Amadeo Nicora, presidente del Inta. El nuevo titular del organismo asegura que el mandato político del Ministerio de Agroindustria es que el Inta trabaje en el agregado de valor. Impulsarán un área de prospectiva para determinar temáticas de trabajo.
Cuando nació en 1956, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) se creó con la finalidad de “impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria”, según decía el decreto que dio lugar a su creación. Sesenta años después, para su flamante presidente, Amadeo Nicora, quizás sería hora de rebautizarlo, cambiando la última palabra de su denominación y del objetivo primordial y transformándose de agropecuaria a agroindustrial.
Aunque no lo dice textualmente, eso se desprende de una entrevista que Nicora mantuvo con La Voz del Campo en la que cuenta cuáles son los ejes de gestión que llevará adelante durante los próximos cuatro años, con un horizonte claro y concreto: trabajar no sólo en las mejoras tecnológicas “a campo” sino también en toda la cadena, con el “mandato político” de apuntar al agregado de valor.
Además, Nicora –que fue vicepresidente de la entidad entre 2004 y 2009– desglosa cómo está en materia presupuestaria y de recursos humanos y anticipa el impulso a un instituto de prospectiva que definirá cuáles son las áreas que necesitan ser potenciadas.
–¿En qué condiciones encontró el Inta, en comparación con su anterior gestión en el organismo?
–Encontré una institución como esperaba encontrarla, con un crecimiento tal cual se había planteado en esos años, cuando la presidencia era ocupada por el ingeniero (Carlos) Cheppi y planteábamos una institución que tome muchas más responsabilidades a nivel de territorio. Ahora me encuentro con algunas experimentales más que en aquella gestión, con casi 80 de agencias de extensión más y con un recurso humano incrementado para atender este crecimiento. Por otro lado, presupuestariamente, si bien creo que todos los que gestionamos recursos públicos pensamos que casi nunca son suficientes para la gestión, nos encontramos con que en principio nos permiten hacer y ejecutar el corazón del planteo y el objetivo tiene la institución.
–Es decir, un buen panorama…
–Es una institución bastante bien gestionada, a la que obviamente le impondremos nuestro propio estilo y conduciremos con objetivos políticos distintos, basados en el nombre del ministerio que nos cobija que pasó de ser de Agricultura, Ganadería y Pesca a de Agroindustria: eso nos marca un horizonte y un norte distinto, con mayor profundización de los procesos productivos.
Agregar valor
–¿Cuál es ese horizonte específico que le ha transmitido el ministro Ricardo
Buryaile?
–Para el Inta, la definición de agregado de valor, de profundizar el escalonamiento en las cadenas productivas y transformar la producción primaria en agregación de valor no es una cosa nueva. Ustedes los cordobeses son testigos, por ejemplo, del trabajo de todo el grupo de Manfredi encabezado por el ingeniero (Mario) Bragachini que desde hace largo rato viene trabajando con esta visión. Para la institución no es algo nuevo, sí lo es el mandato político del ministerio en ese sentido. La sociedad en su conjunto percibe al profesional del Inta trabajando un poco tranqueras adentro de las empresas agropecuarias y con poca responsabilidad cuando el producto sale del límite predial. Ahora necesariamente tenemos una clara instrucción política de hacernos cargo de la agregación de valor más allá del proceso productivo en sí mismo. Ése, creo, es el mayor desafío de aquí para adelante.
–¿Falta algo para poder trabajar sobre este objetivo?
–El primer acto de reflexión que hay que hacer es conocer nuestras fortalezas y debilidades. La institución tiene algunas capacidades pero la cultura institucional es trabajar tranqueras adentro. Y ahí aparece el gran desafío de cambiar esta cultura institucional y empezar a hacernos cargo de toda la cadena, tener en claro que tenemos parte de responsabilidad en toda la cadena de producción y no solamente en la base de la producción primaria. Lo estamos conversando con los encargados de cada área, los directores regionales, que nuestro sistema va a tener que hacer una profunda reflexión para ver de qué manera nos acomodamos para dar cumplimiento a este nuevo mandato institucional.
–El desafío, entonces, un poco, es salir más tranqueras afuera…
–Tenemos que jerarquizar las capacidades. Como institución tenemos un sector que genera conocimientos investigando y con ese conocimiento a través de la gestión tratamos de que llegue al productor a través del sistema de extensión. Este sistema es el gran desafío que va a tener la institución para acomodarnos al nuevo mandato y a los nuevos tiempos de los sistemas productivos que estamos viviendo. Si yo tuviera que ponerle un título, sería reacomodar la institución al mandato político que surge desde el mismo nombre del ministerio del cual ahora dependemos.
