“En el Senasa se viene trabajando en aplicar la nueva ley que crea el Sistema Nacional de Control Sanitario en Protección Animal, Protección Vegetal e Inocuidad de los Alimentos con la participación de los productores, en procura de controlar a las plagas y enfermedades que afectan a la producción agropecuaria nacional, lo que cambia totalmente el paradigma de trabajo que se venía haciendo desde la institución”, comentó Guillermo Rossi, vicepresidente del Senasa, al disertar en el marco del Congreso CRA que se realizó la semana pasada en Tucumán.
Que todos los que actúan en la cadena de producción hasta la exportación del producto estén dentro de un sistema nacional de control sanitario, permitirá hacer más eficiente todos los procesos de control, en el área ‘roja”, “ verde’ e inocuidad, ya que es el propio sector el que vigilará que toda la normativa se cumpla con la supervisión del Senasa en todo sentido.
Desde la institución “venimos trabajando para saber qué cosas son arancelables y qué cosas son delegables para poder armar este sistema de control”, señaló.
El control de fronteras y el control de pasajeros es algo indelegable y le compete al Estado Nacional; algo arancelable e indelegable es el control de las exportaciones y el control del status fitosanitario, ya que nos exigen los países de destino. Hay acciones sin aranceles y delegables como las acciones propias de los productores de controlar plagas y enfermedades dentro de su propiedad, a dar alarma sobre algún problema y, finalmente, tenemos los casos delegables y arancelables que es el caso de los entes fitosanitarios como el caso del HLB, arándano, y programas con otras plagas, que permiten la participación permanente del productor a través de sus cámaras.
En el caso de la aftosa, el sector comprendió muchas cosas, al estar involucrado, pudiendo llevar acciones en conjunto y bajo la supervisión del organismo, para hacer más eficientes los controles sanitarios.
Todos juntos
En el caso del HLB la idea es llevar adelante metodologías de control conjunta con los productores a través de Afinoa (Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino), hoy ente ya registrado, y que se pueda administrar un programa según las necesidades del sector.
Es el caso del funcionamiento de las barreras de control fitosanitario existentes, que a través del Fondo para Planes Sanitarios provenientes de las retenciones a las exportaciones de grano, se destinarán recursos económicos de aproximadamente $ 100 millones. Esto servirá para cubrir las necesidades de modernización de los “sistemas de controles fijos y móviles de la región NOA”, estratégicamente ubicados, con una comunicación permanente y coordinada, para mejorar la eficiencia de los controles contra el HLB, además de mejorar los sistemas de control humanos y tecnológicos.
El sistema de “patrullas móviles” funciona bien en diversas partes del mundo y el ejemplo más cercanos es el que actualmente funciona acá en Tucumán, dentro del convenio Asociación Tucumana del Citrus (ATC) y Gobierno de Tucumán lanzado en julio pasado.
Es un sistema más eficiente y económico, que se puede acoplar perfectamente bien con los controles fijos actualmente en funcionamiento, pero que deben ser más eficiente en sus sistemas con las mejoras que se proponen desde el Ministerio de Agroindustria, dentro del plan de trabajo que se lleva delante de manera conjunta con los empresarios y los gobiernos provinciales y que se financiará con los fondos mencionados.
Los entes sanitarios dan muy buenos resultados cuando todas las patas de la mesa cumplen su función, con las patas del Estado nacional, provincial, municipal y comunal coordinando y poniendo al alcance ciertos recursos humanos y económicos y diversas acciones acompañados por la acción directa y coordinada del sector productivo y bajo la supervisión y coordinación de tareas del Senasa.
Todo esto se viene realizando en los controles de langostas que actualmente se dan en 10 provincias argentinas.
Los productores
“Las acciones directas de productores, asociaciones, sociedades rurales y otros estamentos sirven de muchísima ayuda, y a las pruebas me remito como las langostas y el picudo del algodonero”, destacó Rossi en su disertación.
Es necesario destacar tres acciones necesarias para que este sistema funcione adecuadamente:
a) El trabajo coordinado, donde el Senasa es el responsable directo de coordinar las acciones y los responsables primarios de este sistema de control. Debemos coordinar a todas las provincias y a todos los actores que participan. Todo esto ayuda a bajar costos y a hacer más eficiente los controles.
b) La comunicación fluida es fundamental para lograr estos objetivos. Por suerte, esto se viene dando con algunas dificultades que son soluciones, pero todos entienden que en lo que se viene haciendo es la langosta, que el insecto es el enemigo.
c) La otra pata es el consenso entre todos los integrantes del sistema de control, buscando tener un plan de trabajo en la que participen todos los integrantes.
La aplicación de este sistema, además, debe servir para poder darle a las plagas un golpe fuerte, para descomprimir la situación y que nos dé el tiempo necesario para trabajar a futuro con holgura, tratando de encontrar las soluciones de manera mancomunada.
“En lo que respeta a la langosta tuvimos un apoyo grande de la Cancillería, para poder trabajar con los otros países de la región afectados por la langosta, a través de una herramienta como el FOAR (Foro Argentino de Cooperación) para afrontar este problema internacional”. Participan de este evento y del comité de crisis de langostas, técnicos de todas las provincias afectadas por la langosta y por técnicos de Bolivia y Paraguay, para evaluar y analizar las diversas acciones que nos permitan controlar esta plaga. Este es un poco el panorama de lo que estamos trabajando y de la línea que estamos trazando dentro del Senasa.-
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