Es lo que ocurre en zonas periféricas al corazón de la región núcleo. El cultivo aborta vaina y flores en pleno período crítico
En los márgenes del centro de la zona núcleo (sur de Santa Fe, sudeste cordobés y norte de Buenos Aires), la soja de primera fecha de siembra no la está pasando bien y eso ya está impactando sobre sus rendimientos.
Clarín Rural dialogó con un grupo de asesores técnicos que detallaron lo que está sucediendo en estas zonas complicadas.
En estos casos, la oleaginosa registra mermas en sus rindes ya que las precipitaciones se cortaron antes de fin de año y, hasta el momento, el cultivo fue agotando las reservas disponibles en el perfil, más allá de lluvias de bajo milimetraje que pudieron registrarse de manera aislada.
Sebastián Villena, técnico de CREA, que recorre el norte/nordeste de la provincia de Buenos Aires y el sur de Entre Ríos, sostiene que en toda esa región la soja de primera está abortando vainas y las nuevas flores que viene diferenciando.
“Son daños irreversibles en un momento en que el cultivo está determinando su rendimiento”, se lamenta y agrega que las causas de este comportamiento están asociadas con la falta de agua y las altas temperaturas (estrés térmicos severo) que el cultivo toleró en las últimas semanas. Además este desbalance también está alterando el crecimiento de la soja de segunda que, por estos días, está perdiendo sus hojas basales y viene con el desarrollo retrasado.
Asimismo, el técnico aporta un dato respecto a la sanidad del cultivo y el clima. “Hay ataques leves de mancha ojo de rana y mancha marrón, pero llama la atención que tenemos problemas con trips y arañuelas, que son plagas de sequía, y habíamos planificado estrategias de manejo de plagas para un año Niño”, dice.
Por su parte, lo que comenta Diego Pérez, también técnico de CREA y que recorre una amplia región en centro de Santa Fe delimitada por Oliveros y Arocena (sobre la costa del Río Paraná) y hacia el oeste hasta María Susana y Carlos Pellegrini, coincide con Villena.
En estos casos, la oleaginosa registra mermas en sus rindes ya que las precipitaciones se cortaron antes de fin de año y, hasta el momento, el cultivo fue agotando las reservas disponibles en el perfil, más allá de lluvias de bajo milimetraje que pudieron registrarse de manera aislada.
Sebastián Villena, técnico de CREA, que recorre el norte/nordeste de la provincia de Buenos Aires y el sur de Entre Ríos, sostiene que en toda esa región la soja de primera está abortando vainas y las nuevas flores que viene diferenciando.
“Son daños irreversibles en un momento en que el cultivo está determinando su rendimiento”, se lamenta y agrega que las causas de este comportamiento están asociadas con la falta de agua y las altas temperaturas (estrés térmicos severo) que el cultivo toleró en las últimas semanas. Además este desbalance también está alterando el crecimiento de la soja de segunda que, por estos días, está perdiendo sus hojas basales y viene con el desarrollo retrasado.
Asimismo, el técnico aporta un dato respecto a la sanidad del cultivo y el clima. “Hay ataques leves de mancha ojo de rana y mancha marrón, pero llama la atención que tenemos problemas con trips y arañuelas, que son plagas de sequía, y habíamos planificado estrategias de manejo de plagas para un año Niño”, dice.
Por su parte, lo que comenta Diego Pérez, también técnico de CREA y que recorre una amplia región en centro de Santa Fe delimitada por Oliveros y Arocena (sobre la costa del Río Paraná) y hacia el oeste hasta María Susana y Carlos Pellegrini, coincide con Villena.
En mapa de SEPA (INTA) que muestra que las mayores temperaturas del cultivo pueden relacionarse con el déficit hídrico.
“En esta región planificamos una estrategia agresiva, con fechas de siembras más tempranas que lo normal para aprovechar las lluvias del año Niño. Hoy estamos muy preocupados porque las últimas lluvias abundantes fueron el 2 de enero. El cultivo está en pleno período crítico, pierde vainas y flores, y son muy escasas las reservas hídricas de los suelos”, señala.
De acuerdo a Pérez, también la soja de primera comenzó a perder hojas por las altísimas temperaturas del mes de enero y las que aun permanecen están atacadas por mancha marrón y tizón de la hoja.
“Salimos a aplicar fungicida para cuidar esas pocas hojas y así no seguir perdiendo rendimientos”, sostiene.
Finalmente anticipa: “Estas pérdidas del rendimiento de la soja aun no se reflejan en los mercados”. Por último, el técnico privado Mauro Rosso, que recorre desde Córdoba capital hacia el norte de la provincia también se refiere a la falta de lluvias en la región que afecta los rendimientos de la soja de primera.
“Acá se arriesgó poco con siembras tempranas, solo un 30% de la superficie, porque tenemos ambientes muy inestables. Por ahora están sufriendo esos plantíos. De todas maneras, se percibe en general que al cultivo le falta agua para progresar favorablemente. Esperamos que llueva en los próximos días porque toda la soja está en estado reproductivo”, dice Rosso.
Fiel reflejo de lo que sostienen los técnicos se observa también a través de imágenes satelitales. Una mirada de la temperatura en superficie que registra SEPA, una herramienta del INTA para el seguimiento de la producción agropecuaria, muestra que las temperaturas de los cultivos en las regiones de Villena, Pérez y Rosso, entre el 11 y 19 enero, fueron elevadas (entre los 31° y 35°).
Fiel reflejo de lo que sostienen los técnicos se observa también a través de imágenes satelitales. Una mirada de la temperatura en superficie que registra SEPA, una herramienta del INTA para el seguimiento de la producción agropecuaria, muestra que las temperaturas de los cultivos en las regiones de Villena, Pérez y Rosso, entre el 11 y 19 enero, fueron elevadas (entre los 31° y 35°).
Estos altos registros térmicos de los plantíos se pueden asociar al déficit hídrico que vienen sufriendo. A modo de parámetro, lo contrario se ve para el sur de Santa Fe o sudeste cordobés. Allí, donde los perfiles que están bien dotados de agua o con excesos, los cultivos, en esos diez días, registraron temperaturas menores (entre 26° y 30°).
Fuente: Clarín.-
Fuente: Clarín.-
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