Tras el triunfo electoral, el presidente Mauricio Macri recibió por cuarta vez en el año a la Mesa de las Carnes. En la reunión, que se desarrolló en un inevitable y razonable clima de victoria, hablaron de diferentes cuestiones que al sector le gustaría resolver. En esta columna resumimos lo más importantes que pusieron sobre la mesa:
1) El tema de mayor conflicto tiene que ver con el irregular encuadramiento del comercio minorista. La mayoría de las carnicerías emiten facturas a nombre de algún supermercado o comercio “equis”, no a nombre propio, y ahí arrancan los problemas y las desigualdades para el resto de la cadena. El sector fue con una propuesta: que se reduzca el peso del tributo, que su alícuota sea menor y que en la provincia de Buenos Aires se aplique un pago único al momento de la faena, cuyo costo vaya cargado en el valor de la media res. Además, pretenden que esa medida se aplique en las provincias de Córdoba y Santa Fe, para que tenga un carácter más federal. Entre las tres provincias concentran más del 80% de la faena de vacunos. La jefatura de Gabinete se comprometió a coordinar un acuerdo con esas provincias por este tema.
2) También se anunció que el 1º de enero comenzarán a instalar las cajas negras y cámaras de seguridad en los frigoríficos y que quien no haya incorporado esa tecnología al 1º de marzo, no podría seguir operando.
3) El presidente Macri, por pedido de la industria frigorífica formal, pidió a las autoridades encargadas de controlar que profundicen la fiscalización de las cooperativas que siguen ocultando a los operadores que las usan para evitar el pago de los impuestos. También que ajuste clavijas en los matarifes, quienes se relajaron en cuanto al cumplimiento de los adelantos de impuestos.
4) Por reclamo del Sindicato de la Carne, el Presidente pidió que se controle y sancione a los frigoríficos que no hacen los aportes previsionales y no pagan los salarios de convenio correspondientes.
5) Dijeron además que analizarán la posibilidad de dar de baja el beneficio que tienen las curtiembres en el comercio de cueros. Además de retenciones, hay un sistema de controles y restricciones a las ventas al extranjero de cueros crudos. Las empresas de faena se ven obligadas a vender únicamente a las curtidoras, que en consecuencia pagan con descuentos importantes respecto del valor de paridad internacional, perjudicando el ingreso y complicando especialmente a las empresas que brindan servicios a usuarios y que necesitan ese dinero para afrontar los gastos operativos.
6) También ambas partes desmenuzaron la posibilidad de avanzar sobre la prenda ganadera. Se trata de una herramienta financiera que permitiría tomar créditos dejando en garantía la hacienda comprada.
7) Finalmente se habló del sector porcino. Los empresarios recibieron el incremento del 4 al 5,8% en los reintegros fiscales. Además acordaron que no se autorizará el ingreso de carne norteamericana en tanto no se den las garantías sanitarias correspondientes.
En la reunión con el Presidente hubo avances y también quedaron temas por resolver. A la hora del balance, hay que decir que a la cadena de la carne le falta mucho por mejorar, que se requieren medidas cuyos tiempos de análisis y de aplicación a veces no se entienden por la ansiedad típica argentina.
Pero hay que entender que las políticas de las últimas décadas para la cadena de la carne vacuna oscilaron entre el olvido o las decisiones restrictivas y perjudiciales del gobierno kirchnerista, cuyos resultados no hay que olvidar: decenas de frigoríficos cerrados, miles de puestos de trabajo perdidos y una reducción del stock vacuno (y del negocio) del 20%. De esa situación al escenario actual, en el cual existe la posibilidad de dialogar con autoridades para consensuar políticas que se están transformando en medidas que ordena al sector, el cambio es más que importante.
1) El tema de mayor conflicto tiene que ver con el irregular encuadramiento del comercio minorista. La mayoría de las carnicerías emiten facturas a nombre de algún supermercado o comercio “equis”, no a nombre propio, y ahí arrancan los problemas y las desigualdades para el resto de la cadena. El sector fue con una propuesta: que se reduzca el peso del tributo, que su alícuota sea menor y que en la provincia de Buenos Aires se aplique un pago único al momento de la faena, cuyo costo vaya cargado en el valor de la media res. Además, pretenden que esa medida se aplique en las provincias de Córdoba y Santa Fe, para que tenga un carácter más federal. Entre las tres provincias concentran más del 80% de la faena de vacunos. La jefatura de Gabinete se comprometió a coordinar un acuerdo con esas provincias por este tema.
2) También se anunció que el 1º de enero comenzarán a instalar las cajas negras y cámaras de seguridad en los frigoríficos y que quien no haya incorporado esa tecnología al 1º de marzo, no podría seguir operando.
