque no permitirá cubrir los costos del cultivo sino porque las limitantes de calidad no permitirán cumplir compromisos pactados en ventas a futuro.
Según las cifras oficiales, fueron sembradas en Uruguay 450.000 hectáreas de trigo. Eso ya marcaba un descenso respecto a la siembra del año anterior, cuando la superficie anduvo por las 600.000 hectáreas. Se sabía que la producción iba a bajar porque ante el alto precio de la soja y lo incierto del precio del trigo en el primer trimestre del año, muchos productores apostaron a la soja en exclusiva, de primera, jugándose a un buen rendimiento.
En la decisión pesaba también la situación de año Niño, que suele traer primaveras lluviosas que complican al cereal. Los pronósticos climáticos se cumplieron casi al pie de la letra y quienes apostaron a sembrar una soja en la fecha ideal para el cultivo, renunciando al trigo, suspirarán aliviados. La oleaginosa ha vuelto a cotizaciones por encima de U$S 500 por tonelada y los cultivos presentan un muy buen estado en el comienzo de su ciclo. Pero muchos productores no pueden simplemente parar y hacer un único cultivo al año y sembraron. Por las lluvias excesivas tuvieron un rendimiento menor al del año pasado. Tras el récord de la cosecha pasada, cuando se pasaron por primera vez los 3.300 kilos, en la presente no se llegará a los 3.000 kilos por hectárea, sostiene un informe de Blasina y Asociados. La resultante será una caída importante de la producción que, tras superar los dos millones de toneladas en la zafra pasada, retrocederá a 1.300.000 en la presente.
El problema no es solo de volumen. Hay una parte de ese trigo que no es apto para consumo humano, porque 2012 quedará marcado como el año en el que finalmente atacó el hongo más temido por los productores de trigo, el Fusarium. Eso llevó a chacras con espigas que no tienen granos o que tienen los granos contaminados con el hongo.
Pero la producción es suficiente para el consumo interno. Entre las 1.300.000 toneladas producidas y las 400.000 del consumo interno, hay un margen razonable para el abastecimiento de los uruguayos.
Para aquellos productores que lograron esquivar el ataque del Fusarium y lograron un trigo de buena calidad, no necesariamente será una mala cosecha. El trigo de calidad no abunda en la región. Y lo que no abunda, vale. Si la zafra no colmó las expectativas en cuanto a producción y calidad, sí ocurre en el precio del grano.
Los productores en el otoño esperaban precios de U$S 240 a U$S 250 para tomar una decisión de siembra, y los compradores no se animaban a comprometerse a dichas cotizaciones. Las sequías de Estados Unidos, Rusia y Ucrania impulsaron las cotizaciones hasta los U$S 320 actuales.
La región
Y en esta semana el gobierno argentino anunció que solo autorizará la exportación de 4.500.000 toneladas de trigo, lo que deja a Brasil muy necesitado de importar por fuera de su abastecedor casi exclusivo en otras épocas. Ese volumen significaría las menores exportaciones argentinas de los últimos 15 años. Y como contrapartida está Brasil, donde la producción permanece estable, pero las necesidades de importación son fuertes, porque las lluvias también dañaron a los cultivos.
En el informe mensual de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, divulgado el pasado martes 11, fueron corregidas al alza las necesidades de importación brasileñas a 7.500.000 toneladas. De modo que si se cumplen las restricciones que impone el gobierno argentino –que ha interrumpido la emisión de registros de exportación–, Brasil debería conseguir como mínimo tres millones de toneladas “no argentinas”.
Podría pensarse que Uruguay juega casi solo para exportar al país norteño. Pero no es tan así. Los tiempos han cambiado y Paraguay se ha vuelto una potencia agrícola, logrando una buena cosecha tanto en volumen como en calidad. Serán exportadas desde Paraguay 1.600.000 toneladas, algo que puede parecer sorprendente dado el carácter subtropical de ese país. Pero no sorprende a quienes están cerca de la pujante agricultura paraguaya. De todos modos, los precios regionales por encima de los U$S 300 deben mantenerse a pesar de que el mercado internacional está en principio razonablemente abastecido y los precios de Nueva Palmira superan a los de Chicago.
calidad
Quienes no llegan a la calidad panadera logran colocar el trigo forrajero a un muy buen precio de U$S 250 la tonelada y a veces más para la exportación o el mercado interno. En un mundo con escasez de maíz, estos trigos son buscados activamente.
Es una zafra de resultados dispares, con una producción que será muy inferior a la del año pasado, donde la calidad se pagará en forma diferencial, y en la que nadie tendrá mucho tiempo para festejar o lamentar. Apenas cosechado hay que sembrar los cultivos de verano, que serán los que tendrán la responsabilidad de hacer la diferencia en esta agricultura de costos cada vez mayores.
Fueron cinco años muy favorables para el trigo en Uruguay, y en el sexto llegó el Fusarium. Pero el daño fue mucho más limitado que en otros años lluviosos, en los que el hongo hizo desastres. La presencia de Uruguay como exportador de trigo no quedará interrumpida por un paso en falso.
