Vincenzo Scuruchi es un artista autodidacta que hace esculturas increíbles utilizando la técnica del tallado de fruta. Comenta que le encanta esculpir y tallar frutas y verduras, le gusta todo lo que es creativo, disfruta infundiendo pasión por la escultura y la talla de fruta, no importa si es mármol, madera o vegetal, porque una escultura es una escultura, independientemente del material.
Scuruchi logra dar una nueva vida a las verduras: el jengibre se convierte en una flor encantadora, un calabacín en la cara de Daredevil, una sandía en una cabeza de serpiente y una calabaza en Frankenstein.
En sólo unos pocos años, Scuruchi ha logrado perfeccionar su técnica. Su popularidad ha aumentado en todo el mundo gracias a las redes sociales.
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