21 instituciones de la sociedad civil reunidas en la Plataforma Nacional de la Reconstrucción de la Agricultura Familiar Sostenible, hicieron escuchar sus observaciones al plan y reclamaron por la falta de planificación integral y no escuchar a los pequeños productores del interior.
Un camino áspero es el que tiene transitar el Gobierno en su afán de dar soluciones a los grandes problemas productivos y de infraestructura que se suscitaron a partir del Fenómeno del Niño Costero a principios de este año. De hecho, el malestar es importante entre diversas organizaciones representativas de pequeños productores.
Así lo hicieron saber 21 instituciones de la sociedad civil organizadas en la Plataforma Nacional de la Reconstrucción de la Agricultura Familiar Sostenible, instancia que organizó el foro público “Acuerdos de Gobernabilidad para la Reconstrucción del Agro Peruano”. Según señalaron, del total de los 25 mil 655 millones de soles que el Plan Integral de Reconstrucción con Cambios (PIRCC) que invertirá el Ejecutivo a lo largo de cuatro años, el 77% se destina para infraestructura (19 mil 755 millones), el 21% para trabajos de prevención y apenas el 2% para fortalecer capacidades de las entidades públicas. De acuerdo a los organizadores, no se hizo caso a las propuestas de los gobiernos regionales y locales, lo que desató protestas en distritos como Laredo (La Libertad) y San Mateo de Otao (Lima).
Al respecto, Fernando Eguren, presidente del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES), sostuvo que dudaba de que el Gobierno hubiera tenido algún aprendizaje a raíz de la experiencia de El Niño Costero, lo cual quedaría en evidencia en su mal enfoque del PIRCC. “Acabo de leer las últimas declaraciones del ministro de Agricultura y se centra en la reconstrucción de canales, cosa que es importante, pero es una visión bastante limitada de lo que significa reconstrucción y resiliencia. Hay muchos vacíos en el plan, uno es que no está engarzado con ninguna concepción de desarrollo, es decir, que aproveche la reconstrucción para encausar las zonas afectadas –que ya antes del evento climático eran pobres- en el camino al desarrollo”, sostuvo.
Agregó que no se ha escuchado a los principales afectados por la contingencia, lo que tendría que ser fundamental para tener idea clara de cómo afrontar estos hechos. Así, Eguren considera que el plan se concentra exclusivamente en “fierro y cemento” y en continuar una política macro de fomento de la gran agroexportación, lo que deja fuera de juego a los pequeños productores.
En esa línea, durante el foro se puso en relieve que la pequeña agricultura y la agricultura familiar, no obstante ser el principal soporte del abastecimiento alimentario nacional, están postergadas por las políticas del Estado. Esto se reflejaría, apuntaron en que cada año se le asigna una porción más pequeña del presupuesto nacional. Así, en el 2017 accede solo a 2.1% del presupuesto público total (S/ 2,954 millones), cuando en el 2013 participaba del 2.9% (S/ 3,090 millones). “Es decir, mientras en ese periodo el presupuesto público total aumenta en 31% (pasando de 108,419 millones a 142,417 millones), el presupuesto para la pequeña agricultura disminuye en 4.4%”, observaron.
Falta ordenar el sector
En ese sentido, Filemón Mechato, presidente de la Asociación de Productores Ecológicos (ANPE Perú), reclamó por la falta de trabajo en temas fundamentales como el ordenamiento territorial, infraestructura y promoción, lo que conlleva a que los cultivos y viviendas se instalen en cualquier lugar sin ningún criterio.
“El Plan de Reconstrucción con Cambios no tiene una visión real, no hay una estrategia responsable porque no hay participación de la sociedad civil, los productores. Es simplemente una propuesta de reconstrucción desde las oficinas de Lima y no se ha tomado en cuenta la realidad de las regiones afectadas”, dijo.
Desde su óptica, esto responde al interés a favorecer a grandes empresas con los presupuestos de construcción, de donde surgirán obras que difícilmente soporten las próximas eventualidades del clima. Puso como ejemplo de lo mal que se está gestionando el proceso que en el distrito de La Matanza en el Alto Piura, una empresa fue contratada para limpiar drenes, para lo cual ofreció un pago de 50 soles por jornada a los trabajadores. Luego, se quiso pagar solo 35 soles y finalmente ya no quiso pagar más.
El gremialista pidió al ministro de Agricultura que cumpla con su compromiso de apoyar a la pequeña agricultura ecológica y orgánica pues no solo garantiza la provisión de alimentos sino que ayuda a combatir el calentamiento global. Destacó que este sector aglutina a 36 mil productores en 20 regiones.
Zeballos: No hay política agraria
Por su parte, el congresista Horacio Zeballos (Frente Amplio), miembro de la Comisión Agraria del Parlamento, hizo un llamado a diversificar la economía nacional a partir del aprovechamiento de la gran variedad de ecosistemas con que cuenta el país y sus ingentes recursos hídricos mal distribuidos.
“Tenemos la segunda ciudad más grande del mundo en un desierto como Lima. Todo el agua está en la Amazonía, la cuarta parte del agua amazónica es peruana y es la que aporta con el 20% de la humedad ambiental; su pérdida significaría la desaparición del 5 al 7% del agua atmosférica mundial”, reseñó.
Asimismo, llamó la atención a las autoridades, que, en su opinión, tardaron en entender qué clase de fenómeno era el Niño Costero, cuando se trata de un evento climático que científicamente estaría identificado desde 1994 en las costas de Perú y Chile. Acusó así la falta de interpretación de las variables climáticas y la capacidad de adelantarse a los problemas. “No podemos seguir diciendo que se trata de una cosa rarísima que sucede cada 25 años, es algo que sucede en periodos cada vez más cortos”, sentenció.
“Me queda claro que no tenemos política agraria”, dijo al referir el panorama y recordar eventos recurrentes que no encuentran solución hasta hoy como las heladas, en lo que la responsabilidad primera es de los alcaldes locales.
Asimismo, lamentó la falta de investigación en el sector con pocos especialistas en el INIA, lo que ha llevado a que todos los logros en las irrigaciones sean producto del ensayo y error de los propios agricultores, con una gran pérdida económica asociada.
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