En el caso de algunos productores, será una pieza importante en la tarea de pagar los altos alquileres de la tierra y conseguir un margen. Para otros productores será un dolor de cabeza no solo porque no permitirá cubrir los costos del cultivo sino porque las limitantes de calidad no permitirán cumplir compromisos pactados en ventas a futuro.
Según las cifras oficiales, fueron sembradas en Uruguay 450.000 hectáreas de trigo. Eso ya marcaba un descenso respecto a la siembra del año anterior, cuando la superficie anduvo por las 600.000 hectáreas. Se sabía que la producción iba a bajar porque ante el alto precio de la soja y lo incierto del precio del trigo en el primer trimestre del año, muchos productores apostaron a la soja en exclusiva, de primera, jugándose a un buen rendimiento.
En la decisión pesaba también la situación de año Niño, que suele traer primaveras lluviosas que complican al cereal. Los pronósticos climáticos se cumplieron casi al pie de la letra y quienes apostaron a sembrar una soja en la fecha ideal para el cultivo, renunciando al trigo, suspirarán aliviados. La oleaginosa ha vuelto a cotizaciones por encima de U$S 500 por tonelada y los cultivos presentan un muy buen estado en el comienzo de su ciclo. Pero muchos productores no pueden simplemente parar y hacer un único cultivo al año y sembraron. Por las lluvias excesivas tuvieron un rendimiento menor al del año pasado. Tras el récord de la cosecha pasada, cuando se pasaron por primera vez los 3.300 kilos, en la presente no se llegará a los 3.000 kilos por hectárea, sostiene un informe de Blasina y Asociados. La resultante será una caída importante de la producción que, tras superar los dos millones de toneladas en la zafra pasada, retrocederá a 1.300.000 en la presente.
El problema no es solo de volumen. Hay una parte de ese trigo que no es apto para consumo humano, porque 2012 quedará marcado como el año en el que finalmente atacó el hongo más temido por los productores de trigo, el Fusarium. Eso llevó a chacras con espigas que no tienen granos o que tienen los granos contaminados con el hongo.
Pero la producción es suficiente para el consumo interno. Entre las 1.300.000 toneladas producidas y las 400.000 del consumo interno, hay un margen razonable para el abastecimiento de los uruguayos.
Para aquellos productores que lograron esquivar el ataque del Fusarium y lograron un trigo de buena calidad, no necesariamente será una mala cosecha. El trigo de calidad no abunda en la región. Y lo que no abunda, vale. Si la zafra no colmó las expectativas en cuanto a producción y calidad, sí ocurre en el precio del grano.
Los productores en el otoño esperaban precios de U$S 240 a U$S 250 para tomar una decisión de siembra, y los compradores no se animaban a comprometerse a dichas cotizaciones. Las sequías de Estados Unidos, Rusia y Ucrania impulsaron las cotizaciones hasta los U$S 320 actuales.
La región
Y en esta semana el gobierno argentino anunció que solo autorizará la exportación de 4.500.000 toneladas de trigo, lo que deja a Brasil muy necesitado de importar por fuera de su abastecedor casi exclusivo en otras épocas. Ese volumen significaría las menores exportaciones argentinas de los últimos 15 años. Y como contrapartida está Brasil, donde la producción permanece estable, pero las necesidades de importación son fuertes, porque las lluvias también dañaron a los cultivos.
En el informe mensual de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, divulgado el pasado martes 11, fueron corregidas al alza las necesidades de importación brasileñas a 7.500.000 toneladas. De modo que si se cumplen las restricciones que impone el gobierno argentino –que ha interrumpido la emisión de registros de exportación–, Brasil debería conseguir como mínimo tres millones de toneladas “no argentinas”.
Podría pensarse que Uruguay juega casi solo para exportar al país norteño. Pero no es tan así. Los tiempos han cambiado y Paraguay se ha vuelto una potencia agrícola, logrando una buena cosecha tanto en volumen como en calidad. Serán exportadas desde Paraguay 1.600.000 toneladas, algo que puede parecer sorprendente dado el carácter subtropical de ese país. Pero no sorprende a quienes están cerca de la pujante agricultura paraguaya. De todos modos, los precios regionales por encima de los U$S 300 deben mantenerse a pesar de que el mercado internacional está en principio razonablemente abastecido y los precios de Nueva Palmira superan a los de Chicago.
calidad
Quienes no llegan a la calidad panadera logran colocar el trigo forrajero a un muy buen precio de U$S 250 la tonelada y a veces más para la exportación o el mercado interno. En un mundo con escasez de maíz, estos trigos son buscados activamente.
Es una zafra de resultados dispares, con una producción que será muy inferior a la del año pasado, donde la calidad se pagará en forma diferencial, y en la que nadie tendrá mucho tiempo para festejar o lamentar. Apenas cosechado hay que sembrar los cultivos de verano, que serán los que tendrán la responsabilidad de hacer la diferencia en esta agricultura de costos cada vez mayores.
Fueron cinco años muy favorables para el trigo en Uruguay, y en el sexto llegó el Fusarium. Pero el daño fue mucho más limitado que en otros años lluviosos, en los que el hongo hizo desastres. La presencia de Uruguay como exportador de trigo no quedará interrumpida por un paso en falso.
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