Alrededor de 30.000 trabajadores de la salud exigen la prohibición de este producto, al que consideran “cancerígeno”. Aseguran que su uso también está asociado a abortos espontáneos, malformaciones y enfermedades varias
Cerca de 30.000 trabajadores de la salud nucleados en FESPROSA, hicieron el pedido luego de que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC por sus siglas en inglés), que forma parte de la Organización Mundial de la Salud, llegara a la conclusión de que ” el glifosato es un cancerígeno probable para seres humanos”.
Los trabajadores nucleados en la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA) explicaron:
“La entidad acaba de difundir los resultados de un estudio que pateó el tablero del modelo de agronegocios. Así, la denuncia que desde hace años vienen haciendo vecinos afectados y científicos fuera de las órbitas de las corporaciones cobró un renovado impulso”, afirmaron a través de un comunicado.
“En nuestro a país se aplica glifosato en más de 28 millones de hectáreas cada año, más de 320 millones de litros, lo que significa que 13 millones de personas están en riesgo de ser afectadas, según datos de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados (RMPF). No solo la soja es adicta al glifosato, el herbicida se utiliza también para el maíz transgénico y otros cultivos. Donde cae el glifosato, solo crecen los organismos genéticamente modificados, todo lo demás muere”
“Nuestra Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA), que representa a más de 30 mil médicos y profesionales de la salud de nuestro país, es Miembro del Colectivo Sanitario Andrés Carrasco.
Andrés Carrasco fue un investigador del CONICET, fallecido hace un año, quien demostró los daños del glifosato en embriones. Por difundir sus investigaciones, fue atacado por la industria y las autoridades del CONICET. Hoy la OMS le da la razón”.
“El glifosato no sólo provoca cáncer. También está asociado al aumento de abortos espontáneos, malformaciones genéticas, enfermedades de la piel, respiratorias y neurológicas”.
“Las autoridades sanitarias, en particular el Ministerio de Salud de la Nación y los poderes políticos no pueden seguir mirando para el costado, el agronegocio no puede seguir creciendo a costa de la salud de los argentinos. Los 30 mil profesionales de la salud de Argentina de la FESPROSA pedimos que se prohíba ya el glifosato en nuestro país y que se abra un debate sobre la necesaria reconversión de los agronegocios, con la aplicación de tecnologías que no pongan en peligro la vida humana”.
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