lunes, 30 de octubre de 2017

La industria del trigo va por más





Argentina ha retomado nuevamente protagonismo en el comercio mundial de harina de trigo. Y desde el sector ahora apuestan a darle más valor agregado a sus productos y volver a conquistar mercados que se perdieron en la última década.
Luego de haber estado durante años fuera del circuito mundial, la industria del trigo ha demostrado su fuerte dinamismo. En poco tiempo ha recuperado gran parte del terreno perdido y ha vuelto a jugar en las ligas mayores. Del puesto 27 que ocupaba la Argentina como exportador mundial de harina de trigo en el 2015, en poco más de un año ha logrado instalarse en el 4to puesto y pretende seguir escalando posiciones. En pos de ese objetivo, y con la intención de lograr nuevos mercados internacionales para sus productos, es que la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) ha decidido participar de Aliment.AR, la exposición B2B de alimentos, bebidas y tendencias que se llevará a cabo del 8 al 10 de noviembre en Buenos Aires.
“Tenemos una cantidad enorme de productos para ofrecer a las distintas latitudes y queremos mostrar que somos capaces de fabricar lo que el mundo necesita. Tenemos mucha expectativa y ya comprometieron su participación empresas que no sólo fabrican harina, sino también aceite, fideos, pastas, galletas o gluten”, asegura Diego Cifarelli, presidente de la FAIM, quien espera ansioso la llegada de los 350 compradores internacionales que ya comprometieron su presencia para la primera edición de la exposición.
“Somos un sector conformado por casi 200 empresas que están en condiciones de producir lo que consumen dos argentinas y media.  Por eso mirar al mercado de exportación es una obligación para nosotros”, afirma el titular de la asociación empresaria que reúne a los molinos de trigo de todo el país. Luego de haber estado marginado del comercio internacional por un largo tiempo debido al cierre de las exportaciones de harina, el volumen de ventas hacia afuera del país ha crecido un 35% en el último año y la meta en el corto plazo es convertirse en el segundo exportador de harina de trigo del mundo, detrás de Turquía, que lidera el rubro.
Hasta ahora la producción argentina de derivados de trigo tiene como destino principal los países limítrofes y de la región. Pero actualmente desde la FAIM han intensificado las negociaciones para recuperar otros mercados que en el pasado tenían a la Argentina como un referente y que en la última década se perdieron. “Ellos ya nos conocen y saben lo que significa nuestra mercadería. Estamos trabajando junto al Estado para poder ser un poco más competitivos y poder acceder a nuevos países. Por ejemplo, en las próximas semanas estamos viajando a Nigeria y Egipto “, comenta Cifarelli.
Con un mercado totalmente consolidado en muy poco tiempo, con cifras de casi 12 millones de toneladas de trigo y 1 millón de toneladas de harina de trigo exportadas en 2017, el próximo gran desafío para el sector es sumar valor agregado a sus producciones. “Este año seguramente estaremos dando los primeros pasos en ese sentido con todas las industrias de segunda industrialización”, confirma el empresario, quien confiesa que esta tarea siempre conlleva mucho más esfuerzo por las políticas de protección que ejercen muchos países sobre sus industrias.
Las empresas que participan de la Federación Argentina de la Industria Molinera no solamente fabrican harina de trigo, sino que la mayoría suma valor y está integrada en otras industrializaciones como la elaboración de pan artesanal, pan de molde, pan envasado, pan congelado, pastas frescas, pastas secas, pastelería, galletitas fraccionadas en envases para consumo hogareño y otros productos alimenticios. “No existe alacena en el mundo que no tenga un producto de base farinácea, por eso tenemos un enorme potencial y estamos muy entusiasmados de poder participar de la exposición”, afirma el ejecutivo de la Federación.
En ese contexto, Cifarelli espera que la realización de Aliment.AR se transforme en un verdadero trampolín para el sector y se logre seducir a los cientos de compradores internacionales y locales que visiten la feria, darle mayor visibilidad a las empresas y productos que forman parte de la Federación y seguir incrementando el volumen de exportaciones. “Estamos convencidos de que podemos ser el supermercado del mundo y queremos formar parte de una exposición que muestre toda la capacidad que tiene nuestro país para alimentarlo”, finaliza.

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