URUGUAY : El potencial del compartimento ovino de Cerro Colorado fue destacado por el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, quien enfatizó que Uruguay demuestra que puede generar a nivel de predios privados condiciones de bioseguridad diferentes.
Al respecto, pidió “acostumbrarnos a no llamar a esto compartimento sanitario; desde el punto de vista comercial, no hay que vender la idea de un compartimento sanitario, hay que vender la idea de un predio que tiene normas de bioseguridad diferentes y más exigentes que las convencionales”, dijo.
Aludir a un compartimento sanitario “es como que tenemos animales aislados de un problema sanitario, cuando hablamos de que tenemos condiciones de certificación de bioseguridad nos paramos distinto”, explicó, citando que eso le fue expuesto como sugerencia en París por el doctor Bernard Vallat, director de la OIE.
Dijo que el compartimento permite, una vez más, que Uruguay se diferencie de sus competidores “a partir de la calidad institucional que posee el país”.
Expuso esos conceptos en el marco de la jornada que el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), realiza cada año para reconocer la gestión del periodismo agropecuario, en sus instalaciones del Centro de Investigación y Experimentación Doctor Alejandro Gallinal (Ciedag), en Florida.
Entre otros aspectos, en su oratoria, el jerarca lamentó que en Uruguay se hable mucho de ciertos logros futbolísticos y no tanto cuando dos jóvenes se destacan en las Ovinpíadas Mundiales (ver más adelante). Lo hizo cuando aludió al valor que tiene en el éxito de la gestión empresarial el incremento de la productividad del trabajo, citando como otro buen ejemplo la exhibición del llamado “manejo moderno de ovinos”.
Dijo que en Uruguay, donde se habla sin dificultades de la productividad de los pastos o de las máquinas, “nos cuesta hablar de la productividad del trabajo (…), uno de los desafíos que este país tiene que afrontar con valentía es meterle el diente a la productividad del trabajo”, en pos del objetivo de que muchos puedan trabajar en lo que les gusta y bien remunerados, y que no suceda que en cada crisis “abandonen la tijera de esquilar y agarren el fretacho para trabajar en Punta del Este”, refiriendo a que se trata de uno de los temas más importantes en la sociedad uruguaya.
Concluyó que entre los factores que inciden en la competitividad, varios de ellos considerados en la jornada del SUL, está la construcción de capital humano, de lo cual las Ovinpíadas y el “manejo moderno de ovinos” son buenos ejemplos, sobre todo si se tiene en cuenta que de los 12 mil a 13 mil productores ovinos que hay en el país el 80% son pequeños productores y que “el desarrollo rural se construye levantando las restricciones tecnológicas y sobre todo apostando a la formación y capacitación de la gente”.
La actividad, después de la bienvenida a cargo del licenciado Joaquín Martinicorena, presidente del SUL, involucró la difusión de las últimas novedades sobre el compartimento. Javier Otero, ingeniero agrónomo y gerente general del SUL, fue quien explicó a los presentes el valor de este, cómo se ha procedido dentro de él y cómo avanzará, de la mano de un video ilustrativo.
“Ha sido un éxito instalar en Uruguay el primer compartimento ovino del mundo, una forma legislada por la OIE de provocar el ingreso a determinados mercados cumpliendo con ciertos requisitos de bioseguridad”, comentó.
Tras insistir en el valor de que el único de los nueve compartimentos del mundo de la especie ovina es el de cerro Colorado (los otros son cuatro para aves, tres para cerdos y uno para camarones), destacó que “esto posibilitará ingresar a los mercados de alto valor, logrando una mejora sustancial en el precio del producto; estamos muy ilusionados, muy entusiasmados, la experiencia fue muy buena y ya hay carne con hueso de corderos en cajas en las cámaras esperando la habilitación para entrar a esos mercados”.
Sobre cómo puede impactarle al productor, citó como referencia que “un productor uruguayo hoy está recibiendo por un cordero pesado US$ 4,30 y uno neozelandés que accede a todos los mercados recibe de US$ 4,90 a US$ 5. Y no solo se trata del dinero, esto nos posibilita posicionar al producto del compartimento ovino como una especialidad, está tratado bajo estrictas normas sanitarias, excelentes cuidados medioambientales, del animal… tiene mucho valor agregado”.
