Se achica el tamaño de la mochila (Estado), que debe soportar el sector más competitivo de la economía. El dólar a $8 es 61% mayor al de hace un año. Y 40 % superior al de fecha de siembra de la gruesa. Seguramente los insumos importados tenían inflación en dólares, que se moderará si se sostiene esta paridad. Mejora el margen industrial y caen los costos domésticos. Lo que subirá es la tasa en pesos, pero:¿Cuánto usa la tarjeta el campo?. El pampeano tiene la caja en el silo.
Puede demostrarse que el 38% del producto de la economía Argentina es lo que los economistas llamamos “transable”. Es básicamente el que sostiene con su trabajo y su búsqueda desesperada por la competitividad, al Estado en todas sus formas y presentaciones. El Agro y sus industrias derivadas proveen aproximadamente el 58% de las ventas externas y han soportado durante “la década…”; póngale el nombre que quiera, la formidable expansión del Estado, en sus tres niveles, en la Argentina.
A fines de los “aciagos años 90”, el Estado consolidado (en sus tres niveles) representaba aproximadamente 30% del PBI. Es decir que el 70% de la economía privada debía sostener al 30% de la pública, recuerde esta cifra: 43%. La mayoría de los cálculos de los economistas privados permite inferir que, trece años después, los privados representan el 55%. Con lo cual, el coeficiente de soporte sube a 82% (45/55). Quiere decir que la mochila de piedras que carga el sector privado aumentó al doble su peso.
En otras columnas, consignamos que, comparando Noviembre de 2013, por el mismo mes de 2005, el gasto público, medido en dólares, se triplicó. Las exportaciones, en ese lapso, habían alcanzado un crecimiento del 95%. Dicho de otra manera, la mochila de piedras crece por lo menos un 54% (300/195), medida en expo..
La ayuda viene -como siempre- de los chinos, que comen pollo. Debemos reflexionar. Porque los chinos son el salvoconducto del Kirchnerismo. Mejor dicho, de la fase dañina del Kirchnerismo, que comenzara con la crisis hipotecaria norteamericana de 2007 y su solución (expansión monetaria), que permitiera al Estado Argentino recaudar en la cosecha 2007/2008, una verdadera fortuna, gracias a la combinación de híper-liquidez y necesidades proteicas de la economía del Dragón. Entre 2009 y 2011, hubo viento de sobra, y además …de cola.
Todo eso ya fue. El Gobierno Nacional consideró al campo como a un sistema fiscal, del mismo modo que lo hizo cuando la apropiación de fondos de pensión o la eliminación de la independencia del Banco Central. El “chasco” vino con “la caja” de YPF, que todavía no saben cómo resolver, aunque el camino más corto es FMI, Club de París, CIADI, Bonistas, Repsol, INDEC, país “normal” y así…. ¿Hay trabajo pendiente, muchachos?.
Según el Presupuesto Nacional, hecho con un tipo de cambio de $/U$S 6,33, el PBI del 2014 alcanzaría la cifra de MMU$S 512,5. Pero, hete aquí, que por recientes disposiciones del Banco Central, el dólar cuesta $8. Quiere decir que nuestro ingreso nominal del mes de Noviembre pasado, ha sido licuado drásticamente (33 %). De un producto per cápita de U$S 12.500apenas alcanzaremos los 9.800 (crecimiento del PIB mediante), en 2014.
Este PBI (MMU$S 406) es mucho más real que la mentira, cuyo velo se descorrió la pasada semana. Querían hacernos creer que la economía Argentina podía llegar a funcionar con un dólar de $6,7; una inflación del 3 % mensual y sin deuda pública adicional.
La devaluación licua el producto -en pesos- y reduce, por ende, el producto en dólares. Decir que nuestro ingreso ha sido reducido, y que nos enteramos esta semana, revelaría una ingenuidad insoportable. Perdimos ingresos por la inflación, el atraso cambiario, la dilución del poder de fuego del Banco Central y la mentira del des-endeudamiento. Ahora sabemos, definitivamente, que por un tiempo, seremos más pobres.
El Campo
¿Qué ocurrió en los últimos dos meses?. Va, aproximadamente, una enumeración de hechos:
- Cambió el personal político del Gobierno, sin que esto signifique un cambio en el modelo de decisiones.
- El Ministro de Economía acumuló sillas, cargos y… rutilantes fracasos.
- El Jefe de Gabinete, excesivamente locuaz, quedó colgado del pincel.
- El Banco Central decidió la devaluación del peso del 33% y la intervención -con la ayuda imprescindible de la ANSES- en los mercados del dólar que no es comercial ni turístico, es decir, el dólar bolsa y el contado con liqui. Es difícil saber quién tomó la decisión de devaluar en dos días, lo que los mercados a término, como el ROFEX de Rosario tenían previsto, -un dólar de $8- para Junio (o, como nuestra columna había supuesto, de $8 cuando entrara la gruesa, es decir, el 15 de Abril).
