Qué dice el documento presentado por la oposición para el agro
El Grupo de Acción Política para la Unidad (GAPU) realizó un Seminario de Políticas Agroindustriales que contó con la presencia de las entidades rurales, entre los que se encontraban representantes de CRA, FAA, Coninagro y Sociedad Rural Argentina. Asimismo, participaron integrantes de Maizar, Argentrigo y Asagir. Del sector político estuvieron Gerardo “Momo” Venegas, Patricia Bullrich, [...]
El Grupo de Acción Política para la Unidad (GAPU) realizó un Seminario de Políticas Agroindustriales que contó con la presencia de las entidades rurales, entre los que se encontraban representantes de CRA, FAA, Coninagro y Sociedad Rural Argentina. Asimismo, participaron integrantes de Maizar, Argentrigo y Asagir. Del sector político estuvieron Gerardo “Momo” Venegas, Patricia Bullrich, Federico Pinedo, Rogelio Frigerio, Jorge Chemes, Lucio Aspiazu, Eduardo Amadeo y Jorge Srodek entre otros.
Desde el grupo aseguraron que el objetivo es construir un programa de gobierno para el desarrollo y la unidad, con propuestas alternativas a las políticas llevadas a cabo por el Kirchnerismo.
Como resultado del Seminario, se presentó un documento que consta de 31 puntos, que se detalla a continuación:
I. Un modelo de desarrollo nacional
1. Dos objetivos básicos de un modelo de desarrollo nacional son, uno, aumentar la producción económica y, dos, que toda la población se beneficie con ese desarrollo. Consideramos que el sector agroindustrial puede ser uno de los motores fundamentales para alcanzar esos objetivos. El sector agroindustrial incluye al sector agropecuario pero lo excede largamente a través del desarrollo de las cadenas de valor.
2. En efecto, varios países desarrollados en el mundo (definidos como de alto ingreso per capita y equitativa distribución del ingreso) basan, en gran parte, su estructura productiva y sus exportaciones en recursos naturales; por ejemplo, Australia, Nueva Zelandia, Noruega, Canadá, etc.
3. El desarrollo agroindustrial buscado tendrá varios efectos positivos. Por un lado, aumentará el empleo con salarios altos. Por otro, el desarrollo se dará en todo el territorio del país lo que permitirá que municipios y provincias converjan en sus niveles de vida con las zonas más prósperas.
4. El modelo que proponemos tiene como objetivo abastecer tanto exportaciones crecientes como consumo interno. El aumento drástico de la producción y su valor permitirá este doble objetivo, asegurando el abastecimiento alimentario a precios razonables y el crecimiento del ingreso de divisas. Esta sinergia será la verdadera defensa de la “mesa de los argentinos”.
5. Este desarrollo productivo propuesto tendrá su contraparte en desarrollo social, representado por el acceso a la educación, la salud, la vivienda y a servicios varios, lo que será tanto causa y efecto del agregado de valor.
6. Esta propuesta abarca a todas las cadenas productivas alimentarias y agroindustriales basadas en recursos naturales, incluyendo a las oleaginosas, carnes (bovina, aviar, porcina, ovina y caprina), lácteas, cereales, vitivinícola, maderera, frutícolas, hortícolas, arrocera, azucarera, algodonera, yerbatera, del tabaco, del té, del olivo, de la pesca, etc. Cada una de esos productos tiene encadenamientos hacia atrás (insumos tales como maquinaria, fertilizantes o semillas) y encadenamientos hacia adelante (tales como transporte, industrialización, biocombustibles, alimentos, comercialización, etc.). Cada una de las cadenas presenta problemáticas idiosincráticas pero también algunas características comunes. En este documento nos referimos a estas últimas.
7. El modelo de desarrollo que proponemos incluye no solamente el crecimiento de la agroindustria de escala comercial e inserción a los mercados mundiales, sino también la llamada agricultura familiar. Esta consiste en agricultura de pequeña escala, con mano de obra familiar y gran porción de producción para consumo local. La agricultura familiar requiere de políticas específicas y focalizadas que promuevan las capacidades productivas y comerciales de sus actores. En otras palabras, también los productores de agricultura familiar podrán crecer tanto en ingresos como en bienestar.
8. Para el éxito de este modelo productivo será fundamental el uso sustentable de los recursos naturales: suelos, agua, fauna, monte y pastizales nativos. En particular, deberá promoverse el uso consciente de agroquímicos en base al conocimiento científico de sus efectos y a las normas internacionales.
II. Oportunidades del mundo
9. El escenario mundial para los próximos 20 años es de una gran demanda alimentaria así como de otros productos agroindustriales (biocombustibles, fibras, productos de la madera, etc.). Esta demanda proviene de los centros tradicionales (Estados Unidos y Europa) y de nuevos polos de desarrollo (como China, India y Brasil), pero también de toda una serie de países de tamaño menor que están creciendo en forma considerable, tales como los del sudeste asiático, norte de Africa y Medio Oriente.
