La mosca blanca 'Bemisia tabaci' es un insecto diminuto. Sin embargo, tiene efectos devastadores sobre muchos cultivos. La lista de las producciones que se ven seriamente afectadas es larga. Abarca desde el tomate hasta calabacín, pepino, pimiento, melón, sandía, caqui, cítricos e incluso plantas de jardín e interior. A pesar de sus pequeño tamaño, transmite virus que causan las enfermedades como la de la cuchara y el amarilleo del tomate en los países mediterráneos o el mosaico de la yuca en el África Subsahariana, enfermedades contra las que los investigadores del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (IHSM) están centrando sus esfuerzos desde hace tiempo.
A estas investigaciones, La Mayora suma otra iniciativa. El centro participa activamente en otro proyecto de ámbito internacional que tiene como objetivo principal conocer en profundidad las infecciones emergentes causadas por virus transmitidos por mosca blanca que afectan de forma alarmante a los cultivos de judía en Sudamérica. La finalidad es poder diseñar estrategias de control.
El proyecto se centra en Venezuela y Ecuador, que forman parte del grupo de países susceptibles de ayudas oficiales al desarrollo, como establece la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además del IHSM, participan en este proyecto, que coordina la doctora e investigadora de La Mayora Elvira Fiallo Olivé, científicos de la Universidad del Zulia (Maracaibo, Venezuela) y de la Universidad Agraria del Ecuador (Guayaquil).
Según expertos del IHSM, la mosca blanca amenaza los cultivos de judía en Sudamérica, ya que la Bemisia tabaci es una vieja conocida para los científicos y los agricultores de la mayor parte de las zonas cálidas del mundo.
En Brasil, las epidemias de uno solo de estos virus, el mosaico dorado de la judía, causa enormes pérdidas económicas. Las parcelas afectadas son recuentes y en ellas las pérdidas de producción oscilan entre el 40 y el 100%. En Brasil y países limítrofes, las pérdidas causadas por este virus en la producción de judía se estiman en 200.000 toneladas cada año. La situación es tan grave que por primera vez se han aprobado variedades de judías transgénicas resistentes al virus por parte de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Brasil, según el investigador científico de La Mayora, Jesús Navas.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo que junto a la Universidad de Málaga (UMA) conforman el IHSM La Mayora, incluyó en su programa de Cooperación Científica para el Desarrollo de los países menos favorecidos, con motivo del Año Internacional de las Legumbres proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2016, una convocatoria de proyectos de investigación sobre legumbres. La Mayora recibió financiación para llevar a cabo uno de estos proyectos, que se desarrolla durante 2016 y 2017.
El Año Internacional de las Legumbres tuvo como objetivos principal promover el valor y la utilización de las legumbres, concienciar a la población mundial sobre sus beneficios para la nutrición y la agricultura sostenible así como promover la mejora de la investigación.
Base de la dieta
En América Latina y el Caribe las judías, también conocidas como alubias, habichuelas, frijoles, fréjoles, porotos o caraotas, suponen, junto con el arroz, la base de la dieta tradicional de cientos de millones de personas. De hecho, se trata de un producto originario de Centroamérica y Sudamérica. Pero además la judía forma parte fundamental, junto con otras legumbres del Viejo Mundo, de la Dieta Mediterránea.
El proyecto de Cooperación Científica para el Desarrollo con Venezuela y Ecuador sobre los virus transmitidos por la mosca blanca en legumbres ha comenzado esta semana con la visita a la finca experimental La Mayora de las investigadoras Dorys Chirinos, de Venezuela, y Rossana Castro, de Ecuador.
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