3) El presidente Macri, por pedido de la industria frigorífica formal, pidió a las autoridades encargadas de controlar que profundicen la fiscalización de las cooperativas que siguen ocultando a los operadores que las usan para evitar el pago de los impuestos. También que ajuste clavijas en los matarifes, quienes se relajaron en cuanto al cumplimiento de los adelantos de impuestos.
4) Por reclamo del Sindicato de la Carne, el Presidente pidió que se controle y sancione a los frigoríficos que no hacen los aportes previsionales y no pagan los salarios de convenio correspondientes.
5) Dijeron además que analizarán la posibilidad de dar de baja el beneficio que tienen las curtiembres en el comercio de cueros. Además de retenciones, hay un sistema de controles y restricciones a las ventas al extranjero de cueros crudos. Las empresas de faena se ven obligadas a vender únicamente a las curtidoras, que en consecuencia pagan con descuentos importantes respecto del valor de paridad internacional, perjudicando el ingreso y complicando especialmente a las empresas que brindan servicios a usuarios y que necesitan ese dinero para afrontar los gastos operativos.
6) También ambas partes desmenuzaron la posibilidad de avanzar sobre la prenda ganadera. Se trata de una herramienta financiera que permitiría tomar créditos dejando en garantía la hacienda comprada.
7) Finalmente se habló del sector porcino. Los empresarios recibieron el incremento del 4 al 5,8% en los reintegros fiscales. Además acordaron que no se autorizará el ingreso de carne norteamericana en tanto no se den las garantías sanitarias correspondientes.
En la reunión con el Presidente hubo avances y también quedaron temas por resolver. A la hora del balance, hay que decir que a la cadena de la carne le falta mucho por mejorar, que se requieren medidas cuyos tiempos de análisis y de aplicación a veces no se entienden por la ansiedad típica argentina.
Pero hay que entender que las políticas de las últimas décadas para la cadena de la carne vacuna oscilaron entre el olvido o las decisiones restrictivas y perjudiciales del gobierno kirchnerista, cuyos resultados no hay que olvidar: decenas de frigoríficos cerrados, miles de puestos de trabajo perdidos y una reducción del stock vacuno (y del negocio) del 20%. De esa situación al escenario actual, en el cual existe la posibilidad de dialogar con autoridades para consensuar políticas que se están transformando en medidas que ordena al sector, el cambio es más que importante.
Buenas perspectivas para el mercado ganadero
La oferta de ganado es abundante. El clima mejoró, ya no es tan lluvioso y eso ayudó a apurar la terminación de la hacienda y sacar sin tantos inconvenientes el ganado de campos y feedlots. Pese al aumento en los envíos a faena los precios, al menos en términos nominales, no ceden. Las cotizaciones según cada categoría aumentaron entre 10 y 15% interanual y si se computa una inflación del 20/22% es notorio que el valor real bajó sólo en torno al 10%. Para el análisis hay que contemplar otras cuestiones: en primer lugar un crecimiento muy importante de la oferta, la producción de carne crece cerca del 10%. También crece la disponibilidad de carne de cerdos, que gana participación en la dieta de los argentinos. Y sigue alto el abastecimiento interno de carne de pollos. Entre las tres, la oferta no baja de los 115 kilos por habitante y por año y aun así los valores nominales de la hacienda se sostienen y sus cotizaciones, restada la inflación, tienen una leve caída.
El consumo interno está dando señales positivas. Sigue absorbiendo volúmenes crecientes de carne, aun cuando la coyuntura interna sigue complicada en materia económica. Por otro lado, hay que destacar también la creciente presión exportadora. China sigue pujando por los conjuntos de vacas y eso genera una competencia que antes no existía por ese tipo de carne con la que se abastece a ciertos sectores sociales. Además, se afirma la demanda de los mercados que llevan la carne de novillos. El volumen de exportación creció en setiembre 50%, en lo que va del año cerca de 30% y al final de 2017 el total embarcado llegaría a las 280/290 mil toneladas. Para 2018, el USDA proyecta que nuestro país podría exportar cerca de 350 mil toneladas.
Crece la producción, se sostiene el consumo en torno a los 60 kilos, los precios nominales no ceden el pico estacional de oferta y las exportaciones también son mayores. El otro dato a tener en cuenta en el escenario es que el año próximo no habría crecimiento del stock vacuno por los problemas climáticos que condicionaron a la producción en los últimos dos años. Si no hay más hacienda y el peso medio no crece de forma significativa, y al mismo tiempo se afirma la demanda como lo venimos viendo, los precios de la hacienda deberían al menos sostenerse en buenos niveles.