10. En este sentido, el gran desafío para el país y para el sector es, por un lado, transformar la estructura de producción a una de mayor valor agregado, y, por otro, acceder con esta producción de avanzada precisamente a esos mercados internacionales.
III. Políticas para el sector
a. Tributaria y comercio interior
11. Consideramos que debe realizarse una reforma tributaria para la economía en su conjunto, dentro de la cual las propuestas que afecten al sector agroindustrial serían las siguientes:
i. Simplificación de la normativa y reglamentación impositiva (en el presente la cantidad de normas y su cambio continuo lleva a que sea prácticamente imposible cumplir adecuadamente con la reglamentación, costo que recae sobre todo en pequeños productores).
ii. Reducción de la excesiva presión tributaria sobre el sector (en el presente se calcula que, en un año normal, los impuestos representan al menos 80 por ciento de las ganancias antes de impuestos).
iii. Disminución del peso de los impuestos que desalientan la producción, el empleo, la inversión y el comercio. Por ejemplo, consideramos que el impuesto a los créditos y débitos (impuesto al cheque) debe ser eliminado, lo que alentará el comercio, la extensión de las cadenas así como la bancarización a la que nos referimos en el punto e).
iv. Disminución de los derechos de exportación, los cuales tenderán a 0 por ciento. Las retenciones son un impuesto que desalienta la producción, lo consideramos injusto porque no tiene en cuenta el nivel de ganancias, y, en general, afecta en mayor medida a zonas menos rendidoras y pequeños productores. También desalienta las inversiones de los productores así como la generación de mejoras tecnológicas. Recalcamos que pueden afectar más a los productores que están alejados de los centros de recibo o se encuentran en zonas marginales por suelo o por clima.
12. Promovemos mayor libertad en los mercados internos, con el debido control estatal, mediante la adopción de reglas claras y estables que reemplacen el ejercicio arbitrario de la autoridad administrativa. Paradójicamente las intervenciones realizadas con fines de abaratar los alimentos provocaron una concentración de la renta en menor cantidad de actores, llevaron a menor transparencia y consecuentemente elevaron los precios al consumidor. Así, varios estudios muestran que las brechas de precio entre el productor y el consumidor aumentaron significativamente a partir de estas políticas, sin que esos aumentos fueran consecuencia de un agregado genuino de valor.
b. Comercio exterior
13. Proponemos eliminar las restricciones a las exportaciones (ROE) y desarrollar una política activa de acceso y recuperación de mercados, cumpliendo los estándares sanitarios, de trazabilidad y de calidad que los países demandantes requieren.
14. Consideramos que es necesario una política macroeconómica que no se transforme en un freno para las exportaciones. Un tipo de cambio real apreciado debido a la inflación es una barrera infranqueable para las exportaciones. La propuesta que planteamos aquí es para el largo plazo y creemos que, en ese plazo, el tipo de cambio real debe acercarse al de equilibrio, lo que permitirá que, con ganancias de productividad, el país sea cada vez más competitivo.
15. Promovemos una política de inserción internacional a través de multinacionales de capital argentino que realicen la comercialización de productos alimentarios y agroindustriales argentinos. De esta manera se podrá vender en el exterior productos con valor agregado en el país. Esto implicará mayor inversión y empleo en el país.
c. Infraestructura
16. Consideramos que el estado nacional y los estados provinciales deben dar prioridad a la inversión en infraestructura para la producción. Esta consiste en la construcción y mantenimiento de autopistas, rutas y caminos internos, el desarrollo ferroviario y el transporte fluvial, así como en la mejora de la logística portuaria. También el estado debe priorizar la infraestructura energética, desde la generación hasta la distribución a todo el país, lo que será condición necesaria para el desarrollo de las cadenas de valor en todo el territorio. Asimismo, se promoverá el riego dadas las características semiáridas de gran parte del país y de los importantes recursos hídricos del mismo. Por último, deberá adaptarse la capacidad de almacenaje así como incentivar la reconversión de la flota de camiones.
17. Con el objetivo de avanzar en la construcción y mantenimiento de esta infraestructura para el desarrollo productivo se usarán tanto los recursos estatales como la atracción de inversión privada. Creemos que los estados nacional y provinciales deben elegir inteligentemente cuál es la mejor combinación de recursos privados y estatales para cada proyecto particular.
d. Empleo
18. El desarrollo agroindustrial permitirá erradicar la pobreza rural. Se promoverá la fiscalización del empleo rural con una paulatina formalización del mismo.
