La demanda de carne de cordero y ovino en EE.UU. depende cada vez más de las exportaciones de esta carne que realiza Australia, según los datos del MLA. Si a esto se suma la escasez de producción registrada en Nueva Zelanda, con motivo de las próximas fiestas de Pascua se aproxima una buena temporada para los industriales australianos.
Durante los últimos 20 años el censo de ganado ovino de EE.UU. se ha reducido en un 32%, cifrándose en 3,2 millones de cabezas. La caída se debe a la falta de demanda de este tipo de carne entre los consumidores.
Por otro lado, el cordero australiano supone el 77% de las importaciones que EE.UU. realiza de este tipo de carne y el resto proviene de Nueva Zelanda. Según el MLA desde el pasado 9 de febrero las importaciones australianas aumentaron un 9,5%, mientras que las importaciones procedentes de Nueva Zelanda disminuyeron un 25%.
La carne de cordero importada supone casi el 60% del total que se consume en EE.UU. debido fundamentalmente a una mayor disponibilidad, mejor precio y a una preferencia del consumidor por el producto importado.
Mientras que en Nueva Zelanda el nivel de sacrificios en el último trimestre de 2017 muestra una falta de ganado ovino con destino a matadero, en el caso de Australia los niveles se mantienen por lo que podría aprovechar la demanda de este tipo de carne que se hará en EE.UU. con motivo de las fiestas de Semana Santa.
Pese a esto, la carne de cordero sigue siendo desconocida para prácticamente el 40% de los consumidores estadounidenses. Factores como el sabor y un desconocimiento sobre cómo prepararlo son los principales motivos para no comprar esta carne. Sin embargo, entre los consumidores más jóvenes, los denominados millenials, se incrementa la demanda pero sobre todo proveniente de productos nuevos a base de carne de cordero: hamburguesas, albóndigas y kebabs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.