Molino Lagomarsino está al borde de la quiebra por la escasez de materia prima en el mercado local y el cierre de las importaciones. La misma situación atraviesan otras empresas del sector molinero. Familiares de empleados despedidos protestaron en la Secretaría de Comercio, pero fueron corridos por la patota de Moreno. “El Gobierno prioriza su relato por sobre el precio del pan y el empleo”, dijo a LPO Vilma Ripoll.
Los resultados de las políticas económicas aplicadas en los últimos años por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, parecieran ir quedando en evidencia ante los graves problemas que atraviesan casi todos los sectores productivos.
En junio pasado La Política Online dio a conocer que Moreno había prohibido la importación de 25.000 toneladas de trigo provenientes de Uruguay por parte del Molino Lagomarsino S.A. “Ni en pedo te dejo importar”, les dijo a los directivos de la firma.
Luego, este mismo medio reveló que, ante el pedido desesperado de los sindicalistas y los propietarios de la empresa, el funcionario admitió el fracaso de su política triguera, aunque aseguró que no abriría las importaciones porque “saldría en la tapa de Clarín”.
El tema es que ahora por la negativa a importar la materia prima (que escasea debido a ocho años consecutivos de intervención oficial en el mercado triguero), corren peligro miles de puestos de trabajo en la industria molinera que sufre una de sus peores crisis.
La protesta
En este contexto, este lunes un grupo de familiares de empleados recientemente despedidos de Lagomarsino se dirigieron a la sede porteña de la Secretaría de Comercio bajo la consigna “80 familias en la calle. Moreno hacete cargo”.
Una de las figuras políticas que participó de la manifestación fue la candidata a diputada bonaerense por el MST, Vilma Ripoll, que, en diálogo con La Política Online, contó que el funcionario corrió a los manifestantes con una patota.
“Fuimos a manifestarnos pacíficamente al hall central de la oficina donde atiende Moreno hasta que bajaron 10 o 12 tipos del piso 14 a obligarnos que nos fuéramos. Fue una vergüenza; había mujeres con sus hijos chiquitos”, comentó Ripoll.
“El Gobierno prioriza su relato por sobre el precio del pan y el empleo en la molinería”, apuntó Ripoll, y agregó que “la apertura de las importaciones sería para Moreno el sello de su fracaso; por eso algunos importan de manera clandestina con su autorización”.
Por su parte, Ramón Acosta, delegado sindical de Lagomarsino, señaló a LPO que “mañana o pasado vamos a acampar en la Secretaría de Comercio Interior hasta que nos den una solución definitiva a nuestro reclamo”.
“Muchas empresas con perfil exportador del sector molinero están atravesando la misma situación de quebranto de Lagomarsino, poniendo en riesgo miles de fuentes de trabajo por capricho del Gobierno”, agregó.
Lagomarsino, al borde de la quiebra
Así las cosas, hasta el momento, sólo en la planta de Isidro Casanova, los directivos de Lagomarsino despidieron a 25 empleados, mientras que al resto del personal efectivo (unos 80 más) se les adeudan tres meses de sueldos.
La cuestión es que los que conocen la dinámica de la empresa y del negocio molinero afirman que la situación se trasladará en poco tiempo más (después de las elecciones) al resto de las plantas de Lagomarsino que emplean en total a más de 700 personas.
“En la familia Lagomarsino están cansados de depender del humor de Moreno y la realidad es que hace bastante quieren abandonar el negocio”, contó a este medio una fuente con acceso a información privilegiada de la empresa.
Los datos que muestran la caída de la rentabilidad son concretos: mientras de 2008 a 2011 la firma exportaba entre 10 mil y 12 mil toneladas de harina de trigo por mes, en lo que va del presente año apenas exportó 6 mil toneladas.
Por tal motivo, en el resto de las plantas de Lagomarsino (en Navarro, Carlos Casares, Mar del Plata y Avellaneda) se acrecienta día a día la preocupación de los trabajadores y sus familias por el futuro de la firma.
De esta manera, según pudo saber LPO, una de las ideas de Moreno sería volver a ofrecerles a los directivos de Lagomarsino un préstamo de la línea del Bicentenario en el Banco Nación (aunque esta propuesta ya fue rechazada anteriormente).
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