La Casa Rosada los trató de “avaros” por no liquidar. Porqué los productores no venden. El efecto “silobolsa”.
La estrategia del presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, de colocar el valor del dólar a 8 pesos para impulsar a los productores a liquidar la cosecha de soja ya está mostrando claras señales de fracaso a una semana del salto devaluatorio.
Los datos son contundentes: Según estadísticas privadas a las que accedió La Política Online, durante la presente semana (del 27 al 31 de enero) se negociaron menos de 60.000 toneladas de soja en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba).
En tanto, en enero se operaron alrededor de 400.000 toneladas en dicho mercado, mientras que en el mismo mes de 2013 se negociaron más de 544.000 toneladas, al tiempo que en los primeros 31 días de 2012 se comercializaron 829.2000 toneladas.
Pero, ¿a qué se debe semejante baja en las ventas de soja respecto a años anteriores? Para el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Ricardo Marra, es producto “de la incertidumbre cambiaria y la baja tasa de interés”.
“Hay una fuerte parálisis en el mercado porque se están haciendo mucho menos ventas foward (o futuras) que en años anteriores”, sostuvo Marra a LPO, para luego agregar que “no hay tanta soja guardada como (el Gobierno) cree”.
En este sentido, para el titular de Kimei Cereales, Javier Buján, el stock remanente de la campaña 2012/13 es de alrededor de 5 millones de toneladas, a las que habría que sumarle 2 millones más correspondientes a la acumulación de ciclos anteriores.
“Todo esto está en manos de los productores; actualmente la demanda exportadora e industrial está ofreciendo muy buenos precios en torno a los 330 dólares teniendo en cuenta que los valores y perspectivas a futuro no son tan favorables”, explicó Buján a LPO.
Así las cosas, en el mercado estiman que, al cortarse el financiamiento en 2014, el remanente de soja será utilizado por los productores como capital para comprar los insumos necesarios para sembrar la campaña fina y gruesa de 2014/15.
El tema es que los tiempos del mercado no son los que el Gobierno necesita para frenar el drenaje de reservas que registra el Banco Central, que en enero perdió más de u$s 2.300 millones y ya se ubican en torno a los u$s 28.000 millones.
En otras palabras, a esta altura el kirchnerismo ya no puede esperar a abril/mayo a que ingrese el grueso de los fondos provenientes de la liquidación de divisas del sector agroexportador de la actual campaña 2013/14 prevista en 52 millones de toneladas.
Guerra de acusaciones
En este contexto, funcionarios del Gobierno nacional salieron este viernes a atacar a los productores, revelando la desesperación que existe para que liquiden cuanto antes el stock acumulado y así entren dólares al Banco Central.
El problema es que, en lugar de generar un marco de confianza, el kirchnerismo repite la estrategia de atemorizar a los productores que aún conservan parte de la cosecha pasada que se ubicó en torno a las 48,5 millones de toneladas.
El primero en hablar fue Luis D’ Elía. En la red social Twitter propuso incautar la soja almacenada en los silobolsas y nacionalizar el comercio de granos que hoy es controlado por las grandes agroexportadoras nucleadas en Ciara-CEC (que en enero liquidaron poco más de u$s 1000 millones).
Luego fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el encargado de acusar a los “grandes productores” de no efectuar liquidaciones de “divisas” en el mercado local por “avaricia y carácter especulativo”.
También el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, decidió meterse de lleno en la pelea con el campo. En una entrevista con Página/12 aseguró que hay 8 millones de toneladas de granos sin liquidar y que están en juego unos u$s 3500 millones.
“La especulación nunca estará ligada a los hombres solidarios con los intereses del pueblo”, señaló Casamiquela en un mensaje al presidente de la Sociedad Rural (SRA), Luis Miguel Etchevehere, quien afirmó que convenía más especular que invertir.
La respuesta por parte del campo no tardó en llegar. En declaraciones a LPO, el titular de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi, fue terminante: “Los funcionarios militantes del relato mienten todo el tiempo y también con el tema de la soja que según ellos tenemos los productores”, disparó.
“Los pequeños y medianos productores no tenemos un kilo de soja desde hace seis meses; que dejen de buscar responsables de la crisis donde están metiendo a todo el país”, señaló Buzzi y agregó: “se tienen que hacer cargo de la mala gestión económica que vienen llevando adelante”.
En tanto que el vicepresidente de CRA, Pedro Apaolaza, fue contundente: “El productor va a comercializar cuando considere oportuno y va hacer lo que quiere porque todavía estamos en un país libre”, apuntó.
En la misma línea, el dirigente agropecuario bonaerense, Jorge Srodek, disparó: “Capitanich debería buscar lo amarrocado por los empresarios amigos del kirchnerismo y dejar a los productores en paz”.
El Efecto Silobolsa
Como sea, hay un aspecto que el Gobierno pareciera no tener muy en cuenta o que, al menos, no sabe o no puede combatir. Sucede que en los últimos años el mercado agrícola argentino se vio revolucionado por el uso de silobolsas.
Se trata, ni más ni menos, de inmensos bolsones puestos en el campo para almacenar granos. Esta tecnología, de origen argentino, cambió el ámbito de la comercialización al generar una redistribución de fuerzas fenomenal entre la oferta y la demanda.
Así, y más aún en el actual escenario político y económico viciado por la incertidumbre, la soja dejó de ser considerada como un negocio por los productores para pasar a ser operada como una moneda de cambio.
Es decir, pase lo que pase con la coyuntura local e internacional, la soja siempre seguirá manteniendo su valor relativo. En cambio, no puede decirse lo mismo del trigo o el maíz (que han dejado de ser un commoditie para transformarse en un bien social).
Los productores a un costo bajísimo acumulan en su propio campo su cosecha de soja en estos enormes bolsones y sin mayores inconvenientes logísticos aguardan el mejor momento para vender. La soja puede permanecer años en los silobolsa sin perder su calidad. “Es la caja fuerte más barata del mundo”, graficó a LPO un operador del mercado.
Y precisamente el errático discurso del Gobierno respecto a la devaluación y la feroz caída de reservas, está creando la convicción en los productores que el dólar a 8 pesos es el primer escalón de una devaluación mayor, de ahí que lejos de verse seducidos por la medida, ahora esperan por si la Casa Rosada o el mercado vuelve a pegarle otro golpe al peso.
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