Está claro, que el Banco Central se hartó de perder reservas e hizo, vaya a saber si consultando o no, lo que había que hacer hace seis meses. Pero hubo elecciones y después Navidades. Con eso no se jode.
Hoy tenemos un dólar de $8, una paridad para especular de $9,60 a 10, un mercado del Blue, con todas las cuevas desconcertadas y finalmente una política monetaria que, a estar por los indicadores de la anteúltima semana, conserva una irrenunciable prudencia y sensatez, a la que deberá renunciar, parcialmente, para hacer subir la tasa hasta que “aguante”. Así:
- La base monetaria se contrajo en lo que va del año (al 17/1) 2,8%
- El BCRA financió al Estado en apenas M$541 y, antes de producir la devaluación, la autoridad monetaria procedió a subir la tasa y restar M$2.700 de la liquidez que hay en Enero, por razones estacionales.
- Al dólar de $8, se lo mantendrá con tasa y un “acuerdo” amistoso con los bancos.
- Deberán reducir la base monetaria y subir tarifas públicas, al menos por 10 a 12 semanas
El Agro pampeano es netamente exportador, usa como caja al grano que tiene en la bolsa y si hace falta, se financia aprovechando créditos oficiales, (los del modelo de sustitución de importaciones, a tasa fija en pesos), o empleando la tarjeta al igual que cualquiera de los mortales.
Hay producciones que tienen un mayor componente de insumos importados. Pero no puede decirse que el sector agrícola sea una actividad off-shore. Según el cultivo, hay un porcentaje de insumos, tales como combustibles, fletes, mano de obra, comisiones y costos de cosecha y comercialización; que se encuentran entre los rubros que los economistas llamamos no transables.
Es difícil hacer un promedio simple, para los cultivos en curso de la cosecha gruesa, pero uno podría firmar, sin que le tiemble el pulso, que entre un 30 y 35 % de los costos son no transables, es decir, que no padecen el ajuste automático ante una devaluación. Y, dado que, hace un año, el dólar costaba $4,95, hay un 61% de mejora de tipo de cambio, para esa fracción de, digamos, un tercio de los costos. Quiere decir que hay una mejora por variación de precios relativos de aproximadamente 12%. El resto cambiará sólo si los insumos importados tenían “inflación en dólares”, lo cual es muy probable.
Ya se sabe que, con precios de commodities en baja y el dólar a la fecha de siembra de ¿$5,7?, esta campaña fue quizás la “más pobre”.
Por supuesto, los combustibles han subido mucho más que la inflación, (para ayudar a YPF), pero menos que el dólar. No hay certidumbre sobre los costos en pesos de la mano de obra, los servicios y las comisiones. Pero, con control monetario firme, éstos no deberían subir demasiado, a fin de garantizar el cambio en la competitividad que la economía requiere.
El campo pampeano guardó producto, no para especular sino para estar calzado hasta la futura (e incierta) cosecha, ya que su fábrica no está bajo techo. Las economías regionales que usan más mano de obra, deberían verse más favorecidas por la devaluación.
Si un productor agrícola aprovechó los préstamos en pesos para capitalizarse y cuidó su producto, hoy tiene una mejora evidente, pero no necesariamente segura. Deberá esperar que el clima lo acompañe, para que -a nivel de volumen físico producido- esté por lo menos como el año anterior y que el Banco Central cuide lo suficientemente la cantidad de moneda peso, como para conseguir una mejora sustantiva en su rentabilidad productiva, medida en dólares.
Esto no quiere decir que vivan mejor, ni el productor ni los dependientes de la empresa agrícola. La condición de estabilidad de la economía, para hacerla previsible, es la inevitable suba de la tasa de interés en pesos, que los agricultores sufrirán como cualquier mortal que pise el suelo patrio.
Ahora bien: ¿cuánto hay de deuda a tasa flotante (a tasa variable) en el sector más dinámico de la economía? En nuestra opinión, aunque no hay estadísticas, podemos decir que muy poco. Lo que veremos en los próximos días es a un sector que reaccionará positivamente a una devaluación interanual del 62%, contra una suba de costos locales que de ningún modo superará el 30% y contra un crecimiento de la base monetaria cuyo tope interanual es del 22,6% actual (e irá bajando).
Con seguridad, si el BCRA, sensatamente, quiere preservar el dólar de $8 deberá reducir la Base, de manera muy marcada. Esto al Agro no lo afectará demasiado porque no tiene demasiada deuda como para arriesgar su patrimonio. Si el modelo resultara exitoso, la siembra de 2014 puede darse en condiciones favorables respecto a las del año anterior. Siempre que llueva.
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