En la jornada, como se puede ver en la página 20, se firmó un convenio de cooperación técnica para potenciar lo que se realiza en el compartimento, para lo cual habrá aportes especiales del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), del Instituto Nacional de Carnes (INAC) y del SUL.
El vicepresidente del INAC, Fernando Pérez Abella, valoró la experiencia del compartimento como un buen argumento para contribuir a la gestión de apertura de mercados que se promueve desde el instituto.
Citó que “el problema es que hay 7,5 millones de ovinos, por lo tanto las señales tendrán que ser claras, conseguir buenos precios y que haya continuidad y, en lo interno, capaz que homogeneizar un poco los productos, durante muchos años la carne fue concebida como un subproducto y, hoy por hoy, es lo que más sirve; hay que trabajar con razas que rindan”.
“Es muy buena la creatividad que tuvo el ministerio con esta experiencia, con el SUL, lo del compartimento refuerza la posición de que Uruguay no tiene actividad viral (de fiebre aftosa); es un plus, una garantía más que permitirá entrar al Nafta y a la Unión Europea, donde ya ingresan nuestros competidores”, concluyó.
Fabio Montossi, ingeniero agrónomo y director en el INIA del Programa Nacional de Investigación en Carne y Lana, comentó que al mercado de la carne ovina “lo veo muy bien, los precios son muy positivos, no hay ningún indicador que hable de otra cosa que no sea un futuro promisorio”.
Citó que otro elemento clave “está asociado al muy buen posicionamiento sanitario de Uruguay. Es excelente, nos ha permitido acceder a más mercados, a mejor mercados, y así vamos a seguir con todo esto”.
También aludió al valor de considerar en el negocio ovino a un componente clave, la lana, “que ha tenido mejores precios claro, que los volverá a tener: hoy no ayudan mucho, sería ideal que eso cambie para sumar a lo bueno de la carne y volver a tener una buena cantidad de ovinos”. Citó que “en los estudios hay una situación de serrucho (en un imaginario gráfico), con tendencias hacia arriba y hacia abajo, pero todos los estudios hablan de tendencias positivas”.
Recomendó “tener mucho cuidado con tomar decisiones por las coyunturas, se puede matar un buen escenario de mediano o largo plazo; los otros sectores juegan: ganadería vacuna, agricultura y forestación, pero, más allá de eso, hay que resaltar que hemos aprendido solo con la soja que es lógico volver a reincorporar la ganadería en los sistemas, apostar a una buena sanidad económica con una estrategia de diversificación productiva es bueno para el productor y el país”.
Dos buenos embajadores
Dos de los presentes más buscados por los periodistas para conocer sobre sus recientes experiencias fueron los integrantes de la dupla ganadora de las Ovinpíadas 2014. Tras ganar en la final en Flores en una competencia que involucró a 74 parejas, Sergio Apolinario y Humberto Duarte viajaron a Francia, donde 29 jóvenes de 16 países compitieron individualmente en las Ovinpíadas Mundiales: allí quedaron 9° y 10°, respectivamente. Apolinario dijo: “Nos fue muy bien, no teníamos experiencia en el tipo de pruebas que hacen allá, que tienen cosas diferentes. Quedamos contentos”.
Participaron en 10 pruebas que involucraron esquila, manejo de cuatriciclos, despezuñado, evaluación de la condición corporal de los corderos y clasificación de lotes, por citar algunos ejemplos.
Apolinario trabaja en Rincón de Ramírez, en Treinta y Tres, en una arrocera donde se invernan novillos y hay producción ovina. Duarte lo hace entre Vichadero y Aceguá, en un campo ganadero curiosamente sin lanares. Admitió: “Aprendimos mucho, nos sirve para nuestro trabajo, fue una muy buena experiencia”.
Agregó: “Cualquiera de los gurises que estuvieron en la final en Flores, allá, se destacan; acá la gente joven está bien preparada para trabajar en el campo, sabemos más de temas sanitarios, de parásitos; de lana no saben como acá, saben sí de esquila, de manejo de perros y de cuatriciclos”.
