En un contexto de expansión de la
población mundial, crecimiento de la demanda de agroalimentos y la explotación
de nuevas energías, Argentina presenta grandes perspectivas de crecimiento si
modera el nivel inflacionario, rebaja la presión impositiva y genera políticas
de incentivo a los productores.
Rosario, diciembre de 2014. Como parte de la celebración de los 30
años de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA) se
desarrolló una conferencia en la ciudad de Rosario, Santa Fe, con la
disertación del Dr. Jorge Castro y el Lic. Juan Llach. Bajo la propuesta
“Hablemos de futuro”, los especialistas trazaron las perspectivas de Argentina
para los próximos años y el rol que cumplirá el campo en general como motor de
la economía.
La jornada comenzó con la
presentación del Dr. Jorge Castro, presidente del Instituto de Planeamiento
Estratégico y miembro del Consejo Argentino para las Relaciones
Internacionales. Castro hizo un repaso por los hitos que marcaron la vida
política y económica de Argentina durante 2014.
La devaluación del 30% realizada
por el Gobierno en enero y la consecuente escalada inflacionaria, la caída
internacional de los precios de los granos - producto de la cosecha récord en
EEUU-, y la caída del valor del petróleo, a raíz de la nueva condición de EEUU
que abandona su calidad de importador de este insumo, fueron algunos de los
puntos sobresalientes que trató el especialista.
“Argentina ha tenido 8 defaults
en su historia”, señaló Castro, “todos los casos, salvo el actual, estaban
basados en la insolvencia y en la falta de voluntad de pago. Hoy
Argentina no es insolvente y dispone de voluntad de pago. El endeudamiento es extremadamente bajo
(18% del PBI) y su deuda externa en dólares es del 8% del producto, la menor de
América latina. En los dos meses posteriores al default las acciones de las
empresas argentinas que cotizan en Nueva York aumentaron entre 8% y 10%, encabezadas
por las de YPF que crecieron 15%. Esas acciones se han valorizado más de 100% desde octubre de 2013 y, en el
caso de YPF, 130% por Vaca Muerta”.
Según el analista, “la inflación se encuentra en un nivel del 40% anual, con
una tasa de crecimiento de 2% promedio en los últimos 5 meses. Para frenar
la crisis cambiaria de diciembre/enero, además de la devaluación, el BCRA
realizó un ajuste de tasas de 14 puntos en 1 semana y las llevó de 16% a
30% al concluir el primer mes del año. Estas
dos medidas lograron frenar la crisis cambiaria y consolidar al gobierno,
pero provocaron un shock inflacionario y una recesión que sería de -1.6% al concluir 2014”.
En cuanto al desarrollo para los
próximos diez años, Castro señaló que se basará en la “intensificación de la
producción agroalimentaria que permitiría alcanzar una cosecha de granos de
120/130 millones de toneladas en 2020 con incentivos favorables al sector y en
el contexto de una demanda mundial de alimentos extremadamente dinámica,
proveniente de China/ Asia, donde las importaciones de soja pasarán de 70
millones de toneladas este año a 120/ 125 millones en 2023/ 2024, según la
estimación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por su sigla
en inglés)”.
“En este ámbito también se
espera el ingreso en gran escala de inversiones del exterior hacia todos los
eslabones de la cadena de producción agroalimentaria provenientes de las
grandes empresas transnacionales de alimentos (Cargill, Dreyfus, ADM, entre
otras), a las que hay que sumarles la incorporación de capitales chinos de
envergadura, canalizados a través de Nidera
y Noble, y en general de las grandes compañías de importación
de granos de la República Popular China”, señaló Castro.
Otra línea de desarrollo surge a
partir de la explotación de las reservas de shale gas y shale oil
en la Cuenca Neuquina (conformada
por Loma Campana y Vaca Muerta), la primera explotación comercial en
funcionamiento de shale gas en el mundo fuera de EE.UU. “El potencial
petrolero-gasífero de esa región puede
generar ingresos por un total de U$S 1,78 billones en los próximos 20 años,
con inversiones directas del exterior por U$S 368.000 millones en ese período.
