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A pesar de que el gobierno del Presidente Mauricio Macri no hizo
pública, por ahora, una auditoria general de cómo recibió la
economía, las declaraciones de diferentes funcionarios y las
medidas que tomaron, confirman que tanto el Estado nacional y la
mayoría de las provincias se han quedado sin recursos,
consecuencia de la grave situación económica y social
que ha dejado el último gobierno.
Como consecuencia, una vez superada la emergencia coyuntural,
la dirigencia política en general debería promover en forma
urgente, que las provincias encuentren mecanismo de recaudación
propios para atender los gastos corrientes y definir después una
nueva relación de coparticipación federal.
Este fue uno de los temas que se analizó en la reunión plenaria
con todos los gobernadores y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires en la quinta presidencial.
Así la mala administración no es solamente de la provincia de
Buenos Aires como lo expresó públicamente la gobernadora María
Eugenia Vidal, sino también de las mayoría las provincias y del
gobierno nacional.
Los resultados están a la vista tanto a nivel de la provincia
de Buenos Aires y como de casi todos los estados provinciales.
La infraestructura vial y ferroviaria después de una década de
los mayores ingresos que se tenga memoria por comercio exterior y
recaudación de impuestos, no están en condiciones de atender el
aumento de la producción del próximo ciclo 2016-2017 para hacerla
llegar en forma competitiva a los mercados y puertos para su
exportación.
Consecuencia: el flete terminó siendo un limitante para el
aumento de la producción en las zonas más alejado, por la mala
gestión del estado que la gestión de Macri viene a corregir.
La primera conclusión frente a esta realidad, es que no hay
federalismo si no hay federalismo fiscal. Hay que discutir y
consensuar una nueva ley de coparticipación federal y una reforma
impositiva moderna basada en los tres principios de la
tributación: pagar por lo que se gana, por lo se gasta y por lo
que se tiene.
Un país que aspire a salir del subdesarrollo no puede estar
permanentemente manejado con regímenes de emergencia y en este
sentido, la propuesta de Cambiemos podría mejorar las producciones
agrícolas.
Como su nombre lo indica, las retenciones a las exportaciones
pueden haber servido para una emergencia, pero no pueden ser un
instrumento de política permanente.
Por suerte al iniciar su gestión el Presidente Mauricio tomó la
decisión de eliminar todas los impuestos por exportar -salvo la
soja que quedo en 30 puntos-, porque era un compromiso de campaña
y no está dispuesto en sus gestión a seguir convalidando el cobro
de tributos distorsivos y confiscatorios como son los mal llamados
derechos de exportación, para poder cumplir con su objetivo
principal de lograr la pobreza cero al fin de su mandato
Para cumplir con ese objetivo necesita entre otras políticas,
un modelo planificado de desarrollo en el cual se transforme la
materia prima en sus lugares de producción en alimentos
terminados, para llegar a las góndolas de los supermercados del
mundo.
Esta es la principal receta para el crecimiento que tiene
la Argentina para duplicar nuestros ingresos por exportación en
pocos años, por medio del potencial de producción dormido que
tiene el complejo agroindustrial.
Si nos abrimos al mundo en forma competitiva y permanente habrá
más trabajo, mejores trabajos y mayores impuestos e ingresos por
exportación para cubrir todas las necesidades sociales y de
infraestructura que necesita el país.
Un debate pendiente a corto plazo, es que no son tolerables
retenciones de 30 puntos en zonas alejadas de los puertos y en
donde por lo general los rindes son menores.
Se puede dar la paradoja que muchos lotes con rindes bajos se
dejen sin cosechar, porque al seguir teniendo al Estado como
"socio bobo que siempre gana a pesar del que el productor este
perdiendo", al entregarle el 30% del bruto de la cosecha arriba
del buque, no conviene cosechar lotes con bajo rendimiento.
Una solución seria y más práctica para salir de esta
confiscación, es cobrar retenciones en todas las ventas a cuenta
del pago de ganancias. Mejoraría la recaudación y achicaría la
evasión de impuestos.
Los recursos aumentarán cuando el productor reciba íntegro el
precio de su trabajo determinado por el libre funcionamiento del
mercado.
El párrafo anterior no es un principio teórico: es el camino
que eligieron los países más exitosos que mantienen un alto nivel
de vida para sus habitantes. Todos los debates ideológicos
terminan cuando los que menos tienen viven cada día mejor.
En tanto, el problema no es sólo del gobierno y de los
políticos sino, también, de la dirigencia agropecuaria. Es haber
cometido de un error irresponsable –una nueva utopía- actuando
como si la Argentina pudiera desarrollarse dependiendo sólo de los
buenos precios internacionales de las materias primas.
Quedó demostrado enon la última década la necesidad del agro de
tener política de Estado para hacer previsibles las inversiones en
el largo plazo.
Me pregunto ¿La propuesta de Cambiemos será la que nos permita
cambiar para no seguir repitiendo los errores por la utopía de
vivir con lo nuestro?
La respuesta a esta pregunta la tendremos cuando
tengamos cerrado el año 2016 que ya puede marcar una tendencia del
nuevo ciclo que se inició en el país el 10 de diciembre del 2015.
AN/MAF
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