La ganadería de Brasil, a pesar de la sequía que sufre gran parte del país y de los altos precios de la carne en la actualidad, confía en una “estabilización” de la cadena de producción y de los valores en el mercado en 2016, afirmaron hoy especialistas del sector.
“A partir de 2016 hay una expectativa de una tendencia de que el mercado ganadero vuelva a lo normal”, señaló a Efe el profesor, agrónomo y economista Sergio de Zen, quien participó del VI Seminario Confinatto, que reunió productores representantes de un 30 % de la cadena productiva de ganado en el país.
El seminario antecedió a la Feria Internacional Agrícola Agrishow 2015, inaugurada hoy en la ciudad paulista de Riberao Preto, a unos 322 kilómetros de Sao Paulo, la capital regional.
De Zen comentó que los productores esperan que las medidas económicas del ministro de Economía, Joaquim Levy, bien aceptadas por el sector, tengan efecto en los próximos meses, con un escenario de bajos costos de producción que pueden reducir el precio final para el consumidor.
Para el especialista, el mercado está desequilibrado en el mayor exportador mundial de ganado, que sufre por una sequía “fuera de lo común” y afronta una oferta de carne menor que la del año anterior.
Desde la adopción de nuevos criterios para la tabla de precios, que fue fijada en 2001 y varía por regiones, Brasil pasa ahora por el mayor valor por arroba, que es en promedio de 150 reales (unos 50 dólares)
No obstante, el presidente ejecutivo del grupo Agroceres, Fernando Pereira, advirtió que el alza de los precios seguirá sobrepasando el promedio histórico hasta 2017, un poco más de lo previsto por De Zen, como consecuencia del mercado internacional con productores que también sufren por las sequías.
Estados Unidos, explicó Pereira, lucha desde 2012 contra los efectos de la sequía que aumentó los costos de producción de los granos y se reflejó en una disminución del rebaño.
El productor Abel Leopoldino, de la región central del país, dijo que, en su caso, él mantiene hoy un “negocio más rentable”, pues estaba preparado para las altas de los precios del ternero dentro de un ciclo de engorde y eso le dio “fortaleza” para la actividad.
Para Leopoldino, la depreciación del real frente al dólar -que llegó en el primer trimestre a un 20 %- tiene algo de “bueno” y de “malo” por las altas remuneraciones al exportar carne, por un lado, y por el alto costo de insumos como el fosfato y el fósforo.
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