Los agricultores franceses quieren que se ponga fin a la negociación entre la Unión Europa y el Mercosur, porque temen que un acuerdo supondría la llegada masiva de importaciones, sobre todo de carne de vacuno.
Esta oposición a un acuerdo de libre se hizo patente con la convocatoria de protestas en toda Francia el pasado miércoles, en las que participaron miles de personas, y con la recepción con silbidos al presidente francés, Emmanuel Macron, en la inauguración del Salón de la Agricultura de París.
El secretario general adjunto de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), Patrick Bénézit, explicó que las movilizaciones pretenden que “se abandone cuanto antes esta negociación”.
Para Bénézit, las obligaciones a las que están sometidos los agricultores europeos en términos sanitarios, medioambientales o sociales entran “en contradicción” con la ausencia de reglas en el Mercosur.
La mayoritaria FNSEA insiste en que los productos que llegan de Sudamérica “se fabrican en condiciones que serían ilegales en Francia” y por eso su llegada a Europa sin aranceles daría lugar a una situación de competencia desleal.
Según la presidenta de la federación agraria, Christiane Lambert, podrían desaparecer entre 21.000 y 25.000 explotaciones agrícolas en Francia.
La desconfianza hacia la negociación queda ilustrada con las filtraciones de que los europeos habrían aceptado aumentar la cuota de carne que podría entrar sin aranceles hasta las 99.000 toneladas, en vez de las 70.000 que se contemplaban.
El jefe del Estado aseguró que Francia no cederá en sus “líneas rojas”, lo que significa que no se permitirá la entrada de productos sudamericanos libres de aranceles a menos que estén sometidos a los mismos estándares sanitarios de la normativa europea.
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