La oferta de ganado es abundante. El clima mejoró, ya no es tan lluvioso y eso ayudó a apurar la terminación de la hacienda y sacar sin tantos inconvenientes el ganado de campos y feedlots. Pese al aumento en los envíos a faena los precios, al menos en términos nominales, no ceden. Las cotizaciones según cada categoría aumentaron entre 10 y 15% interanual y si se computa una inflación del 20/22% es notorio que el valor real bajó sólo en torno al 10%. Para el análisis hay que contemplar otras cuestiones: en primer lugar un crecimiento muy importante de la oferta, la producción de carne crece cerca del 10%. También crece la disponibilidad de carne de cerdos, que gana participación en la dieta de los argentinos. Y sigue alto el abastecimiento interno de carne de pollos. Entre las tres, la oferta no baja de los 115 kilos por habitante y por año y aun así los valores nominales de la hacienda se sostienen y sus cotizaciones, restada la inflación, tienen una leve caída.
El consumo interno está dando señales positivas. Sigue absorbiendo volúmenes crecientes de carne, aun cuando la coyuntura interna sigue complicada en materia económica. Por otro lado, hay que destacar también la creciente presión exportadora. China sigue pujando por los conjuntos de vacas y eso genera una competencia que antes no existía por ese tipo de carne con la que se abastece a ciertos sectores sociales. Además, se afirma la demanda de los mercados que llevan la carne de novillos. El volumen de exportación creció en setiembre 50%, en lo que va del año cerca de 30% y al final de 2017 el total embarcado llegaría a las 280/290 mil toneladas. Para 2018, el USDA proyecta que nuestro país podría exportar cerca de 350 mil toneladas.
Crece la producción, se sostiene el consumo en torno a los 60 kilos, los precios nominales no ceden el pico estacional de oferta y las exportaciones también son mayores. El otro dato a tener en cuenta en el escenario es que el año próximo no habría crecimiento del stock vacuno por los problemas climáticos que condicionaron a la producción en los últimos dos años. Si no hay más hacienda y el peso medio no crece de forma significativa, y al mismo tiempo se afirma la demanda como lo venimos viendo, los precios de la hacienda deberían al menos sostenerse en buenos niveles.
Afloja la oferta de pollos
Las empresas procesadoras avícolas siguen coordinando una reducción de sus faenas, una movida que mejoró los precios a salida de fábrica. La alta productividad con la que venían achicando costos les jugó en contra, ya que supermercados y distribuidores mayoristas aprovechaban la gran cantidad disponibilidad para pisar los precios, pero la combinación del achique de la oferta y un consumo consolidado en más de 40 kilos, y que encuentra en el pollo una carne que rinde por precio y calidad, no les quedó otra que mejorar los valores y garantizar el abastecimiento a su clientela.
Los valores a salida de fábrica para el mercado interno aumentaron en torno al 15%, pero también mejoraron lo ingresos por las exportaciones. Se redujo la participación de Brasil en un mercado mundial con demanda sostenida, a eso se agrega la mejora cambiaria nominal por los reintegros impositivos a los envíos al extranjero. El cóctel combina mejores precios en ambos mercados, el interno y el externo, y alivia las cuentas de un sector que venía castigado y que empieza a ver la salida.
Este año las avícolas esperan exportar cerca de 200 mil toneladas, es decir el 10% de la producción. Los empresarios saben que es un volumen alto respecto del que se envió al extranjero hace apenas 7 u 8 años atrás, pero saben también que necesitan de más embarques para evitar quedar presos del mercado interno. Allí, en la colocación de más volúmenes en el mercado mundial, está una de las llaves del crecimiento futuro.
Por otra parte, la menor oferta de pollos ayuda a reducir la caída de los precios de la hacienda vacuna en el momento de mayor oferta del año.
Las empresas procesadoras avícolas siguen coordinando una reducción de sus faenas, una movida que mejoró los precios a salida de fábrica. La alta productividad con la que venían achicando costos les jugó en contra, ya que supermercados y distribuidores mayoristas aprovechaban la gran cantidad disponibilidad para pisar los precios, pero la combinación del achique de la oferta y un consumo consolidado en más de 40 kilos, y que encuentra en el pollo una carne que rinde por precio y calidad, no les quedó otra que mejorar los valores y garantizar el abastecimiento a su clientela.
Los valores a salida de fábrica para el mercado interno aumentaron en torno al 15%, pero también mejoraron lo ingresos por las exportaciones. Se redujo la participación de Brasil en un mercado mundial con demanda sostenida, a eso se agrega la mejora cambiaria nominal por los reintegros impositivos a los envíos al extranjero. El cóctel combina mejores precios en ambos mercados, el interno y el externo, y alivia las cuentas de un sector que venía castigado y que empieza a ver la salida.
Este año las avícolas esperan exportar cerca de 200 mil toneladas, es decir el 10% de la producción. Los empresarios saben que es un volumen alto respecto del que se envió al extranjero hace apenas 7 u 8 años atrás, pero saben también que necesitan de más embarques para evitar quedar presos del mercado interno. Allí, en la colocación de más volúmenes en el mercado mundial, está una de las llaves del crecimiento futuro.
Por otra parte, la menor oferta de pollos ayuda a reducir la caída de los precios de la hacienda vacuna en el momento de mayor oferta del año.
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