–¿Y cómo se logra ese agregado de valor?
–Lo que vemos es que no puede ser realizada con una matriz única: cada territorio es un ámbito distinto y va a tener que generar su propia matriz de agregación de valor. No es lo mismo agregar en el NOA, el NEA, en Cuyo, Patagonia o la Región Pampeana. Cada una de estas regiones deberá darse una estrategia y ahí es donde creo que el Inta debe transformarse en una herramienta de apoyo fundamental a esta política del gobierno nacional porque tenemos una estructura que cubre todo el territorio.
–En este marco, hay sectores que consideran que el organismo ha perdido perfil tecnológico…
–Quienes plantean eso están señalando que desde la conducción de la institución no hemos sabido manejar las tensiones del propio sistema de extensión, que se generan a partir de aquellos que piensan que debe tener un concepto de abordaje que excede lo tecnológico, incorporando lo social, y quienes piensan que la extensión debe ser meramente tecnológica. La respuesta es que las cosas deben estar en su justo medio: tener profesionales que hagan un trabajo tecnológico pero que se inserte en un medio con mirada a los procesos de desarrollo social.
–¿Cómo seguirá la relación con el sector privado?
–El Inta tiene un consejo directivo integrado por cinco personas del sector público y cinco que representan a las cuatro entidades agropecuarias más Aacrea. La vinculación siempre ha existido. En nuestra gestión tenemos una visión de un sector privado productivista y no vemos la posibilidad de que el Inta trabaje solo en el territorio sin vincularse al sector privado, fundamentalmente en los procesos tecnológicos.
–En materia de maquinaria agrícola, el Inta mantenía vínculos con la industria y realizaba ensayos, por ejemplo, en Sudáfrica. ¿Eso va a continuar?
–Obviamente. El rol que ha tenido el grupo de maquinaria agrícola del Inta acompañando a las empresas fabricantes de maquinaria al resto del mundo es algo que me gustaría seguir profundizando porque cada máquina que podamos colocar afuera representa trabajo argentino.
Renovación
–Otro de los temas candentes son los recursos humanos. ¿Es cierto que hay mucho personal en cercanías de jubilarse?
–Estamos en pleno análisis de los recursos humanos y uno se encuentra con que estamos teniendo posibilidades de que se jubilen profesionales en áreas de ciertas criticidad. Ahí es donde tenemos que poner el acento para encontrar la manera para cubrir esas áreas, con concursos abiertos si es que no las podemos cubrir desde la institución. Por otro lado, debemos planificar hacia adelante y generar un esquema de capacitación y formación de los nuevos profesionales que van ingresando. Para eso, otro eje que estamos imponiendo es tener un área de prospectiva tecnológica que nos vaya marcando el camino de por dónde ir poniendo el esfuerzo de formación de personas, porque son temas que nos van a aparecer a futuro.
–¿Cuál es la dotación actual del Inta?
–En total, tenemos alrededor de 7.500 personas incluyendo 700 becarios en etapa de formación. El 50 por ciento son profesionales y, de ese 50 por ciento, cerca de un 30 por ciento está con cierta cercanía a jubilarse. Nos hace mucho ruido este porcentaje alto de personas que están próximas a jubilarse y que, en muchos casos, están ocupando áreas críticas. Por ejemplo, si tengo un programa de mejoramiento de arroz y tengo un solo genetista bien formado que se está por jubilar, mi problema es que esa vacante la tengo que ocupar y no es fácil reemplazarla.
–¿Cómo es eso del área de prospectiva?
–Formar un profesional en determinada disciplina lleva, además de una fuerte inversión económica, mucho tiempo, no menos de cinco, siete o diez años. Entonces, tenemos que ser muy cuidadosos en la definición de las áreas a donde vamos a poner los becarios a formarse y por eso se necesita un área de prospectiva que trabaje apuntando a ese objetivo. La formación de recursos humanos es una inversión muy fuerte que va a hacer toda la sociedad y tenemos que tratar que no sea un tiro de escopeta sino de fusil.
Currículum
Profesión. Oriundo de Formosa, es médico veterinario y se dedica a la ganadería.
Funcionario. Fue director de Ganadería de Formosa entre 1990 y 1996 y ministro de la Producción entre 1996 y 2006. Además, ya fue vicepresidente del Inta entre 2004 y 2009.
Ruralista. Fue presidente entre 2010 y 2014 de la Sociedad Rural del Pilcomayo; y de la Fundación de Sociedades Rurales Formoseñas de 2010 a 2015.
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