El fundador de Coexa, una de las mayores exportadoras de uva y cítricos de Perú, considera que los chilenos han sido claves en el desarrollo agrícola de ese país, donde el cultivo de uva crece un 40% anual. Cree que ambos países deben actuar como un bloque y presentarse como una “despensa” para el mundo.
Antes de convertirse en el fundador de Coexa, una de las exportadoras de cítricos y uva de mesa más importantes de Perú, Fernando Bustamante hizo su práctica en una empresa de packing en Chile. Desde siempre, cuenta, sentía ansias por explorar otros territorios y por expandir el negocio agrícola que había iniciado su padre junto a su abuelo en el valle de Ica, ubicado en el centro sur del país andino.
Han pasado más de 25 años desde esa experiencia, pero suele viajar regularmente a Santiago para reunirse con amigos o hablar de negocios. Así lo hizo recientemente, cuando fue invitado a exponer su visión sobre el potencial agrícola peruano en la feria internacional PMA Fruittrade Latin America, que se realizó por primera vez en Chile.
A partir de la experiencia que tiene en los dos países, el empresario está convencido, dice, de que en el ámbito frutícola, Chile y Perú son complementarios, y que deben trabajar para actuar unidos. “Creo que el mundo verá a Chile y Perú como una sola unidad proveedora de fruta, porque lo tenemos todo”, afirma. Tal alianza se podría dar sin problemas, añade, porque “Chile tiene una industria mucho más madura que la nuestra, entonces, en vez de ver a Perú como competencia, se ha visto que es una oportunidad”.
La estrategia, según él, es que ambos países actúen como un bloque y se presenten como “una despensa” para el resto del mundo, sobre todo en Asia: “En el norte de Perú se están poniendo producciones de septiembre a diciembre; en el sur, de noviembre a febrero; y Chile arranca de diciembre a abril, entonces, va todo muy escalonado”, puntualiza.
Reconoce que son numerosos los chilenos que están invirtiendo en Perú, atraídos por la disponibilidad de agua.
“Vemos que los chilenos no están creciendo por problemas de agua, porque creo que en unos ocho años Perú puede estar siendo un complemento muy parecido a Chile”, dice el exportador. A su juicio, solo hace falta una mayor voluntad política y trabajar la confianza entre los productores de ambos países.
Está convencido de que en Perú están las condiciones políticas, económicas y climáticas para que el país continúe creciendo desde el punto de vista agrícola.
“Tiene (Perú) mucho potencial y con muchísimas tierras por explotar todavía. Hay que trabajar en el tema del agua y se necesita decisión política para traer a la costa la que se va al Atlántico. Además, tenemos muy buen clima. En el norte, la temperatura más baja es de 15 °C y se va a convertir en la primera zona productora de uva. Siempre se pensó que la uva necesitaba frío, pero resultó un mito que creíamos todos. Sin embargo, ahora en Piura sale el 40% de la producción de uva del Perú”, cuenta.
Reconoce que hay temas como el del agua en el que se están haciendo inversiones, pero que se requiere seguir teniendo en la mira, como la posibilidad de redirigir agua que va al Atlántico hacia la costa del Pacífico. Cuenta que en Olmos (Lambayeque), por ejemplo, acaba de finalizar un proyecto de construcción de napas de 21 kilómetros que se inició en los años 80, que regarán más de 35 mil hectáreas que entrarán en producción.
Apuntar alto
Muy al tanto de todas esas ventajas, fue él quien le puso el acelerador a Coexa para abrirse a nuevos mercados y crecer en producción. Si bien este año exportarán US$ 12 millones, y proyectan crecer a US$ 16 millones hacia 2016, advierte que cruzar el camino para posicionarse tanto al interior de su país como en otros no fue fácil. La historia de su empresa se remonta tres décadas, cuando en 1983 su abuelo adquirió unas tierras en Ica, que tiene un clima privilegiado para la agricultura, sin heladas y una temperatura mínima de 6 °C.