La jornada culminó, como es clásico, con una buena picada de carne de cordero asada.
Comederos de autoalimentación
La demostración de comederos de autoalimentación fue una de las labores prácticas en una jornada en la que casi no cesó de llover.
Lucía Piaggio, ingeniera agrónoma e investigadora en nutrición animal en el equipo técnico del SUL, admitió que la suplementación diaria de ovinos, sobre cuyo estudio se avanzó mucho en los últimos 10 a 15 años, presenta algunas dificultades de implementación por parte de los productores. Es una tecnología que permite incrementar la productividad, por lo que es necesario superar esa restricción, para lo cual el SUL emprendió acciones junto con otras instituciones y empresas procurando desarrollar un sistema eficiente.
Piaggio destacó que un empresario metalúrgico de Paysandú se involucró y diseñó el año pasado un primer modelo, que anduvo muy bien con grano de sorgo entero para alimentar ovejas, avanzando este año gracias a la primera experiencia y a consejos de los productores, diseñando otro comedero –cuesta US$ 1.300– con varias regulaciones de altura, que se puede trasladar fácilmente, incluso en camioneta, sencillo de manejar y que, se estima, “será una solución tecnológica importante para los distintos sistemas, sean familiares o extensivos totales”.
Puso como ejemplo un beneficio: “la suplementación de la oveja de cría, en el preparto y en la primera parte de la lactancia, es necesaria, está comprobado que hay una respuesta enorme en la sobrevivencia de los corderos, así que poder contar con un comedero de autoalimentación y llenarlo una vez por semana significa alimentar bien a esos animales y a la vez hacerlo con eficiencia y mucho menor esfuerzo”.
Manejo moderno de ovinos
Otra exhibición “en la cancha” fue el manejo moderno de ovinos: en equipo, con óptimo resultado, trabajó un peón en moto y a pie con dos perros Kelpi usando bretes móviles para apartar lanares simulando una acción de atención sanitaria.
El técnico agropecuario Haroldo Deschenaux, encargado del Ciedag y del área de investigación y desarrollo en el SUL, explicó que “el SUL ha capacitado a diversos operarios del futuro, como nos gusta decir (en la jornada del viernes 21 recibieron sus diplomas de parte del ingeniero agrónomo Alejandro Gambetta), preparados para ser eficientes en el uso del tiempo y de cada una de las herramientas que tenemos, como la moto, que le permite estar más cómodo y ser más ágil, los perros, que son fundamentales, y los bretes portátiles”.
Si bien el trabajo se realizó con los Kelpi, también había allí perros Border Collie entrenados. “Son dos razas con instituto, pero que requieren de un adiestramiento; en la medida que el operario se acostumbre a trabajar con ellos, será más eficiente y trabajará más aliviado”.
Depende de cada sistema, pero una persona en un establecimiento comercial, con una moto y dos perros, puede manejar fácilmente y con eficiencia 4.000 ovinos, o más, contando con las instalaciones adecuadas.
“No implica más trabajo para la gente, todo lo contrario”, precisó Deschenaux, quien citó que el entrenamiento se inicia cuando tienen siete u ocho meses (depende de la maduración del cachorro). Los cursos que promueve el SUL muestran que se capacita al operario y se entrena al animal, y a los cuatro o cinco meses dedicándole 10 o 15 minutos al día a potenciar las enseñanzas “se tiene un perro bien entrenado”.
“No implica más trabajo para la gente, todo lo contrario”, precisó Deschenaux, quien citó que el entrenamiento se inicia cuando tienen siete u ocho meses (depende de la maduración del cachorro). Los cursos que promueve el SUL muestran que se capacita al operario y se entrena al animal, y a los cuatro o cinco meses dedicándole 10 o 15 minutos al día a potenciar las enseñanzas “se tiene un perro bien entrenado”.
El costo de los canes, dependiendo del pedigrí, va de US$ 300 a US$ 500; “eso no es una limitante, la limitante la vemos en que la gente se decida a capacitarse y a acostumbrarse a trabajar de una forma distinta”, dijo.
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