Es decir un promedio de U$S 16.000 millones por año, que implicaría hacia
2028/2030 un aporte de U$S 68.800 millones anuales al crecimiento del PBI, según
la empresa consultora internacional Accenture”
El rol de los empresarios
A su turno, Juan Llach, sociólogo
y economista, analizó las oportunidades para el sector agropecuario argentino
en el contexto mundial y qué rol cumplirán los empresarios en la construcción
del futuro argentino.
Llach, que fue Ministro de
Educación de la Nación, señaló que “el
retraso argentino es producto de sus desmesuras: cuando tenemos inflación,
tenemos superinflación, cuando cerramos la economía, fue un recontracierre,
luego una apertura violenta, cuando nos endeudamos, lo hicimos más que nadie.
Esto muestra una gran volatilidad de la Argentina con ciclos frecuentes y
muchas veces violentos”.
En el plano político indicó que “el
tema sindical tiene características peculiares que nos diferencian del resto de
los países. Es un dato de la realidad con el que hay que aprender a convivir
inteligentemente” y destacó que ésta es
la primera generación en la historia argentina que vive 30 años seguidos en
democracia.
Llach señaló que se prevé una incorporación al consumo de
cerca del 70% de la población mundial: 4900 millones de personas, entre no
pobres o de clases medias en países emergentes. “¿Si éste no es el mercado, el
mercado dónde está?”, enfatizó.
“Hay una tremenda
complementariedad entre Asia y América del Sur, allá son mucha gente y pocos
recursos naturales y acá es al revés”, señaló, a la vez que subrayó el costo de
oportunidad de las actuales políticas, es decir, aquello que la Argentina no
produce ni exporta. “Con las actuales políticas y en una estimación
conservadora, Argentina pierde 25000
millones de dólares en producción de complejo oleaginoso, carne, leche,
trigo, maíz, de los cuales 15000 millones de dólares serían de exportación. Un
20% más de exportaciones, con este incremento de divisas no habría cepo
cambiario”.
Las oportunidades para la Argentina se desprenden del tamaño del mercado global
y los clientes potenciales, como China y el resto de los países emergentes. En
este sentido el rol de los empresarios será el de acompañar este proceso y
aprovechar estas condiciones haciendo compatible el desarrollo agropecuario y
el manufacturero, agregando cada vez más
valor. “La agenda es inmensa, pero
tiene un punto crucial: el nudo fiscal y
de los precios relativos”, señaló Llach, “Argentina figura en el podio de
los tres países con más de 20% de inflación. La cuestión fiscal es compleja: el
país tiene un gasto público total cercano al 40% y la presión tributaria es del
37,4%, la misma de los países desarrollados”.
Con vistas al recambio
presidencial, el ex Ministro señaló que “el desafío y la preocupación principal
del próximo gobierno deben ser cómo bajar
la inflación, con medidas que duren, y corregir
las distorsiones del tipo de cambio. Esto va a requerir acuerdos políticos
y sociales donde todos deberán hacer algún sacrificio. Hay que aplicar políticas de competitividad sistémica,
que implican rebaja hasta eliminación de impuestos distorsivos, desgravación
generalizada de las actividades de investigación y desarrollo, mejorar
sustancialmente la infraestructura como comunicaciones, conectividad, costos
logísticos, energía; facilitar el crédito y desarrollar el mercado de capitales,
así como mejorar la estructura arancelaria y el costo de los insumos para el
Mercosur. Las herramientas están en la educación: básica, formación
profesional, técnica tanto secundaria
como terciaria, y el trabajo; como así también en el fortalecimiento de
provincias y municipios para el desarrollo local”.
En materia de impuestos distorsivos, que son aquellos
que impactan directamente sobre el precio, subiendo el costo, entre las tasas
nacionales, provinciales y municipales, suman un 7,7% del PBI, lo que equivale
a 37.000 millones de dólares. “No hay ningún país del mundo esta dosis de
impuestos que son anti competitividad”, destacó Llach.
Con el horizonte del crecimiento
demográfico mundial y el consecuente aumento en la demanda alimentaria, los
productores agropecuarios tienen un potencial crecimiento que deberá ser
acompañado de políticas económicas que incentiven al sector y permitan su plena
expansión.
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