Durante cinco años cultivaron uvas, asociados con una familia de chilenos, hasta que en 1989 siguieron solos. La independencia coincidió con la salida de Bustamante de la universidad, quien traía bajo el brazo “inmensos deseos de crecer e invertir”. El impulso se vio frenado, en 1997, por un agresivo fenómeno del Niño que los obligó a reestructurar la empresa. “Afortunadamente, en los últimos 10 años hemos podido crecer, encontrando muy buenos mercados y buenas producciones”, sostiene.
Ahora poseen cerca de 300 hectáreas donde producen y procesan todo lo que exportan. Lo decidieron así por la seguridad que ello implica al tener que cumplir las exigencias de los mercados internacionales y para conservar una calidad homogénea.
Si bien en algún momento se enfocó en espárragos y uva, posteriormente se fue concentrando en esta última, fruta de la que Perú exporta unos 40 millones de cajas y que crece a una tasa de 40% anual.
“La uva crece muy fuerte y los precios no caen un centavo, sino que aumentan, porque no encontramos mercados saturados. Pero, si China no se hubiese abierto para la uva peruana hubiéramos estado en problemas muy grandes”, explica el ejecutivo.
Hoy, con renovación de parras de por medio, producen US$ 2 millones en uvas, unas 70 mil cajas.
En este proceso, la empresa comenzó a aumentar su superficie de cítricos, con los que vienen creciendo en torno al 10% anual.
“Se volvieron más atractivos e hicimos una inversión grande en una fábrica, ya que quería concretar una canasta para darles a mis clientes no solo un cítrico, y desde abril hasta septiembre”, dice. Así, tienen mandarinas y clementinas tempranas, otras para exportar a comienzos de marzo y fines de abril; además de la clemenules de abril a mayo, y la tango, que es una mandarina que se produce en agosto. También cultivan la lima Tahini, pues tienen un programa con un supermercado inglés para todo el año.
Para 2014 proyecta exportar hasta 100 contenedores de clementinas tempranas, 180 de clemenules, 100 de tango y 50 de toronjas.
También están diversificando mercados. Así, si antes estaban enfocados en Inglaterra, Estados Unidos se ha convertido “en un mercado más natural, de menos tránsito y seguro para nosotros. Solo demoramos 15 días en llegar, en cambio a Europa tardamos 24″. Claro que Perú todavía tiene que aplicar tratamiento para la mosca de la fruta.
En la mira tienen ya a Asia.
“Creemos que el próximo año vamos a empezar a exportar cítricos a Japón. Es un mercado muy atractivo, ojala no nos equivoquemos y entendamos que es un mercado que paga bien, pero que exigen una calidad excelente”, comenta. También barajan opciones en Brasil y Sudáfrica. En el caso de Corea aún falta que se abran a los cítricos, “pero la uva nos ha abierto el camino”.
Plantea que uno de los desafíos importantes para la agricultura peruana es la diversificación de cultivos.
Una de las alternativas que vislumbra al corto plazo son los arándanos, un cultivo que crece a pasos agigantados tanto en Chile como en el mundo. “La ventaja que tenemos es que Perú está partiendo en un momento donde existen muchas variedades, estudios y que ya han sido probadas, entonces no es arriesgarse, es aprovechar una oportunidad”, sostiene.
Aporte de chilenos
En los últimos años, Perú ha cambiado su cara agrícola y se ha convertido en un exportador de frutas,como la uva, y en el último tiempo viene creciendo en forma importante en arándanos, así como en paltas. Detrás de eso está, además de un impulso importante del gobierno y los empresarios locales, la participación de chilenos tanto en inversiones como con el know how, tendencia que, según Bustamante, sigue creciendo.
“Hay muchísimos técnicos y profesionales chilenos en Perú, porque hay mucha gente que sigue saliendo de las universidades de Chile -que no está creciendo al mismo ritmo en agricultura- y van en busca de empleo, con experiencia y know how”, asegura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.