Brasilia – El Gobierno brasileño prorrogó ayer por un año y medio un acuerdo que prohíbe la comercialización de soja proveniente de nuevas deforestaciones en la Amazonia, informaron fuentes oficiales.
El acuerdo, que extenderá la moratoria hasta mayo de 2016, fue firmado entre el Gobierno brasileño, asociaciones de productores agrícolas, organizaciones ecologistas y comerciantes, que se comprometieron a no adquirir soja procedente de áreas devastadas en la Amazonia.
La moratoria de la soja fue implementada por primera vez en 2006 y ha sido renovada anualmente, con el objetivo de evitar el avance de los cultivos hacia las selvas vírgenes de la Amazonia.
Según datos del Ministerio de Agricultura presentados ayer, entre 2007 y 2013 las autoridades identificaron 47.028 hectáreas de plantíos de soja en áreas de bosque taladas ilegalmente en la Amazonia, lo que supone un aumento del 67% con respecto al año anterior.
Este aumento se debió al alza del precio de la soja, el grano más cultivado en Brasil, según explicó la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, en una rueda de prensa.
El director de la campaña Amazonia de Greenpeace, Paulo Adario, destacó que la moratoria ha sido “fundamental” para frenar la deforestación en la selva.
A pesar del aumento de los cultivos, la soja sólo fue directamente responsable del 4,6% de la deforestación ocurrida en los últimos siete años en los 73 municipios amazónicos con producción de esta oleaginosa y del 0,9% del total del ecosistema, según el ministerio.
La extensión de la soja en la Amazonia supone un porcentaje mínimo dentro del área de 30,7 millones de hectáreas del cereal plantadas en todo Brasil.
No obstante, la principal región productora es el estado de Mato Grosso, ubicado en el límite meridional de la selva, motivo que preocupa a los ecologistas.
Los principales responsables de la destrucción de la Amazonia son los madereros ilegales, además de la ganadería extensiva y las explotaciones de carbón vegetal.
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