19. La tecnificación del los procesos agroindustriales exige que la capacitación del personal abocado a estas tareas y de los jóvenes que aspiran a incorporarse al sector sea un eje de trabajo conjunto del estado, los sectores gremiales y los sectores empresarios. El desarrollo agroindustrial generará empleos con altos salarios al requerir conocimientos específicos. Habrá una demanda creciente de instituciones educativas de calidad en todo lo relacionado a las ciencias de la vida.
e. Crédito
20. Un aspecto fundamental de toda economía de mercado dinámica (lo que constituye una precondición para ser simultáneamente rica e igualitaria) es el acceso al crédito por parte de toda la población. Por ello es fundamental el crecimiento del crédito tanto a empresas (de todos los tamaños) como a individuos, lo que es imposible sin un crecimiento de los depósitos de los propios individuos y empresas. En otras palabras, es fundamental que el sector financiero crezca en su rol de intermediador entre ahorristas e inversores.
21. La primera condición para tener un mercado crediticio amplio y accesible es tener una moneda creíble. Por lo que, si bien la política monetaria excede a un manifiesto sobre política agroindustrial, no se puede dejar de mencionar que es absolutamente necesario el freno a la inflación y la implementación de un banco central independiente, confiable y con reputación.
22. La segunda condición para un mercado crediticio desarrollado es que el propio Estado sea confiable en su trato de la propiedad privada de los depósitos. En la medida en que los individuos y empresas perciban que en el mediano plazo esos fondos pueden ser confiscados (explícita o implícitamente mediante diferentes tipos de “defaults”) seguirán ahorrando sacando los fondos del mercado local o directamente no ahorrarán, lo que imposibilitará desarrollos productivos de largo plazo.
23. Mientras se sientan las bases para un desarrollo financiero que otorgue préstamos a empresas e individuos para su crecimiento productivo, será necesario implementar medidas para canalizar ahorro a productores, sea a través de la amortización acelerada de bienes de capital como de préstamos a productores (por ejemplo, ganaderos) a valor producto.
24. El desarrollo de un mercado financiero (bancario y de capitales) permitirá la extensión de las cadenas, el financiamiento de pequeños productores y nuevos emprendimientos, así como el afianzamiento de grandes firmas de capital nacional, como lo han hecho Chile y Brasil en la última década.
f. Profesionalización del Estado
25. Una política de fuerte profesionalización de los organismos estatales relevantes para la agroindustria será otro de los pilares de la política pública para el sector, desde la reconstrucción del INDEC (cuya intervención llevó al fracaso total del censo agropecuario del 2008) a la profesionalización del SENASA (que se ha deteriorado fuertemente en el último año), el Ministerio de Agricultura (cuya capacidad de gestión es menor a la que tenía cuando era una Secretaría), el INTA, el INTI, el CONICET y las universidades públicas.
26. Consideramos que un Estado fuerte, presente y eficiente, con prioridades claras entre las cuales se destacan la ciencia y tecnología, la inserción internacional y el desarrollo territorial es condición necesaria para avanzar en transformar la potencia agropecuaria que es hoy la Argentina en potencia agroindustrial.
IV. Agricultura familiar
27. Entendemos que el desarrollo de la ruralidad no será completo si no se generan políticas efectivas, claras y sostenidas para la agricultura familiar. Este sector representa casi el 66 por ciento del total de las explotaciones agropecuarias existentes en el país, y trabaja poco más de 1/8 de la superficie que explotan los productores de mayor dimensión, aportando un 20 por ciento al producto bruto agropecuario nacional. La agricultura familiar es también un factor clave de ocupación territorial y contención social.
28. Por sus propias características y vulnerabilidad, la agricultura familiar requiere de políticas específicas y focalizadas que promuevan las capacidades productivas y comerciales de sus actores a través de políticas orientadas al propio desarrollo. La estructura administrativa del Estado debe ser capaz de atender estas necesidades específicas con metas objetivas de promoción y desarrollo a alcanzar en plazos establecidos y en trabajo conjunto con las provincias.
29. Consideramos que la creación de un Ministerio de Agricultura Familiar separado del Ministerio de Agricultura, tal como lo hizo Brasil, será un buen comienzo para apoyar en forma enfática el desarrollo de la agricultura familiar. Entre las primeras acciones deberá considerarse la progresiva titularización de propiedades.
V. Uso de recursos naturales
30. Para llevar a cabo la producción agropecuaria es necesario transformar el paisaje natural y utilizar los recursos naturales del ambiente. Los principales recursos naturales implicados en estos procesos son (i) la diversidad natural (flora y fauna originales en el bioma natural), (ii) el suelo y (iii) el agua. En la inteligencia de que no es posible el desarrollo de las actividades agropecuarias sin la transformación y uso de los recursos naturales y que, al mismo tiempo, éstos brindan servicios no sólo a la actividad agropecuaria sino también a muchas otras actividades económicas, sociales, etc., es necesario buscar mecanismos que permitan compatibilizar la creación de valor y generación de desarrollo con el cuidado, el uso prudente y racional y la conservación de los recursos naturales.
31. Consideramos que la mejor manera en que el estado nacional puede proteger los recursos naturales en el largo plazo es promoviendo la educación científica así como creando los ámbitos de discusión de estas temáticas. Esto redundará en una presión social mayor por una regulación prudente e inteligente del uso de los recursos
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