La biotecnológica Vaccimed, autora del proyecto, vendió en US$10 millones los derechos de producción y comercialización a la brasileña Vencofarma.
Las promesas son varias. Ideada en Chile por la biotecnológica Vaccimed, la vacuna inmunocastradora de porcinos permitirá a los criadores reducir costos y entregar al mercado carnes magras de mejor calidad. Además, el insumo implicará menor sufrimiento para estos animales, pues ya no será necesaria la castración quirúrgica usada hasta ahora.
Pero no es la única novedad relacionada con esta innovación. La creadora del proyecto vendió al laboratorio brasileño Vencofarma -en una operación que ascendió a US$10 millones- los derechos de producción y comercialización del producto, cuyo potencial es de alcance global dado el crecimiento que ha experimentado la demanda de cerdo. De hecho, el 40% de la carne consumida en el mundo corresponde, precisamente, a la de chancho.
Respecto al porqué se optó por vender los derechos de comercialización a su partner brasileño, Leonardo Sáenz, científico que participó en el proyecto y socio de la chilena Vaccimed, explica que la empresa se ha especializado en el desarrollo de soluciones biotecnológicas veterinarias, por lo que su papel no está en la producción ni distribución. “Nuestro enfoque es desarrollar tecnologías para luego transferirlas a empresas que cuenten con presencia en los mercados de interés para un determinado producto”.
Pero no es la única novedad relacionada con esta innovación. La creadora del proyecto vendió al laboratorio brasileño Vencofarma -en una operación que ascendió a US$10 millones- los derechos de producción y comercialización del producto, cuyo potencial es de alcance global dado el crecimiento que ha experimentado la demanda de cerdo. De hecho, el 40% de la carne consumida en el mundo corresponde, precisamente, a la de chancho.
Respecto al porqué se optó por vender los derechos de comercialización a su partner brasileño, Leonardo Sáenz, científico que participó en el proyecto y socio de la chilena Vaccimed, explica que la empresa se ha especializado en el desarrollo de soluciones biotecnológicas veterinarias, por lo que su papel no está en la producción ni distribución. “Nuestro enfoque es desarrollar tecnologías para luego transferirlas a empresas que cuenten con presencia en los mercados de interés para un determinado producto”.
Además, y considerando que el mercado local es pequeño y que la idea es conseguir una distribución de mayor envergadura, la brasileña Vencofarma aparece como un socio ideal para ese objetivo. Complementa Sáenz, quien además es académico de la Universidad de Chile: “En este caso, la estrategia de transferencia tecnológica consideró masificar en una primera etapa esta tecnología en el mercado local y en Brasil, primer productor de cerdos en América Latina y quinto a nivel mundial, para luego avanzar a otras latitudes”.
Durante 2014 se realizarán los últimos ensayos con la vacuna, antes de registrarla y comercializarla. Así, se espera que este mismo año ya esté disponible en el mercado chileno para, en 2015, distribuirla en Brasil. Posteriormente ingresará a otras plazas, entre las cuales figuran como potenciales, debido a su nivel de producción, China, Estados Unidos, Alemania, España, Canadá, Rusia, Japón, México y Dinamarca.
“Esperamos que, durante el primer y segundo año, el producto tenga una penetración de mercado de 10% en Chile y Brasil, lo que equivale a un millón 900 mil dosis de vacunas al año”, dice Sáenz.
Puerquito valiente. En la película “Babe, el puerquito valiente”, del cineasta Cris Noonan, el cerdito protagonista desea ser un perro pastor. Es decir, es un chanchito efectivamente valiente. Pero la realidad de los animales cuya vida está destinada al matadero está lejos de esa historia. Seguramente, hasta a los porcinos más bravos les duele la castración quirúrgica, digna del paleolítico, a la que son sometidos en la actualidad. A raíz de esto, la vacuna de Vaccimed tiene también el componente de aliviar esos padeceres.
“Se evita el sufrimiento animal, ya que la castración quirúrgica se realiza entre los siete y diez días de edad, sin anestesia y con mínimas medidas de asepsia, lo que causa dolor, estrés, infecciones e incluso mortalidad”, dice Sáenz. Esto, claramente, pasará a la historia.
Otro de los beneficios de este insumo se relaciona con una baja de costos para los criadores. Dicha reducción, por ejemplo, se manifiesta en un descenso de hasta 40 kilos de alimento por animal. “También hay una mejora en la producción de carne, cercana al 4%”, añade el científico.
Ahora bien, ¿por qué son castrados los machos? Porque estos ejemplares, cuando inician la pubertad, producen dos feromonas sexuales que se depositan en la grasa, entregando un mal sabor y olor al momento de cocinar la carne. Pero la nueva vacuna reduce la posibilidad de que el animal produzca estas feromonas. De igual modo, permite criar un cerdo macho que demanda menos alimento y que produce carne con menos grasa.
Esta vacuna -cuya gestación se remonta a 2008, con un proyecto originado en la Universidad de Chile por el propio Sáenz y que recibió financiamiento de Fondef, Conicyt e Innova Chile- tiene también externalidades positivas en lo ambiental. No deja residuos y contribuye a reducir la huella de carbono en los planteles porcinos, pues si un animal come 40 kilos menos de alimento se necesita menos tierra cultivable. Asimismo, produce menos desechos orgánicos.
Ni esteroides ni feromonas. En lo estrictamente técnico, la vacuna consiste en una nueva proteína de fusión. “Es producida de manera recombinante en un microorganismo de laboratorio. La proteína purificada, al ser inyectada en mamíferos, estimula la formación de anticuerpos que, de manera cruzada, se unen y bloquean la acción de la hormona liberadora de gonadotrofinas”, dice Sáenz.
Ese mecanismo de acción bloquea la producción de esteroides y feromonas sexuales en el cerdo macho, evitando que cause el “olor a chancho”, añade el socio de Vaccimed.
Como sea, esta innovación creada en Chile puede ser usada en el futuro para el desarrollo de vacunas de inmunocastración de otros mamíferos. “Se utiliza la misma tecnología base, pero se realizan modificaciones en la formulación”, dice Sáenz. Agrega que, de hecho, en el laboratorio ya están trabajando para llevar al mercado vacunas de inmunocastración para caninos y bovinos. Quizás, pronto haya más novedades.
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