Cebada: los rindes caen hasta un 38 por ciento
La cebada es un cultivo que aumentó mucho su área sembrada y su producción en las últimas campañas. En el ciclo 2012/13 se sembró 1,5 millón de hectáreas y se esperaba cosechar 5,6 millones de toneladas; sin embargo, un relevamiento realizado por la consultora Globaltecnos para CREA entre productores de distintas zonas mostró que, en promedio, el rinde logrado fue de 2,76 toneladas por hectárea contra 4,43 estimadas inicialmente, un 38 por ciento inferior al esperado.
El relevamiento se realizó entre agricultores de Las Parejas, Saladillo, Las Flores, Pergamino, Salto, Gualeguay, Pérez Millán, Marcos Juárez, Alberti y Dorrego. Como se observa en el gráfico, en la mayoría de los casos los rindes esperados antes del ingreso de la máquina eran muy superiores a los efectivamente alcanzados. En algunos casos, la merma representa más del 50 por ciento y en un solo caso el cultivo rindió más de lo esperado.
El 80 por ciento de la cosecha de este cultivo tiene destino forrajero, con los países del norte de África y Arabia Saudita como principales destinos de exportación.
Además, la caída de rindes vino acompañada de problemas de calidad. En la cebada forrajera existen varios rubros en el estándar de comercialización, pero los más definitorios son tres: peso hectolítrico, materias extrañas y granos pelados y/o rotos.
En el relevamiento se preguntó acerca del peso hectolítrico, debido a que la mayor parte de la cebada se exporta como forrajera. En todos los casos analizados, se ubicó por debajo de 62 que establece la mayoría de los contratos forward (venta a cosecha con precio fijo) para mercadería grado 1. En otros casos estuvo por debajo de 56, mínimo para el grado 3, según explicó ayer un comunicado de CREA.
Las caídas de rinde y de calidad están asociadas a baja radiación (muchos días nublados determinaron que la planta no realizara la fotosíntesis de forma plena, generando granos livianos); golpe de calor a principios de noviembre, que provocó un «efecto soplete» que dio como resultado granos chicos.
También influyeron el anegamiento durante octubre y ataques de Ramularia sp, una enfermedad fúngica que causa lesiones necróticas sobre las hojas, que terminan secándose en forma rápida. Como consecuencia, las plantas se entregan antes de tiempo y se producen importantes reducciones en el número y peso de los granos.
Medidas
Los exportadores advirtieron el problema y algunos han empezado a tomar medidas, como disminuir las exigencias de peso hectolítrico de 62 a 55-58, con descuentos variables por punto de caída. No obstante, si las condiciones de comercialización no sufrieran modificaciones porque algunos exportadores no estuvieran dispuestos a reducir las exigencias de calidad, el margen de maniobra de los agricultores se reduciría significativamente, advirtió el informe.
La primera acción que han puesto en marcha algunos productores para evitar mayores problemas es clasificar la cebada desde el lote, cosechando por ambientes, muestreando todas las tolvas y, en caso de ser posible, hacer una prelimpieza en el campo. Finalmente, si la cebada sigue teniendo bajo peso, se debería procesar directamente en el acopio.
En caso de no poder cumplir ni con la calidad ni con la cantidad, habrá que evaluar la forma de cubrirse de una eventual suba en el precio de la forrajera que genere mayores pérdidas.
Una instancia que exploran algunos productores para cubrirse ante una eventual suba de la cebada puede ser la compra a través del Matba, aunque como la entrega es en Quequén y la zona parece no estar mal, es difícil que suba esa posición.
Como conclusión, desde el CREA plantearon ayer dos escenarios posibles. En el primer escenario, la producción podría caer de 5,6 millones de toneladas a 5,1 o a 4,6 millones de toneladas si se produjeran caídas del 10 por ciento y del 20 por ciento del rinde sobre lo proyectado.
En el segundo escenario, no se podrían exportar 4 millones de toneladas debido a que los stocks resultarían negativos. Cabe destacar que el rinde promedio de las últimas cinco campañas fue de 3,34 toneladas por hectárea, con un máximo de 3,97 toneladas por hectárea en la campaña 2010/11 y un mínimo de 2,67 en la campaña 2009/10.
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