viernes, 31 de enero de 2014

El frigorífico Fidensa realizará obras luego del procesamiento por contaminación


Luego de una inspección del Senasa, el establecimiento se comprometió a realizar tareas de adecuación a la normativa vigente. Una segunda planta deberá presentar un cronograma de acciones para volver a funcionar.
El pasado 15 de enero, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) suspendió las certificaciones sanitarias de dos mataderos frigoríficos con habilitación nacional, situados en el departamento de Cruz Alta, provincia de Tucumán, ya que no cumplían con la normativa vigente. Así lo constataron técnicos del Organismo, que realizaban inspecciones de rutina.
Uno de los establecimientos procedió a la inmediata corrección de algunos de los problemas señalados. Además, presentó un cronograma de obras a efectuarse en el corto y mediano plazo. El Servicio Sanitario aprobó este plan y levantó condicionalmente la suspensión, sujeto al cumplimiento en los tiempos establecidos.

Respecto a la segunda planta, esta no dio respuestas que satisfagan los requerimientos del Senasa, si bien presentó un plan de obras. Aunque la medida de suspensión sigue vigente, técnicos del Servicio Sanitario trabajan en conjunto con los representantes del establecimiento para lograr un proyecto que respete las condiciones para funcionar correctamente.
El 15 de enero se conoció el procesamiento del director de la empresa, Pedro Benejam, por contaminación. La Cámara Federal hizo hincapié que en el caso se encontraba acreditada -con el grado de provisoriedad que habilita esta etapa procesal- “la presunta responsabilidad de Pedro Benito Benejam, en el carácter de Director Titular del Frigorífico Industrial del Norte (FIDENSA), por la eliminación de los efluentes de dicho establecimiento, los cuales desembocan al cauce del Río Salí, provocando con esta conducta la contaminación de un modo peligroso para la salud, del agua, la atmósfera o el ambiente en general”.
Indicaron además que los informes de la UNT daban prueba suficiente de esa contaminación y que, además, Benejam “tenía conocimiento de que mediante la eliminación de los efluentes que desembocan en el río Salí estaban infringiendo los requerimientos ambientales determinados mediante normativa específica”.

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