La Cámara de Pequeños Productores del Oriente Cappo dice que 4.000 hectáreas del municipio de Cuatro Cañadas utilizan OGM. El Gobierno no responde.
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En la zona este del departamento de Santa Cruz una nueva semilla se hace cada vez más popular entre los productores de maíz. Sus propiedades son casi mágicas: resiste la sequía y plagas, eso le dicen estos agricultores a Isidoro Barrientos, presidente de la Cámara de Pequeños Productores del Oriente (Cappo).
Pero no se trata de ninguna semilla milagrosa ni nada parecido si no de un Organismo Genéticamente Modificado (OGM), o material transgénico, que según Barrientos, ingenuamente fue adquirido por miembros de su organización en un acto de de-sesperación para incrementar la producción de este grano.
En el actual Gobierno hablar del uso de este material era casi un tabú, debido a que la política económica y productiva siempre ha sido la de rescatar los sistemas de cultivos ancestrales.
Pero para Barrientos es hora de tocar la realidad y legalizar el uso del material para evitar que sus asociados adquieran material transgénico de baja calidad.
“Este es el camino, hay que discutir la parte técnica, si no no hay plata que aguante y tenemos que ser competitivos”, señaló.
El productor explicó que los miembros de su sector que trabajan en el municipio de Cuatro Cañadas, por la campaña de invierno sembraron 8.000 hectáreas de maíz.
“Como representante de los pequeños productores yo diría que entre un 50 y 55% de lo que sembraron nuestros compañeros es maíz transgénico”, detalló.
Para Mauricio Acosta, presidente de la Asociación de Productores de Semillas (Asosemillas), el dato lanzado por el titular de Cappo es alarmante porque la internación de este material “pone en riesgo el estatus productivo” de Bolivia.
“A título de nueva tecnología pueden estar adquiriendo cualquier agente patógeno”, añadió.
Cuestionó que el Estado ha importado 120.000 ha de maíz de Argentina, en donde la producción es 100% transgénica.
Se debe legalizar su uso
Freddy Suárez, presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), explicó que el uso de material genéticamente modificado es uno los puntos más álgidos que el sector debate en mesas de trabajo que realiza con el Gobierno con el fin de incrementar la producción agrícola.
Lamentó el uso ilegal de este producto y espera que el Gobierno elabore un decreto para que se pueda normar su uso.
Freddy García, presidente de la Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (Promasor), aseguró que entre sus afiliados no hay registro del uso de este material.
Pero admitió que dentro del gremio es ‘vox populi’ que algunos usan la semilla transgénica.
Empero dijo que por el escaso control es posible que los productores usen material de muy baja calidad y degradado.
Por otro lado, otros miembros del sector , que pidieron el anonimato, indicaron que en la zona de Camiri ya se usa, incluso algunos agricultores con la producción obtenida de este material han ofertado semillas.
El Gobierno no responde
Se buscó la versión del ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, pero su equipo de comunicación dijo que estaba en Oruro atendiendo labores de su cargo. “Llámenos más tarde”, indicaron, pero no contestaron.
Luego se llamó al Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) en donde indicaron que desde comienzos de año decomisaron 150 toneladas de semillas y granos de contrabando.
Pero sobre el control de semillas transgénicas afirmaron que no tienen ninguna tuición.
También se buscó a la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (Dgbap) sin resultados positivos.
Mientras tanto, “la nueva semilla de maíz utilizada por los productores de Cuatro Cañadas se seguirá sembrando para tener más rendimiento”, advierte
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