martes, 31 de octubre de 2017

Robótica y carne sintética, el futuro de la tecnología en el agro


CREA Tech hizo foco en las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías: automatización de procesos para mejorar resultados y contribuir a la sustentabilidad del ambiente.
La edición génica, los alimentos sintéticos y la robótica aplicada al agro ya no son tecnologías de un futuro lejano e inalcanzable, son una realidad concreta. Los avances en materia de automatización de procesos generan nuevos desafíos que suponen oportunidades y amenazas.

Nuevas herramientas genéticas

Esteban Hopp, referente internacional del INTA en agrobiotecnología y genómica, fue el encargado de abrir el segundo panel de CREA Tech con una charla sobre herramientas genéticas que revolucionan la producción alimenticia.

“La edición génica produjo ya un salto tecnológico porque ahora se pueden editar, corregir y mejorar secuencias específicas de nucleótidos en el ADN de una manera más sencilla, precisa y económica”, expresó Hopp.

“Por medio de la técnica denominada Crispr-Cas9 permite obtener, en forma mejorada, los mismos productos que se obtenían por mutagénesis, pero con varias ventajas, porque las mutaciones no son al azar, sino dirigidas en forma específica”, explicó Hopp, quien además es profesor titular de Agrobiotecnología y Genómica en la UBA.

Hopp comentó que muchas empresas están compitiendo para liberar cultivos genéticamente editados. Un ejemplo es el de los champiñones resistentes al amarronamiento. “Los champiñones son muy sensibles a golpes y magulladuras que, incluso con embalajes especiales, activan enzimas llamadas fenoloxidasas que aceleran su descomposición (que empieza por un amarronamiento muy notorio que disuade al consumidor de su compra)”.

A 7 años de tener carne sintética en las góndolas

Uno de las charlas que más impacto tuvo fue sin dudas la de Mark Post, investigador holandés, quien abordó el tema de los alimentos sintéticos.

Post es CSO y co-fundador de dos compañías, MosaMeat y Qorium que comercializa carne cultivada y cuero cultivado y si bien no pudo estar presente, a través de un video explicó en detalle en qué consiste este nuevo producto que amenaza con desplazar a la producción ganadera en el mundo.

“Existe una demanda creciente de carne en el mundo y no podemos cubrirla con ganado bovino”, expresó Post.

La carne sintética se produce en base a células madre, tomando tejidos musculares de la vaca y se le agrega diferentes proteínas, minerales y grasa.

El investigador sostiene que los beneficios de la carne cultivada son muchos. En primer lugar, minimizaría los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero que provienen de la industria ganadera; en segundo lugar promueve el bienestar animal y tercero utiliza menos recursos.

Además, Post opina que esto generará un 70 % más de consumidores de carne, entre los que ahora son vegetarianos que solo no comen carne por una cuestión de ideología en pos del bienestar animal.

Actualmente hay cuatro compañías en el mundo que producen carne sintética: en California, en Corea, en Israel y en Holanda. “En tres años esta carne estará en el mercado. Primero en restaurantes y tiendas especializadas. Una vez que baje el precio estará en todos los supermercados, creemos que será en 7 años”, sostiene Post.

“La carne cultivada no es carne”

Enrique Pavan, investigador del INTA Balcarce, brindó su opinión respecto al futuro de la carne cultivada: “Hablan de carne sintética, pero en realidad se trata de células musculares; se apropian del término carne porque se trata de un alimento que es bien visto por muchos consumidores”.

Pavan recordó que una hamburguesa, a diferencia de un bife, es un alimento procesado. Y que una hamburguesa elaborada en base a células musculares constituye un producto que, además de ser procesado, es artificial.

“El precio de este alimento artificial, si bien viene bajando, es mucho más caro que el de carne bovina natural. Además, habrá que ver cuál es la percepción de los consumidores cuando se enteren de las hormonas artificiales y antibióticos que son necesarios para poder elaborar una hamburguesa artificial”, alertó.

Robótica: información 24 hs

Salah Sukkarieh, profesor de Robótica y Sistemas Inteligentes de la Universidad de Sidney (Australia) y Director de Investigación e Innovación del Centro Australiano de Robótica de Campo, disertó acerca del potencial de la robótica para obtener cada vez más información para generar mayor productividad en los cultivos.

Australia tiene motivos para favorecer el desarrollo de la robótica agropecuaria. Se trata de un país de enormes dimensiones y una densidad de población de 3 habitantes por kilómetro cuadrado (versus 15 de la Argentina).

“Con la robótica podemos estudiar los cultivos, es como tener un mapa de Google por cada planta“, expresó Sukkarieh y explicó diferentes ejemplos de robótica para árboles frutales, cultivos en surcos y pasturas.

“Diseñamos robots con sensores que permiten reunir información 24 hs al día. Desarrollamos distintos algoritmos y lo aplicamos en distintos tipos de plantas. Con esto podemos estudiar rendimiento de cultivos (proyección) y medir todas las propiedades del suelo”.

Robots autónomos

Alejandro Repetto, ingeniero en informática de base, especialista en Criptografía y Seguridad Informática, continuó con la temática brindando un panorama de oportunidades de desarrollo local en el campo de la robótica agrícola, poniendo énfasis en todos lo que ya se hizo y se está haciendo en Argentina.

En 2015 Repetto desarrolló el primer auto autónomo de Latinoamérica, diseñado íntegramente en el país. Recibió una beca del Ejército para el diseño de vehículos autónomos de exploración y gracias a eso recientemente fue convocado para diseñar robótica aplicada al agro para el control de malezas resistentes.

“Allí comprendí que la robotización en el agro y en las Fuerzas Armadas tienen aspectos comunes: hay problemas de terreno, problemas de comunicación y problemas de suministro de energía”, expresó.

La plataforma que está desarrollando interdisciplinarmente con empresas públicas y privadas consta de una inteligencia de panal, que pueda integrar sensores y actuadores, con capacidad de movilidad, comunicaciones y energías específicas para el agro.

Repetto expresó que la idea es diseñar robots pequeños que actúen como un enjambre: “Varias unidades pequeñas que actúan como una marabunta de hormigas, que avanzan por el campo arrasando con todo salvo la soja”.

“Los robots-hormigas no podrán actuar sobre campos enteros, porque son muy extensos. Pero se les podrá suministrar información satelital u obtenida a partir de drones, que les permitirá operar selectivamente donde hay problemas de malezas”, explicó Repetto.

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